El cerca del centenar de asistentes que se acercaron ayer por la mañana a Sant Mateu para vivir el día grande del pueblo pudieron disfrutar con la misa, la procesión, el ball pagès, el desfile de carros tradicionales, la degustación de orelletes y bebida fría y además, con varias lecciones por parte del obispo de Ibiza y Formentera, Vicente Juan Segura.

Algunas tuvieron que ver con la historia ya que para aquellos que no lo supieran Segura hizo mención a los orígenes de la parroquia de Sant Mateu. El religioso valenciano recordó que ante las quejas de los vecinos de la zona de Aubarca «por tener que recorrer largas distancias hasta Sant Miquel o hasta la iglesia de Santa María la Mayor, en la ciudad de Ibiza», fue el primer obispo de la isla, Manuel Abad y Lasierra, quien decidió impulsar la creación de la actual iglesia que se terminó de construir en 1785. «Antes de que se contruyera el templo los feligreses se congregaban en una pequeña capilla provisional ubicada en la casa de Toni Cardona, lo que ya hablaba de la devoción cristiana que sentían los habitantes de esta zona», explicó Vicente Juan Segura.

Después, la lección de historia continuó con menciones al Archiduque Luis Salvador, «quien escribió en 1798 que Sant Mateu tenía uno de los templos más esbeltos de toda la isla», y al retablo mayor de la iglesia, «traído en 1991desde la iglesia de Santa Creu en la localidad alicantina de Pedreguer».

Por otro lado, Vicente Juan Segura también dió otra lección a sus feligreses, ésta en referencia a la figura de San Mateo, de donde toma el nombre este pequeño pueblo situado en el Pla d’Albarca. El obispo de Ibiza y Formentera recordó que Mateo fue uno de los doce apóstoles y que antes de seguir a Jesús fue recaudador de impuestos al servicio de Roma en Cafarnaúm, «por lo que era odiado por todos los israelíes». Aún así, «cuando fue llamado por Dios lo dejó todo, se olvidó de todas las críticas, y se convirtió en un ejemplo a seguir por su bondad, su ayuda al prójimo y su amor por los demás». Por todo ello Segura instó a los presentes en la iglesia a que siguieran el ejemplo de este evangelista que recorrió el mundo propagando la palabra de Dios. «Mateo nos enseñó que renunciar a ciertos privilegios en la vida no es malo y que hay que perdonar a todos los que nos ofenden», concluyó.

Procesión y ‘ball pagès’

Tras la misa el día grande de Sant Mateu discurrió con total normalidad y según lo establecido en toda festividad que se precie en la isla de Ibiza.

La procesión compuesta por siete imágenes salió atravesando del pórtico del templo seguida de autoridades como el alcalde de Sant Antoni, Pep Tur, Cires, o la vicepresidenta segunda y consellera de Interior, Comercio, Industria y Relaciones Institucionales del Consell de Ibiza, Marta Díaz, y un buen número de feligreses. Entre las imagenes llamó la atención la pequeña talla del Niño Jesús que portaban cuatro adolescentes de la Colla d’Aubarca, Mateu Muñoz, Laura y Sofía Riera y Alejandro Torre.

Precisamente esta colla fue la encargada de llevar a cabo la demostración de ball pagès. En esta ocasión el baile no se hizo frente a la iglesia como es tradición sino que se realizó en el pequeño auditorio que tiene el Centro Social Polivalente del pueblo. Allí, durante algo más de media hora, una decena de balladors y balladoras danzaron al ritmo de un sonador llevándose varias ovaciones por parte del público que allí congregado degustaba las orelletes que se repartían junto a bebida fría. Finalmente, en torno a las 13.45 horas un bonito desfile de carros tradicionales puso fin a la jornada matinal del día grande de Sant Mateu.

Luego, por la noche, se pudo disfrutar de la música en vivo de Sourness, Diana Campos y Alberto Planells en el centro polivalente, y finalmente, como broche, se entregaron los trofeos de las distintas competiciones.