▲ Frialdad. La imagen es de principios de 2015 y muestra la frialdad de la relación entre Vicenç Tur y Francina Armengol, la líder del PSIB.

La dirección del PSIB aún no se ha dado oficialmente por enterada de la renuncia del secretario general del partido en Menorca, Vicenç Tur, que no se oficializará formalmente hasta mañana, al igual que la de la número 2 del partido en la Isla y diputada autonómica Elena Baquero.

Ayer, y pese a las resistencias iniciales a comentar estas dimisiones hasta que se concretasen, la secretaria de Organización del PSIB, Bel Oliver, aseguró que no tendrá trascendencia en la estrategia global del partido en este momento de interinidad y cuando está próxima, aunque sin convocar, la reunión del Comité Federal del PSOE que tendrá que definir la posición del grupo socialista de cara la investidura.

Comité Federal

Baquero, que ayer participó como diputada en una comisión del Parlament balear, declinó hacer declaraciones a los medios. Tanto Oliver como Damia Borrás, secretario general del partido en Maó, aseguraron que nadie le va a reclamar a Baquero su escaño de diputada. Sobre si continuará en el Comité Federal del PSOE, dijeron que es una decisión que tendrá que tomar ella. Baquero, pese a que el martes negara este extremo en una conversación con este diario, no compartía el apoyo del PSIB a Pedro Sánchez. No asistió el sábado a la reunión que terminó con la dimisión tras quedar en minoría en la votación. Era uno de los cinco votos del PSIB que Francina Armengol había garantizado a Sánchez. El martes fue amonestada por este hecho en una conversación en el Parlament.

Fuentes de la dirección regional esperan que renuncie. La dirección regional no teme el ‘contagio’ crítico a las federaciones de Mallorca y de Eivissa, que están totalmente en línea con Armengol. De ahí que la estrategia socialista va dirigida a situar el conflicto menorquín en clave insular y que no rompa el guión de unidad que el PSIB ha exhibido siempre.

Marc Pons, que pugnó con Tur por la secretaría general en el anterior congreso, aseguró que «evidentemente, supone para nosotros un golpe».

Pons afirmó que la crisis «seguramente forma parte de esta convulsión tan fuerte que está viviendo el Partido Socialista en el ámbito nacional»