«Me duelen los ojos de verlo». Con esta gráfica expresión, Pepita Ferrer describe el malestar de los vecinos de la calle sa Carrossa de Dalt Vila por el estado de un edificio que está en ruinas desde hace años. La dueña del hotel La Ventana, uno de los establecimientos de la calle, califica de «vergüenza» que el edificio situado en una de las calles más transitadas del casco antiguo esté así: «Que lo arreglen los propietarios o el Ayuntamiento».

Uno de los más afectados es Joachim, el propietario del restaurante La Scala. Su local está junto al edificio abandonado y este año han decidido tapar la valla que lo rodea con unas plantas para taparlo a la vista de su clientela.

Los vecinos de la calle también se quejan del descuidado aspecto que tienen los jardines presididos por la estatua de Isidor Macabich. «Esta plaza es uno de los puntos neurálgicos del turismo y debería de estar perfecta», señala Mariano de Broto. Residente de la calle desde hace 11 años, denuncia el «brutal» deterioro de la jardinería, especialmente durante la celebración de algunos eventos como la Feria Medieval o el Festival de Jazz.

El mal estado de los jardines salta a la vista y no solo por la vegetación: hay ‘calvas’ en los setos, árboles mal podados que se llenan de pájaros, suelos levantados por las raíces de una palmera y uno bancos de piedra que presentan numerosos desperfectos.

Por otra parte, los problemas para encontrar aparcamiento y para acceder a Dalt Vila centran gran parte de las críticas de comerciantes y vecinos. La dueña de La Ventana cree que vivir en el casco antiguo de la ciudad es «cada vez más difícil». Aunque disponen de tarjeta de acceso, las plazas de aparcamiento son escasas, sobre todo tras la eliminación de algunos espacios para aparcar con la instalación de grandes pilones de hormigón que lo impiden y con la prohibición de aparcar frente al Museo de Arte Contemporáneo.

Los comerciantes aseguran que estas restricciones perjudican sus negocios. De momento, la mayoría de los locales aguantan abiertos gracias, en parte, a la fidelidad de su clientela, pero aseguran que el futuro está en al aire.

LA NOTA

Pilones fuera para facilitar el paso

La eliminación de las plazas de aparcamiento en la calle de sa Carrossa tiene como objetivo facilitar las maniobras de conducción y mejorar la circulación de vehículos en este tramo, especialmente para los autobuses que, con los coches aparcados, tenían algunas dificultades. El Ayuntamiento de Eivissa explicó que esta acción forma parte del trabajo que está realizando la Concejalía de Vías Públicas en toda la ciudad.

Además de esto, el Consistorio está pintando los pasos de peatones y prevé instalar espejos y mejorar el mobiliario urbano.