Dicen que tener las ideas claras es fundamental en la vida y con esta ventaja parte Alessandro Funaro, un joven de 15 años que asegura que desde los 3 es un apasionado de la música y que fue a los 13 cuando le vino la inquietud por la música electrónica y por ser dj. Recientemente ha conseguido un hueco en Café del Mar para poner allí su música. Fue sobre este escenario que le observó un empresario italiano quien finalmente le propuso a Alessandro que ambientara diversos eventos por el mundo. Todavía le cuesta creérselo.

—¿Cómo es eso de que es un apasionado de la música desde los 3 años?

—Pues comencé tocando las ollas de la batería de cocina de mi madre [risas]. Me las ponía todas en fila y las iba haciendo sonar. Después comencé a fijarme en un chico que tocaba la batería me llamaba la atención, hasta que me compraron una. A los 6 años comencé a tocar el piano y a componer y a los 13 fue cuando me sentí muy atraído por la música electrónica.

—¿Por qué le atrajo tanto la música electrónica?

—Mi padre ha sido un aficionado de la música toda su vida. Tiene una mesa de mezclas en casa, como hobbie para pinchar. Al verlo a él fui aprendiendo poco a poco. Cuando comenzó a interesarme más en serio, en lugar de hacer un curso de música electrónica, decidimos comprar un aparato profesional e ir practicando.

—¿Qué le aportaron sus conocimientos musicales previos a la hora de pinchar música?

—Considero que los conocimientos que ya tenía en torno a la música clásica han supuesto una suma a la hora de entrar a tiempo en las canciones. Al haber producido música con el piano conozco el mecanismo. Creo que todo lo que he hecho en el pasado me ha ayudado en esta etapa.

—¿Cómo surgió lo de poner música en Café del Mar?

—Hace un tiempo mi padre se enteró de que Café del Mar seleccionaba producciones propias para sus discos. Mi padre me animó a hacerlo y aunque yo era reticente, finalmente compuse y lo enviamos. No obtuvimos respuesta. Sin embargo, al finalizar mis clases, mi padre me dio la sorpresa de que vendríamos a Ibiza de vacaciones a conocer clubes y ver los lugares emblemáticos de la música electrónica. Fuimos a Café del Mar y planteamos que yo pudiera pinchar. Nos dieron la oportunidad.

—¿Y cómo fue la experiencia?

—Fue algo increíble. Estar allí, con cerca de 300 personas en un evento importante. Era mi primera vez que pinchaba delante de tanta gente y algo así requiere mucha capacidad, mucha concentración.

—¿Gustó su música?

—Yo creo que sí. Recuerdo cuando puse una canción, Opus. Me asusté porque no sabía si era demasiado potente para el sitio en el que estaba. Incluso le pregunté a mi padre y él me aconsejó que le hiciera caso a mi corazón. Me sorprendí porque hice lo que él me dijo: puse la canción y la gente empezó a bailar, a cantar y saltar. Todavía me emociono al recordarlo.

—¿Cuál es su sueño en el mundo de la música electrónica?

—Me gustaría cerrar los ojos y cuando estoy delante del público tener esa conexión con la gente, tener ese vínculo con las personas que te están escuchando. Lo que a mí realmente me gustaría algún día, es que mientras yo estoy con lel público, que la gente cerrara los ojos y sentir la música dentro de su cuerpo, de su corazón. Mi sueño es llegar arriba a nivel profesional como Armin van Buuren.

—¿Volverá a Café del Mar?

—Me dijeron que probablemente el año que viene me harían un hueco como residente. Además, un empresario italiano que me vio pinchar se interesó por mi trabajo y me propuso acompañarle en diferentes eventos por el mundo. Todavía no me lo creo.