Decía la madre de Joan Barbé cuando era adolescente que iba para actor o para cómico porque tenía un don especial para contar chistes e imitar a sus profesores en el colegio Juan XXIII de Vila. Afortunadamente, gracias a la influencia de su familia – su padre tocaba la batería y sus dos abuelos el acordeón – y gracias a la batería que le regaló su tío Toniet cuando tenía seis años, acabó por elegir la música. Entró con siete años en el Patronato de Música de Eivissa, uno antes de lo permitido, y desde ahí, nuestro aspirante a Sardina Negra de esta semana comenzó una fulgurante trayectoria que le llevó a crear su primer grupo con 13 años, a participar en decenas de formaciones de la isla y a crear proyectos tan importantes como Ressona- dors, Statuas de Sal o Projecte Mut, junto a su inseparable David Serra.

En esta ocasión Barbé, apodo que ha heredado por ser el bisnieto del primer barbero que hubo en Santa Gertrudis, nos cita precisamente en esta pequeña y preciosa localidad de interior. En la plaza y sus alrededores y ataviado con una sencilla camiseta, un pantalón vaquero y unas zapatillas, y junto a una de sus inseparables guitarras, posa para el objetivo fotográfico de Sardinas Negras demostrando que su madre llevaba razón. Sin duda, en el interior de este joven de 31 años al que le encanta Nirvana y que odia hacer tests como el de nuestra entrevista, hay un tipo divertido y cercano con alma artista. Para que luego digan que las madres no llevan siempre razón.

—Viendo como ha posado podría haber sido cómico. ¿Eso le viene de cuando era un gran imitador de profesores en el colegio Juan XXIII?

—(risas). ¿Quién te ha dicho eso? Bueno, el caso es que siempre fui un poco payasete y me gustaba hacer reír a la gente. De pequeño era muy bueno aunque luego en la adolescencia fui cambiando como todo el mundo. Y de hecho, mi madre siempre me decía que iba más para cómico o actor que para músico.

—Afortunadamente se equivocó. Nos hubiéramos quedado sin uno de los músicos más prolíficos que ha dado Eivissa en los últimos años.

—(risas). Más bien pesado (risas). También influyó el que mi tío Toniet me regalara con seis años una batería de verdad.

—¿Sí? ¿Y sus padres no se volvieron locos?

—(risas) Afortunadamente no porque tenían una casa donde había un pequeño garaje donde podía ensayar. Además, como mi padre también tocaba y mis abuelos también hacían lo propio con el acordeón ya estaban acostumbrados. Además, y supongo que para alejarme un poco de casa mi padre me apuntó con siete años al Patronato de Música de Eivissa (risas).

—¿Siete años? Eso es un año antes de lo permitido...

—La verdad que sí, pero se ve que les debí gustar lo suficiente para que hicieran una excepción.

—Todo en su trayectoria ha sido precoz. Parece que lleva toda la vida en la música de Eivissa y sólo tiene 31 años.

—Puede ser. Será porque con 12 ó 13 ya tocaba en la orquesta de Eivissa, con 14 años fundé mi primer grupo, Gaia, y porque tras tocar en todos los lugares y bandas de la isla que te puedas imaginar, con 16 años entré en Statuas de Sal y ya vivía de la música. Incluso, fui el músico más joven en participar en el Ibiza Jazz Festival, con 15 años.

—El ‘yogurín’ de Statuas de Sal.

—Y todavía sigo siendo de los más jóvenes de, por ejemplo, Projecte Mut (risas). Ten en cuenta que cuando yo tenía 16 años David Serra y Omar Gisbert rondaban los 27 y 28. Pero no se lo tengo en cuenta (risas).

—¿Cuántos instrumentos sabe tocar?

—Te diría que tres. La batería porque es lo que yo estudié y con lo que empecé a ganarme la vida, el bajo porque lo toqué en varias bandas y big bands de jazz de la isla, y la guitarra. El resto, como el piano, la mandolina, o el ukelele los toco más por intuición que por otra cosa. De hecho, el tema de introducir el ukelele en nuestros temas fue un poco por casualidad. Un día David Serra apareció con uno en mi casa, me animó a que aprendiera unos acordes y cuando nos quisimos dar cuenta habíamos compuesto el tema En voler, la primera canción con la que dimos muy fuerte en Catalunya.

—¿Y el hacer percusión con los palos de la batería en los descansos de los conciertos de Projecte Mut donde lo aprendió?

—Eso eso es una tradición que llevamos haciendo desde muchos años junto al batería del grupo en Eivissa, David Adán. Somos muy amigos porque coincidimos en la Banda Simfònica Ciutat d’Eivissa y me enseñó muchas. Lo mejor de todo es que nunca lo tenemos ensayado y todo sale bien porque David es súper imaginativo y tiene una gran capacidad para improvisar. De hecho gusta tanto que lo hemos importado y cuando salimos fuera de Eivissa, y aunque David no nos pueda acompañar por cuestiones de trabajo, lo seguimos haciendo igual.

—¿La misma tradición que la de escuchar a Xicu Verro Bufí cantando su versión de la canción de Chimo Bayo Así me gusta a mí?

