A las 6.45 horas todavía es de noche en el puerto de Vila y los operarios de la recogida de basuras de Valoriza llevan ya horas retirando las toneladas de basura que se generan cada noche en la ciudad. El servicio se pone en marcha a las once de la noche pero, cuando amanece, muchas calles tienen restos de botellón en el suelo y una gran cantidad de contenedores están rodeados de basura.

El jefe de departamento de Valoriza, Rafa Bueno, explica impotente que, en estos momentos de la temporada turística, se limitan a «apagar fuegos». Entienden las críticas recibidas por el estado de las calles de Vila, pero atribuyen también la situación a la actitud incívica de la gente.

La peor hora del día es la primera de la mañana, cuando cierran las discotecas y los responsables de los locales sacan a los contenedores la gran cantidad de basura que generan, incumpliendo el horario establecido de 20.00 a 23.00 horas. Los residuos se pasan, por tanto, todo el día al sol dentro de unos viejos contenedores que alcanzan temperaturas de 50 grados, razón por la cual el olor acaba impregnando buena parte de la ciudad. Respecto a los cartones, los locales tienen la obligación de guardar los envases y sacarlos plegados y atados de 21 a 23 horas, pero la realidad es que casi nadie lo hace.

Basura continua

El punto crítico a esas horas está en la calle Joan Daifa, junto al Paseo Joan Carles I. «Aquí se generan residuos las 24 horas y los contenedores siempre están llenos a pesar de que se vacían tres veces al día», afirma Paco Muñoz, jefe de servicio de la nueva concesionaria.

Los responsables de Valoriza se quejan de que el servicio de limpieza se tenga que adaptar al que genera los residuos y no al contrario como ocurre en otros países europeos. «Aquí la sanción es lo único que funciona», afirman.
Esta conducta incívica de la gente es lo que hace que una parada de autobús en ses Figueretes esté llena de cartones y vasos de papel cuando a solo cinco metros hay una papelera donde poder depositarlos.

Otro de los puntos negros es Platja d’en Bossa. En la avenida Pere Matutes Noguera, esquina con la calle Mediterráneo, está ubicado lo que el jefe de servicio de Valoriza define como «el urinario municipal». Un recoveco en plena zona turística que muchos utilizan para orinar mientras esperan el autobús en la parada que hay enfrente.

Sin embargo, la imagen más desagradable es la de unos contenedores completamente vacíos rodeados de bolsas de basura abiertas y tiradas en la acera, llena de restos de comida.

El recorrido por los puntos más sucios de Vila acaba en el Parque Reina Sofía, que a las 8 de la mañana amanece con los restos del botellón de la noche pasada: latas de refresco, papeles y plásticos a escasos metros de la muralla renacentista Patrimonio de la Humanidad.

Los responsables de Valoriza aseguran que el próximo año el servicio de limpieza mejorará porque tendrán a su disposición todos los medios, especialmente los contenedores. Aceptan las críticas recibidas, pero se lamentan de que los ciudadanos «no sean conscientes de todos los trabajadores que hay detrás del servicio de limpieza». Además, apuntan que la culpa del estado de las calles no es solo de la limpieza. «El pavimento de la ciudad es poco agradecido y una calle mal asfaltada y con una mala jardinería da mala imagen aunque esté limpia».

Sin embargo, insisten en que, con la densidad de población que hay ahora, aparte de limpiar, hay que tratar de ensuciar lo menos posible. «Si todos pusiéramos de nuestra parte iría todo mejor», aseguran.

EL DETALLE

Sólo un 10% de los usuarios avisa para que recojan los enseres que tiran

Una de las cosas que peor imagen da para la ciudad es ver viejos electrodomésticos o muebles tirados junto a los contenedores. A pesar de ello, solo el 10 por ciento de los usuarios que deciden deshacerse de estos enseres llaman antes al número de teléfono que el Ayuntamiento de Eivissa tiene a su disposición para retirar estos residuos.

La nueva contrata de limpieza ha incorporado un servicio de limpieza con agua a presión pero, a pesar de ello, las aceras continúan negras. Los motivos que dan Valoriza son variados: desde orín humano o de perro, que es «demoledor» hasta bebidas azucaradas o el líquido que resulta de arrastrar la basura.

Valoriza asegura que tiene dos equipos itinerantes que «peinan» continuamente la ciudad para detectar las incidencias que surgen y lamentan que «mientras se dedican a resolver desaguisados podrían estar limpiando».