Agentes de la Policía Nacional y de la policía rumana custodian a uno de los cabecillas de la organización criminal detenido en la localidad rumana de Calarasi. | Toni Escobar

Completamente desnuda, de rodillas durante toda la noche y lanzándole cubos de agua. Seis horas de torturas retransmitidas en directo para los integrantes de la banda criminal que se conectaban a través de una plataforma móvil. Es una de las vejaciones a las que fue sometida una mujer embarazada que había caído bajo los tentáculos de la organización criminal de ciudadanos rumanos desarticulada en Eivissa en el marco de la Operación Mar.

La joven embarazada de seis meses es una de las diez mujeres liberadas por los agentes de la Policía Nacional en el desarrollo de una operación conjunta con las autoridades rumanas y que ha supuesto la desarticulación de una organización criminal que operaba entre Eivissa y Rumania.

La fase de explotación de la bautizada como Operación Mar contra la explotación sexual y la trata de seres humanos se realizó el pasado 24 de agosto, de forma simultánea, en Eivissa, Calarasi (Rumania) y Tarragona.

El grueso de las nueve detenciones se realizaron en Eivissa. Aquí, el operativo policial detuvo a seis personas, cuatro hombres y dos mujeres, que operaban desde el club de alterne Red Zone, localizado en ses Figueretes.

Según informaron ayer fuentes de la Policía Nacional, una llamada al teléfono gratuito y confidencial contra la trata (900 105 090) fue el punto de partida de la investigación que ha supuesto la desarticulación de este entramado criminal.

Llamada de auxilio

Una mujer contactaba con la Policía Nacional para alertar de las condiciones en que se encontraba una joven que, según sus manifestaciones, parecía estar siendo obligada a ejercer la prostitución. Ese fue el hilo del que tiraron los agentes de la Brigada Central contra la Trata de Seres Humanos de la Comisaría General de Extranjería y Fronteras.

Los investigadores corroboraron la información y, después de localizar a la víctima y ofrecerle todas las medidas de protección que la ley establece, comenzaron unas pesquisas que les llevaron hasta dos hermanos de nacionalidad rumana que dirigían una organización criminal dedicada al tráfico y explotación sexual de mujeres.

Las mismas fuentes apuntaron que los hermanos tenían sus parejas sentimentales en la localidad rumana de Calarasi, lugar donde buscaban y captaban mujeres jóvenes a través de las redes sociales.

Método del ‘lover boy’

Las jóvenes eran «seducidas y captadas» por el método del lover boy. Los proxenetas les prometían una vida en común como pareja en Eivissa.

Las investigaciones permitieron a los agentes averiguar que las víctimas habían sido captadas cuando aún eran menores de edad o con los 18 años recién cumplidos. Las víctimas eran elegidas entre los estratos más desfavorecidos de la población y pertenecían, en la mayoría de los casos, a familias completamente desestructuradas, careciendo de lazos familiares y afectivos, señalaron fuentes policiales. Estas circunstancias eran aprovechadas por los captores para empezar una falsa relación sentimental y trasladarse a Eivissa «prometiéndoles una vida mejor». Tras uno primeros meses de convivencia en la isla, los tratantes convenían a las jóvenes para que trabajasen ejerciendo la prostitución. Era en ese momento cuando las víctimas se percataban de que habían sido engañadas y que habían más mujeres en su misma situación.

El botín de la explotación

Las parejas sentimentales de los principales responsables de la organización criminal estaban en Rumania, donde se ocupaban de la captación de posibles víctimas y de la recepción de los beneficios obtenidos de la explotación sexual de las mujeres que eran prostituidas en Eivissa.

Las investigaciones llevadas a cabo han permitido constatar el envío de casi 700.000 euros. Ante las evidentes conexiones de los miembros de la organización establecidos en España con otros en Rumania, la Policía Nacional solicitó la colaboración de las autoridades judiciales y policiales rumanas para organizar un operativo conjunto y simultáneo que permitió la completa desarticulación del entramado criminal.

Durante la fase operativa, los agentes practicaron de forma simultánea dos registros en Eivissa, uno en un domicilio y otro en el club localizado en el número 38 de la calle Galicia. En este local era donde se explotaba a las jóvenes captadas. El operativo policial intervino cerca de 21.500 euros, abundante material informático y otra documentación incriminatoria que está siendo analizada por los expertos policiales.

Los seis detenidos en Eivissa ingresaron en prisión sin fianza por orden judicial.

En la fase operativa desplegada en Vila participaron agentes de la UCRIF de Balears, de la Brigada de Extranjería y seguridad Ciudadana de Eivissa y guías caninos de Balears.

Esta operación se enmarca dentro del Plan de la Policía Nacional contra la Trata de Seres Humanos con fines de explotación sexual puesto en marcha en abril de 2013.