Parece que desde el estreno de la película El lago azul en 1980, las islas desiertas nos llaman poderosamente la atención. Todos hemos soñado con escondernos alguna vez en una playa virgen y descansar de la sociedad. Pero si fuera posible estar en nuestra propia isla con un barco fondeado en los alrededores para nuestro uso y disfrute, además de tener una casa a todo lujo con más baños que habitaciones, mejor que mejor, ¿no? La venta de islas privadas es un negocio que siempre está activo. Lo que antaño comenzó siendo un capricho de las celebrities, ahora está alimentando un mercado en auge. El avance de las nuevas tecnologías propicia que las islas estén más expuestas a los ojos de los posibles compradores, que están aumentando exponencialmente. A pesar de la exposición de las propiedades, éste es un sector hermético: las empresas encargadas de la venta de islas guardan recelosamente toda la información referente a sus propietarios.

Paraísos cercanos

Estas islas e islotes están repartidos por todo el mundo. En Baleares hay unas cuantas joyas privadas que se pueden alquilar o comprar si la cuenta bancaria tiene los suficientes ceros.

Una de las más conocidas y misteriosas es, sin lugar a dudas, la isla de Tagomago. Situada a 900 metros de Ibiza y propiedad de la empresa Isla Tagomago S.A, ha sido el descanso de famosos como el madridista Gareth Bale. La isla mide 1.500 metros de largo por 113 de ancho, y cuenta con todos los servicios para pasar una temporada a todo lujo. Su pequeño territorio cuen- ta con una mansión estilo Bauhaus con cinco dormitorios dobles y una piscina de 25 metros cuadrados. Además, dispone de cocinero, camarero, personal para mantenimiento de jardines y entrenador personal. El alquiler de esta isla puede oscilar entre 100.000 y 250.000 euros por semana dependiendo de la temporada. Si preferimos la compra al alquiler, una de las opciones más paradisíacas es la Isla d’en Colom. Separada 200 metros de Menorca, su adquisición sólo es apta para bolsillos abultados: su precio asciende a más de cinco millones de euros con rebaja incluida (el precio anterior era de 6,3 millones de euros). El mejor momento para comprarla fue en el año 1904, cuando la familia Roca, los propietarios actuales, la compraron por poco más de 7.000 pesetas, 47 euros. Actualmente forma parque del parque natural de s’Albufera des Grau. La vivienda principal alcanza los 100 metros cuadrados y cuenta con seis habitaciones. Tiene además un pequeño edificio anexo que sirve como almacén, una cabaña de madera de 135 metros cuadrados completamente equipada y una caseta para embarcaciones. Hay dos playas en la isla: Tamarindos y Arenal d’en Morrode, ambas de arena blanca.

Si la ostentación no es lo tuyo, la isla Sargantana puede ser una buena opción. Está situada en el interior de la bahía de Fornells, al noreste de Menorca. Aunque tenga un tamaño nada desdeñable, es la más pequeña de todas, ya que su superficie supera por poco los 34.000 metros cuadrados. La casa de esta isla tiene 5 habitaciones, y el pack de la isla incluye además, dos faros construidos en el siglo diecinueve. La particularidad de este lugar se encuentra en su fauna: la isla Sargantana adopta la denominación popular de la lagartija autóctona menorquina.

La propiedad y el precio de esta isla es un misterio. Sargantana se encontraba a la venta gestionada por la empresa Vladi Private Islands, pero fue retirada del mercado hace un tiempo.

Futuro protegido

La magia de Formentera sale de las fronteras de la isla principal y llega a 150 metros al norte de sus costas. Allí, enclavada como una bandera, se encuentra la isla de S’Espalmador. Su extensión ronda los 137.000 metros cuadrados y es semiprivada. por lo que el interior de la isla y sus propiedades son de titularidad particular (actualmente pertenecen al arquitecto catalán Norman Cinnamond), mientras que las costas son de titularidad pública. La familia Cinnamond tiene claro que es un enclave paradisíaco que hay que proteger, por eso sólo ofrece la isla a las instituciones baleares para que se hagan cargo de ella. ¿Su precio? Se fijó en 24 millones de euros al principio y actualmente se sitúa en los 18 millones. Esta isla cuenta con dos casas que se reparten diecisiete dormitorios entre las dos. Además, tiene una capilla y una torre de vigilancia.

Para acabar, regresamos a Ibiza, esta vez al suroeste, y analizamos uno de los rincones más fotografiados de la isla: Es Vedrá. Esta impresionante roca tiene una extensión de 60.000 metros cuadrados, 385 de altura y es propiedad de varias familias, algunos registros hablan de 13 y otros de 30. No está a la venta, pero sí se pueden hacer excursiones por los alrededores con algunos touroperadores. Es Vedrá está declarada parque natural desde 2002 junto con los islotes vecinos de Es Vendranell y los Illots de Ponent. Esta isla está rodeada por un halo de misterio. Se cuenta que se separó de Ibiza hace miles de años y que con la separación adquirió propiedades mágicas. Además, se dice que Es Vedrá forma una especie de triángulo de las Bermudas con la costa suroeste de Mallorca y el peñón de Ifach (Alicante) y que en varias ocasiones se han avistado OVNIS en la isla.

Parques naturales, un espacio protegido

Las Balears son un terreno con una enorme diversidad de fauna y flora. Es por esto que gran parte de su territorio está protegido por las instituciones. Es el caso de las islas de Dragonera y Cabrera. La primera está situada en el extremo más occidental de Mallorca y fue adquirida por el Consell en año 1987, aunque no fue declarada Parque Natural hasta el año 1995. En la superficie de Dragonera destaca la garriga y una subespecie de lagartija endémica que no existe en ninguna otra parte del mundo. En el fondo del mar hay una amplia diversidad de comunidades coralígenas. Cabrera, por su parte, forma parte del término municipal de Palma y fue declarada Parque Nacional en 1991. Destaca la Posidonia oceánica, con gran cantidad de especies, y su diversidad terrestre, con una enorme variedad de aves marinas.

La Entrevista

VICENÇ VIDAL

Conseller de Medi Ambient, Agricultura i Pesca de Balears

Después de pasar por un sinfín de cargos relacionados con el medio ambiente, Vicenç Vidal preside desde hace poco más de un año la Conselleria de Medi Ambient, Agricultura i Pesca del Govern balear. Cree que la protección del ecosistema nada tiene que ver con la titularidad del terreno.

¿Importa que una isla sea pública o privada para gestionar la protección del ecosistema?

—No, y esa es una de nuestras máximas. Desde el punto de vista de protección ambiental, nos fijamos en la flora, fauna y hábitats que existen en la zona, sin añadir la perspectiva de la propiedad. Nuestro trabajo es preguntarnos: ¿Qué queremos proteger? y actuar en consecuencia.

Parece más complicado proteger una zona privada que una pública

—Lo es, estoy de acuerdo. Pero cerca del 90 % de la Serra de Tramuntana es privada y está protegida. Hay incluso pueblos dentro de zonas protegidas, ¿y qué se hace? Colocar espacios de titularidad pública cerca para hacer más intensivo el trabajo.

Volviendo al tema, ¿qué requisitos de protección tienen las islas privadas?

—Deben cumplir con la protección y conservación que se les exige. Cada caso es un mundo, pero nosotros marcamos unas reglas del juego y se deben cumplir aunque sea de titularidad privada.

¿Los propietarios respetan las islas protegidas?

—Hay una creencia de que el dueño va a destrozar su isla, ¿por qué? Normalmente las respetan, y desde el Govern hay instrumentos y acuerdos para asegurar la mejor conservación de los espacios.