El viejo emisario de Talamanca ha cumplido 31 años pero hace más de diez que ya dijo basta. Durante la última década, se ha roto en numerosas ocasiones, lo que ha provocado el cierre de la playa y no solo importantes pérdidas económicas para los establecimientos de la zona sino también una imagen negativa para toda la isla de Eivissa.

Las primeras quejas relacionadas con el mal estado de esta infraestructura se empezaron a escuchar en el año 2001. Pero hubo que esperar seis años más para que se redactara el proyecto de la nueva depuradora que no incluía la construcción de un nuevo emisario porque, según un informe, todavía podía aguantar unos años más.

Primeros vertidos

El citado informe se choca con la realidad a partir de 2012 cuando detectan una mancha causada por la fisura del emisario. Era solo el principio de la interminable lista de problemas que se sucederían a partir de ese momento. El verano después, el ancla de un barco fondeado en Talamanca acaba por romper la tubería, que vierte agua turbia al mar durante una semana en pleno mes de julio.

Los problemas crecen en la bahía con la misma intensidad que lo hace la indignación de los vecinos, quienes acusan al Govern de José Ramón Bauzà de no dar respuesta a sus problemas. El entonces conseller balear de Medi Ambient, Biel Company, no ofrece ninguna alternativa concreta y, aunque dice que no se contempla ninguna partida para la nueva depuradora de Vila, asegura que el ejecutivo autonómico tiene el compromiso del ministro Miguel Arias Cañete para sacar a concurso la obra en 2013. Sin embargo, la financiación de Madrid no acaba de llegar nunca y el Govern solo se compromete a señalizar el emisario para evitar que los barcos lo rompan al tirar sus anclas.

Las crecientes críticas hacia el ejecutivo balear sobre esta cuestión provocan que, en 2014, el Govern ya inste formalmente a la administración central a incluir en su presupuesto una partida para acabar con los problemas de conducción de aguas residuales. Negocian además que el proyecto de construcción de la futura depuradora incluya también la prolongación del emisario.

En septiembre de ese mismo año, una nueva rotura obliga a izar la bandera roja y a prohibir el baño en la playa tras la aparición de una mancha a unos 400 metros de distancia de la orilla.

Piden solución urgente

Es entonces cuando el Ayuntamiento de Eivissa empieza a dar pasos más firmes, consciente de la gravedad del problema, y la entonces alcaldesa Virginia Marí solicita a la conselleria de Medi Ambient de su mismo partido la reparación «urgente e inmediata» del emisario. El Consistorio va más allá y se muestra dispuesto a asumir el coste de las obras para solucionar el problema antes de la siguiente temporada.

El Govern solo tarda un mes en dar su respuesta que cae como un jarro de agua fría entre vecinos e instituciones de la isla: Talamanca no tendría un nuevo emisario. La única solución que ofrecen es la vigilancia de los fondeos en la bahía y un balizamiento de la tubería que realizaría finalmente el Ayuntamiento de Vila. El argumento que utilizan para justificar esta actuación es que el 90 por ciento de las averías del emisario están motivadas por las anclas de los barcos fondeados en Talamanca.

El cambio de signo político en todas las instituciones se produce en 2015, el año más negro de la bahía de Talamanca. Las roturas de la conducción son continuas durante el verano y la bandera roja ondea durante once días, con las consiguientes pérdidas en los negocios turísticos de la zona.

Los vecinos, hartos de esperar que se cumplan promesas que nunca llegan, dicen que ya no pueden más y en octubre presentan ante la Fiscalía una demanda contra todas las administraciones implicadas por delito medioambiental y daños y perjuicios por lo que los negocios dejan de ingresar, que se cifra en unos 130.000 euros por cada día que la playa permanece cerrada al baño.

La solución al problema llega en 2016. El Govern de la socialista Francina Armengol anuncia que declarará de emergencia las obras para sustituir el emisario. Una declaración que, tras varios meses de espera por complicados trámites burocráticos, llega el pasado 17 de junio y, con ella, la obligación de que las obras empiecen en un plazo de treinta días y acaben antes del inicio de la temporada turística de 2017.

Se dan por acabados así interminables años de trámites a lo largo de dos legislaturas, de populares y socialistas, durante las cuales los avances sobre esta cuestión fueron mínimos mientras el estado del obsoleto emisario se deterioraba cada vez más.

L A N O T A

Un emisario submarino con mayor capacidad

El nuevo emisario ya no desembocará en la bahía de Talamanca sino que lo hará en es Botafoc, por lo que su impacto en la bahía desaparecerá.

La nueva tubería tendrá una longitud de 2.026,22 metros, con un tramo terrestre de 1.069, 05 metros que empezará en la avenida Vuit d’Agost y acabará en s’Illa Grossa. A partir de aquí, comenzará un tramo marítimo de unos 850 metros, mientras que el vertido se llevará a una cota de 40,3 metros de profundidad. El diámetro de la nueva tubería será de 800 mm, estará hecho polietileno y tendrá una capacidad de 4.00 metros cúbicos a la hora.

Los episodios más destacados

BANDERA ROJA

Los vertidos del emisario provocan el cierre de la playa

La playa de Talamanca se ha cerrado al baño en múltiples ocasiones por los vertidos del viejo emisario. En el año 2013, el ancla de un barco rompió la tubería. Durante una semana en pleno julio, el emisario estuvo vertiendo agua turbia en la zona. Desde ese momento, las roturas han sido constantes cada verano. El pasado año, la bandera roja ondeó 11 veces.

BLOQUEO POLÍTICO

El Govern no da una respuesta clara para resolver el problema

El entonces conseller balear de Medi Ambient, Biel Company, se reunió en varias ocasiones con las instituciones de la isla la legislatura pasada pero sin dar una respuesta clara al problema. Los vecinos mostraron su indignación por la falta de compromiso del Govern para arreglar la conducción. Los intentos de Vila y el Consell por conseguirlo son vanos.

PARCHES PROVISIONALES

Vigilancia de los fondeos y balizas para señalizar la zona

En 2014, el Govern aseguró que no tenía presupuesto para construir una nueva infraestructura y culpó de ello al Ministerio de Medio Ambiente. A cambio, propuso como solución vigilar los fondeos en la bahía de Talamanca e instalar balizas para señalizar el emisario con el objetivo de evitar que la tubería se rompiera a causa de las anclas de las embarcaciones.

INDIGNACIÓN VECINAL

Los vecinos presentan una denuncia ante la Fiscalía

La indignación de los vecinos llega a su fin en octubre de 2015 tras el peor verano en la bahía por culpa de los constantes vertidos. La asociación vecinal presenta ante la Fiscalía una demanda por un posible delito medioambiental contra las administraciones implicadas. Denuncian las pérdidas económicas en hoteles y restaurantes por el cierre de la playa