Traspas y Torijano, o lo que es lo mismo, Jesús García e Isabel Delgado, son historia viva de Eivissa. Aunque él nació en la localidad madrileña de Aranjuez y ella en Salamanca, llevan aquí más de cuarenta años y se han convertido en todo un referente, sobre todo en Dalt Vila, donde regentan dos tiendas de artesanía desde hace más de tres décadas y desde 1987 tienen en propiedad una maravillosa vivienda justo enfrente del Centro de Interpretación Madina Yabisa.

Nuestros aspirantes a Sardinas Negras, peluqueros de formación, llegaron a Eivissa buscando un empujón a su matrimonio y la diosa Tanit y la isla les ayudó tanto que incluso gestaron aquí tres hijos, Twinky, Rubén y Necer. Inseparables, su historia daría para hacer una enciclopedia y seguramente nos dejaríamos temas en el tintero. Ambos son además pintores y han expuesto sus obras en distintas partes del mundo, pero antes de instalarse en Dalt Vila, vivieron en el hotel Stella Maris, en un autobús anclado en la Playa de Es Codolar, donde regentaban un chiringuito, y en una casa payesa en Sant Josep. Además, han creado una línea de amuletos púnicos que les generan innumerables anécdotas con clientes conocidos y otros no, montan un Belén a tamaño natural en el patio de su casa con una Virgen María negra, y además, en la Eivissa Medieval organizan una cena temática para cuarenta personas. Ah, y por si eso fuera poco, ambos bailaron en Sa Colla de Sa Bodega y Jesús fer brular es corn todas las Navidades ¿Había o no había para hacer una enciclopedia con su vida?

—Lo primero que me gustaría es que me desvelaran de donde viene el Traspas y el Torijano.

—En el primer caso era el segundo apellido de mi padre y yo en el pueblo ya era el traspin o el traspitas y cuando llegué aquí no lo quería perder. En el caso de mi mujer algo parecido, era el segundo de su madre y aunque en Salamanca a todos los conocen por la familia Torijano, tampoco lo quería perder.

—Son historia viva de Eivissa pero no nacieron aquí... muchos piensan que son ibicencos...

—Bueno es normal. Llevamos cuarenta años en la isla y siempre nos hemos involucrado muchísimo. Yo, por ejemplo, aunque soy de Aranjuez realmente por lo que he luchado y donde he vivido mis mejores momentos ha sido aquí. La isla nos lo ha dado todo y es justo que nosotros se lo recompensemos con nuestro granito de arena.

—¿Pero cómo acabaron aquí?

—Buscando un empujón a nuestra relación de pareja y afortunadamente Tanit y Eivissa nos los dieron. Tanto que seguimos juntos y tuvimos tres hijos.

—¿Es cierto que eran peluqueros? Quien lo diría...

—(risas). ¿Por? Pues sí, y esa fue otra de las causas de venirnos a Eivissa ya que llegó un momento que Aranjuez se nos estaba quedando pequeño.

—¿Por?

—Éramos demasiado vanguardistas para la época (risas). Hacíamos exhibiciones en discotecas e Isabel llevaba el pelo con mechas de colores gracias a unas pinturas que hacíamos con agua. Imagínate, nos llamaban de todo (risas). Y bueno, pues al final, nos liamos la manta a la cabeza y dejamos las dos peluquerías y nos vinimos aquí.

—¿Qué tal les fue al principio? Tengo entendido que vivieron en una furgoneta...

—Nos fue muy bien. Y no en una furgoneta sino en un camión que tenía dos ruedas y que estaba anclado en el suelo, junto a la playa de Es Codolar , donde regentamos un chiringuito después de estar un tiempo trabajando de peluqueros en Eivissa. Fueron unos años geniales porque ya teníamos a nuestra primera hija Twinky, una niña muy esperada y deseada.

—¿Y cómo acabaron siendo artesanos y con sus tiendas?

—Porque la vida da muchas vueltas. Siempre hemos estado relacionados con las artes porque somos pintores y mi marido escribe poemas, muchos de ellos muy bonitos, pero un día de 1982 descubrimos Dalt Vila y nos enamoramos. Tal es así que hace más de treinta años abrimos dos tiendas, siendo de las pocas que quedan en la ciudad antigua.

—¿Y su casa? No me diga que no es la envidia de muchas personas...

—Hombre... Estamos muy orgullosos de la compra que hicimos en 1987 pero también tiene sus inconvenientes, sobre todo en verano. Por aquí pasa mucha gente, todo el mundo mira el patio, hace fotos y aunque tenemos abierto el portón, tuvimos que poner una reja porque había turistas que entraban, se hacían fotos junto al ánfora del pozo, toqueteaban todo y lo que es peor, hacían sus necesidades dentro porque no hay baños en Dalt Vila. Afortunadamente casi todo está superado (risas).