—(risas) También. Xicu también es amigo mío desde hace 20 años y aprovechando que es un tipo genial que sabe música y tocar varios instrumentos, incluyendo todos los de la música ibicenca, teníamos muy claro que queríamos contar con él. Y lo de Chimo Bayo fue un poco también por casualidad. Un día durante un ensayo hicimos la broma y casi sin darnos cuenta la trasladamos al primer concierto que dimos con Projecte Mut en Santa Eulària. Aquel día fue impresionante porque Xicu apareció con dos bombillas, una gorra, gafas y una impresionante gabardina. Además, su versión en ibicenco está mucho mejor que la original. (risas)

—Hablando de cantar en ibicenco. ¿Cree que eso les cierra un poco el mercado?

—No entiendo por qué. Cada vez somos más tolerantes y nosotros hemos llevado nuestra música a distintos países y a buena parte de España sin problemas. Además, al final lo que te gusta es la melodía y el mensaje en ocasiones es secundario. ¿O es que todo el mundo se sabe a la perfección lo que dicen las canciones míticas de Queen, Nirvana, Bon Jovi o Rihanna?

—Además, el catalán es más fácil de entender y pronunciar que otros idiomas...

—Por supuesto. Mira, en el segundo disco de Ressonadors Celtas Cortos cantaron en catalán. Yo les pregunté si les resultaba complicado y me dijeron que no porque llevaban muchos años cantando en inglés canciones que, en muchas ocasiones, no entendían completamente lo que decían. Así que si me preguntas si nos cerramos el mercado te diré que todo es cuestión de prejuicios absurdos.

—Lo importante es que ustedes han demostrado que en Eivissa se hace otro tipo de música que no la electrónica o la house.

—Si y eso también es importante. Cuando tocamos por primera vez en Catalunya, en algunos sitios se quedaron alucinados al ver que en Eivissa había grupos que hacían otro tipo de música que no era la de las discotecas. No tengo nada en contra de este estilo, y de hecho he compuesto algunos temas, pero está genial poder salir de esos clichés tan absurdos. Es como si porque fueras mexicano todo el mundo se pensara que sólo sabes hacer corridos o rancheras. Pues no, también hay grandes cantantes de rock y de jazz.

—¿Y Ressonadors? Es una idea genial. ¿Han pensado que pudiera ser exportable?

—¿Por qué no? Desde que comenzamos siempre dijimos que era completamente exportable a otras comunidades autónomas. Pero de momento déjame que pueda respirar un poco. (risas)

—¿Tan liado está?

—No lo sabes bien. Siempre estoy metido en mil cosas además de los grupos de Projecte Mut y lo más reciente, el concierto de Ressonadors Simfònic. De hecho tengo el ordenador lleno de carpetas con proyectos por terminar que voy haciendo a ratitos. Menos mal que lo tengo todo medianamente ordenado porque si no sería imposible. Voy tan liado que jamas tengo un minuto para mirar internet o el Facebook.

—Entonces, ¿de dónde saca el tiempo? Vivirá a base de Red Bulls...

—(risas). Hombre no tanto porque tengo la ventaja de ser alguien al que le encanta su trabajo. Incluso diría que algo enfermo. De hecho, soy de los que, tras cenar quiero ponerme un rato a eso de las once de la noche y cuando me quiero dar cuenta son las cuatro de la mañana.

—Además produce grupos de música y jóvenes talentos. ¿Hay que ser muy valiente para vivir de la música hoy en día?

—Más bien diría que hay que ser valiente para ser autónomo en general. Para eso más que valiente hay que ser casi de Barakaldo y más si te dedicas a un mundo tan inestable como la música. Pero bueno, yo seguiré intentando ayudar a compañeros y jóvenes cediendo mi estudio en Eivissa, el que comparto con Omar Gisbert en Magrana Studios, o el que tengo ahora en Barcelona.

PEQUEÑA BIOGRAFÍA

Joan Roig Torres, conocido como Joan Barbé nace en Eivissa en 1984.

Estudió en el colegio Juan XXIII y con 6 años le regalaron su primera batería. Con 7 entró en el Patronato Municipal de Música de Eivissa, y de 1993 a 2006 fue percusionista de la Banda Sinfónica Ciutat d’Eivissa. Con 14 años fundó Gaia, finalista del concurso Imaginarrock’99, y con 15 fue el músico más joven en participar en el Ibiza Jazz Festival.

Dos años después, siendo menor de edad, entra en Statuas de Sal y en 2005, tras obtener el premio al Mejor Músico en los Premios Sargantana, forma con David Serra Projecte Mut. Juntos han grabado cuatro discos y entre otras cosas, han puesto música a la campaña de verano de TV3 y Catalunya Ràdio con la canción Junts. En 2008 crea con Omar Gisbert Magrana Studios y uno de los proyectos musicales con más éxito de Eivissa: Ressonadors. Han grabado dos discos y dos DVD’s en vivo, con más de 5.000 ejemplares vendidos.

En 2013 publica Alter ego, su primer disco en solitario con temas propios instrumentales donde él mismo graba todos los instrumentos.

Desde hace dos años y medio vive a caballo entre Eivissa y Barcelona.

LA PREGUNTA

-¿Tiene alguna manía durante los conciertos?

-La verdad que no. Con tal de que haya una guitarra, un cable y un amplificador en buen estado me conformo. Eso sí, últimamente cuando empezamos un concierto, y todos nos decimos “vamos a disfrutar” yo siempre digo, “ni de coña, vamos a currarnos a tope cada nota y cada tema del concierto que luego ya habrá tiempo de disfrutar”. Es como lo del Cholo Simeone, partido a partido. Y todos se parten conmigo.