El próximo domingo se celebra en Eivissa la III edición del Campeonato de Eivissa de Caza con ca eivissenc o lo que es lo mismo con podenco ibicenco. En ella participarán cazadores federados con sus collas de podencos, no más de 10 por colla, y se desarrollará en terrenos pertenecientes a la federación. Cada uno de los cazadores será asignado a una zona y en 4 horas tendrá que cazar sin escopeta y solo con la ayuda los perros para dilucidar quien es el ganador. De ellos los 2 primeros irán al campeonato de Baleares y de allí al nacional, como lo hizo el actual campeón de España de la modalidad, el ibicenco Juan Cardona.

La prueba del domingo está organizada por la Federación Balear de Caza, dentro de la que se encuentra la Federación Ibicenca de Caza que se creó en 2013 para aglutinar a las asociaciones de cazadores y que en este momento en Eivissa tiene más de 500 federados y ha dado 2.400 licencias en toda la isla, aunque solo los federados pueden optar al título, tal y como nos ha contado el delegado de la Federación balear de Caza en Eivissa, Antonio Roig Tur, Malacosta.

El día a día

Sin embargo, los cazadores ibicencos además de la competición del domingo, desarrollan en el campo ibicenco una labor que muchas veces pasa inadvertida y que supone, además de la caza, labores de vigilancia a cazadores furtivos, guardería, comprobación de la documentación, sembrado de cereal para la caza, colocación de comederos y bebederos en el campo y en los últimos tiempos también de apoyo a las patrullas vecinales para evitar robos en las zonas rurales, dado el conocimiento del terreno de los guardas de caza y de la vigilancia que con motivo de la actividad cinegética se desarrolla en toda la isla.

Los cotos privados, en concreto 44 en toda la isla, se mantienen con las cuotas de los socios y con actividades como la venta de lotería y las competiciones de tiro al plato, entre otras, que sirven para cubrir los gastos de la siembra de alrededor de 800 hectáreas en la isla, de la maquinaria agrícola de la que disponen para plantar y recoger el grano y del personal que realiza los trabajos de guardería y de siembra.

En estos momentos ya está preparado el cereal, trigo en su mayoría, que se dispondrá en numerosos comederos especiales, dispuestos en el campo, en los próximos días, junto con los bebederos especiales que tanto la Federación de Caza como los propios cazadores reparten a lo largo y ancho de Eivissa.

Por otro lado, los protagonistas de la prueba del domingo, los podencos, ya están preparados y en forma para intentar conseguir el título y quizás pasar de la final balear a la nacional como pasó el año pasado. Los propietarios de los podencos aseguran que el trato a los animales ha de ser muy bueno para que puedan conseguir alguno de los trofeos, desechando las creencias de «algunos que con la excusa de que así cazaran más, atan a los animales y los dejan sin comer o dándoles desechos, cuando es precisamente todo lo contrario». Y así lo pudimos comprobar en la visita a la casa de Pep de Cas Costas en Sant Josep, que nos presentó a su colla, 6 podencos alegres y hermosos.

Si quiere comprobar la elegancia, el trabajo en equipo y la agilidad de estos canes puede asistir el domingo a la III Campeonato de Eivissa. El punto de encuentro será el bar Can Negre en cana Negreta a las 7 de la mañana, desde donde podrá acompañarlos en una jornada de caza a la antigua usanza.

LA NOTA

La mayoría de cazadores supera los 60 años

Si la presión de la vida actual no disminuye y las nuevas generaciones no lo remedian los cazadores en Eivissa tienen sus días contados, «a pesar de que en la isla los mayores siguen cazando hasta que su físico se lo permite».

Y es que la tradición de la caza va unido a una forma de vida que hoy por hoy se está perdiendo en la isla.

«La mayoría de los hijos de los cazadores tienen trabajos fuera del campo, lo que hace que tengan otras aficiones diferentes», asegura el delegado de la Federación de Caza Antonio Roig, que pone de manifiesto que «ahora los jóvenes no tienen tiempo fuera de su trabajo y sus hijos».

LA NOTA

Especies como la paloma torcaz se han convertido en un plaga en Eivissa

Entre las labores que desarrolla la Federación de Caza ibicenca se encuentra la de controlar el crecimiento poblacional excesivo de algunas especies que suponen un desequilibrio y un peligro para las cosechas.

Es el caso de la paloma torcaz que ha encontrado en Eivissa un hábitat perfecto para la implantación de sus colonias y que en los últimos años ha infringido mucho daño en las cosechas de uva y de oliva. En concreto, según explica el delegado de la federación de caza, Antonio Roig, “en los último 4 o 5 años se ha perdido cerca del 50% de la cosecha de uva”, y en algunos casos como pudimos comprobar en una viña de Sant Josep los agricultores han perdido toda la cosecha a pesar de haber instalado en sus campos elementos disuasorios en forma de espantapájaros que «enseguida aprenden a identificar como inofensivos».

Por este motivo, desde la Federación de Caza se organizan batidas en las que se pretende controlar el crecimiento de este ave «que se puede considerar como plaga», asegura Roig.