Enrique Fajarnés Tur escribió sobre la historia postal española, la ibicenca, la balear y la palentina.

Quien conoció la enorme riqueza del antiguo Museo Postal que estaba donde hoy está el Ayuntamiento de Madrid, percibe rápidamente la pobreza de la exposición con la que Correos conmemora sus trescientos años de vida. Y es que en la muestra apenas se percibe el enorme legado histórico y filatélico de la única institución (digamos con ironía) que todavía vértebra España. Cuatro rasgos básicos, cuatro objetos y varios paneles explicativos despachan lo que tendría que haber sido una exposición de fuste.

Concretamente de Balears se pueden ver fotografías de los edificios centrales e históricos de Correos de Palma y de Mahón mientras que se han olvidado del de Eivissa, en detrimento del de Teruel, y eso que dicen que «Teruel no existe». Una pena porque nuestra isla tiene mucho que decir en la historia de Correos.

Enric Fajarnés i Tur

Correos nació oficialmente el 8 de julio de 1716 cuando gracias al nombramiento de Juan Tomás de Goyeneche como Juez Superintendente y administrador General de las Estafetas se creó un servicio postal estatal. De 1756 datan los primeros carteros urbanos y de 1762 los primeros buzones, pero entre los personajes más destacados de la historia de este organismo público hay que mencionar al ibicenco Enric Fajarnés i Tur (Eivissa 1858-1934).

Este gran erudito que fue periodista, escritor, pionero de la investigación histórica, publicista y médico, también ejerció como funcionario de Correos en Palma, Albacete y Palencia, y también en Madrid donde también fue profesor de la Escuela Nacional de Correos. Además Fajarnés i Tur escribió sobre la historia postal española, la ibicenca, la balear y también sobre la palentina. Como historiador su método fue modernísimo hasta el punto de que cuando en la década de los ochenta del siglo XIX algunos historiadores cuantitativistas de la UIB comenzaron a investigar no hicieron más que seguir la estela comenzada por Fajarnés con sus estudios sobre demografía, sanidad y tantos otros campos.

Un trabajo que fue bien reconocido por sus contemporáneos. Por ejemplo, en sus Costumbres Pitiusas (1901), el registrador de la propiedad con plaza en la ciudad de Eivissa a finales del siglo XIX , Navarro Reig, escribe que Fajarnés i Tur «es un escritor laborioso y concienzudo que procura el lustre de Eivissa», isla a la que dedicó innumerables opúsculos como el titulado Bosquejo histórico del correo en la isla de Ibiza en el que nos ilustra sobre el primer vapor-correo entre Palma y Eivissa, creado en 1852 o el servicio de correo diario a Formentera desde 1862.