—Su vivienda es una referencia por muchas cosas, como por ejemplo haber acogido a Rafael Alberti y su mujer María León. Y en Navidad es el escenario de un Belén que se ha convertido en visita obligada.

—La verdad que sí. ¿Quién nos lo iba a decir cuando decidimos ponerlo en 1999, año en el que se declaró a Dalt Vila como Patrimonio de la Humanidad? Antes nosotros por costumbre poníamos un nacimiento como el de todo el mundo, pero un día decidimos que fuera a tamaño natural y al final fue creciendo y creciendo hasta ahora. Incluso, gracias a una idea de una compañera vuestra del Diario de Ibiza, la Virgen María está embarazada (risas).

—¿Y el niño Jesús es negro?

—(risas) Sí claro...Eso es porque a Isabel siempre le gustó tener un muñeco negro desde que su padre le trajo uno de Venezuela que desgraciadamente se perdió en un traslado.

—Entonces es muy reivindicativo...

—(risas) Sí, principalmente porque son negros y eso hay quien no le gusta mucho. A nosotros nos da igual porque es un reflejo de nuestra forma de entender la vida, sin discriminaciones de ningún tipo y entendiendo que todos somos iguales por más que unos seamos más oscuros que otros.

—¿Pero han tenido algún problema?

—No. Al revés, hemos vivido historias maravillosas. Por ejemplo, hace tres o cuatro años, un chico negro pasó por aquí, nos preguntó porque lo hacíamos, se lo explicamos, se quedó tan alucinado que hizo fotos y pidió permiso para mandarlas a Estados Unidos diciéndonos que esto sería impensable en su país. Fue sencillamente increíble.

—Además, pueden presumir de haber creado la primera y única asociación medieval de la isla... creo que hacen unas cenas estupendas...

—(risas). Bueno no sé si tanto, lo que sí son es para mucha gente. Tenga en cuenta que es una cena temática para 40 personas y a pesar del éxito no podemos ampliarla más porque no tenemos infraestructura ni vajilla (risas). Eso sí, lo que tenemos son trajes muy chulos que ha cosido Isabel y de esos sí que hay, así de que desde este momento estás oficialmente invitado (risas).

—Y con todo lo que hacen... ¿Cómo les queda tiempo para regentar sus tiendas?

—(risas). Eso nos preguntamos nosotros. Pero no podemos dejarlo porque somos casi la única tienda que queda abierta en Dalt Vila. Empezamos hace 33 años y aún nos queda cuerda para rato. Además, nos da muchas satisfacciones, la mayor parte de ellas no económicas.

—Me imagino que habrán vivido miles de anécdotas...

—Alguna que otra (risas). Lo mejor es cuando viene gente que se pasó por aquí hace quince años y que nos sigue buscando porque se quedaron encantados porque les cuidamos bien. Y es que nosotros somos de los que pensamos que hay que cuidar al cliente, no ganar dinero pensando que nunca más vendrá. Por eso, por ejemplo, hacemos paquetitos muy elaborados con nuestra imagen o con recortes de prensa y discotecas antiguas y si podemos hablamos con los clientes y les explicamos que es la diosa Tanit.

—Hablando de Tanit, ¿Es cierto que venden amuletos mágicos?

—(risas). Puede ser, pero la magia está un poco dentro de nosotros y de como nos lo tomemos. Por ejemplo, hace tiempo vino una chica rusa que había tenido un desengaño, estaba fastidiada, habló conmigo y se acabó llevando una Tanit. El caso es que la ayudó y cuando regresó a la isla vino buscándonos y para agradecérnoslo nos regaló una pequeña botella de vodka. Esto es lo maravilloso de la vida y de este trabajo, hacer feliz a la gente.

PEQUEÑA BIOGRAFÍA

Jesús García (Traspas) e Isabel Delgado (Torijano), nacieron hace en Aranjuez (Madrid) hace 67 años y en Salamanca hace 63 respectivamente.

Ambos eran peluqueros en Madrid y además son pintores, ella de acuarela creativa y él de acuarela y óleo paisajista, han expuesto sus pinturas en Alemania y aún hoy reciben encargos para clientes de todo el mundo.

Llegaron a la isla en 1976 y aquí nacieron sus tres hijos, Twinky, Rubén y Nacer. Primero vivieron en el hotel Stella Maris, luego en un autobús anclado en la Playa de Es Codolar, donde regentaban un chiringuito, en Sant Josep en una casa payesa y desde 1987 en una casa de Dalt Vila. Cuatro años antes, en 1983 abrieron sus dos tiendas de artesanía en la ciudad antigua y a día de hoy aún las regentan.

En el patio de su vivienda montan desde 1999 un Belén a tamaño natural con la Virgen María y el niño Jesús negros, y también son los fundadores de la primera y única asociación medieval de la isla, con la que organizan una cena medieval para cuarenta personas