La zona de llegadas de la terminal es un punto caliente donde actúan con cierta impunidad los piratas del taxi. Foto: DANIEL ESPINOSA

Los taxistas pirata que operan en el aeropuerto, ya sea en solitario o como miembros de bandas organizadas, siguen campando a sus anchas según denuncian taxistas, conductores de autobús y otros trabajadores del sector del transporte de la terminal.

A pesar del plan de choque impulsado por el Govern, para el que se desplazaron a la isla hasta el pasado mes de junio una docena de inspectores de Transporte y Trabajo, y de la presencia permanente, desde primeros de julio, de agentes de la Policía Local de Sant Josep, la existencia de piratas no se mitiga, sobre todo en las horas con mayor concentración de turistas llegados a es Codolar.

Una de las jóvenes contratadas por la patronal del taxi para organizar la parada del aeropuerto admite que los piratas «se siguen llevando a ‘todo quisqui’». Esta estudiante ibicenca se encuentra en una posición privilegiada desde donde ve actuar a los intrusos, pero también a los agentes de policía. Asegura que las horas de mayor actividad son las 11 de la mañana y las 23 horas, «franjas bastante fuertes, con muchas llegadas».

La joven confiesa que la presencia de la policía «se nota poco» y que cuando los primeros efectivos policiales comenzaron a patrullar «no conocían a los piratas y les pasaban por delante sin que se dieran cuenta». Después «reaccionaron», apunta la trabajadora estacional; incluso «pusieron a un par [de agentes] de paisano». «Cogieron a tres [infractores], pero entonces el resto comenzó a salir con los turistas por la otra puerta», apunta esbozando una sonrisa pícara.

En su opinión, la manera más eficaz de coger ‘in fraganti’ a los taxistas pirata es que hubiera policías de paisano que «se hicieran pasar por turistas, con maletas, como si llegaran de un vuelo», ya que estos infractores suelen ofrecer sus servicios junto a la cafetería próxima a la puerta de salidas, dentro de la propia terminal.

En conclusión, la joven considera que «la ley no pone mucha fuerza en atrapar a los piratas», muchos de los cuales, insiste, pertenecen a bandas organizadas y van equipados «con pinganillo» para alertar a otros de la presencia policial.

Un taxista del municipio de Sant Josep consultado en el propio aeropuerto reconoce que no todos los días ve a la patrulla de la policía local en los accesos. «Pero más que nada lo que hacen es poner multas a los que aparcan», sostiene, mientras reconoce que «sigue habiendo piratas», incluso por el día, y cuando se sienten observados «disimulan, se meten dentro de la terminal y se hacen pasar por turistas».

Camuflados

Esta misma opinión es compartida por conductores de empresas turísticas de transporte. «Piratas hay todos los días un montón. Se las ingenian para camuflarse, se compran un coche de segunda mano y, aunque les sancionen, dicen que no tienen dinero y no les pueden cazar por ningún lado», relata desde la cafetería del aeropuerto un trabajador que, no obstante, admite que el intrusismo «está un poco más controlado por la policía». Otro compañero alerta de la presencia de una joven pirata a la que tienen fichada, sentada en compañía de un nuevo intruso. Son cerca de las 14 de la tarde y a lo largo de la próxima hora hay programadas 12 llegadas con entre 2.400 y 3.000 pasajeros. Y en los accesos a la terminal no se vislumbran efectivos policiales.

Preguntado sobre este hecho, desde el Ayuntamiento de Sant Josep explican que los agentes «acuden a las horas de máxima afluencia y con oscilación de horarios para confundir a los ilegales». Por el momento, el plan no está dando los resultados esperados.