Rezar todos los días, pasear un poco y realizar distintas labores cotidianas como segar hierba para las gallinas o barrer las hojas de los árboles. Estas son las actividades que Maria Marí Torres considera, han tenido una relevancia esencial en su longevidad. A sus 93 años, «se pone de cuclillas, que yo no lo puedo hacer porque me duelen las rodillas a horrores. Pero ella va recogiendo la hierba que hay alrededor de los árboles, la que el motocultor no puede segar, y la pone en la carretilla para que mi madre luego la suba», explica su nieta Lina Torres Cardona. «A veces no puedo moverme. Entonces me siento un rato y cuando se me pasa voy a ver si puedo coger alguna algarroba», interrumpe bromeando a su nieta Maria Marí.

Francisca Cardona Juan, nuera de Maria escucha atenta a sus 84 años la conversación y decide hacer su aportación: «Yo creo que tiene mucho que ver que ella se cuida mucho, sobre todo en el tema de comer, muchísimo. Lo toma todo muy sano y según qué alimentos, no los prueba. Le gusta el dulce, come orelletes y flaó, pero en pequeñas cantidades. Toma muchas verduras y legumbres y muy poca carne».

Y sin saber si tiene mucho o nada que ver en la longevidad, tanto Lina como su madre Francisca coinciden en que Maria es una mujer de una bondad extrema. «Me la juego con su bondad. No hay nadie más bueno que ella. Igual, puede ser; pero más, eso sí que no lo creo», afirma rotunda Francisca que argumenta que «no le gusta criticar a nadie. Ella siempre piensa que la gente debe de tener sus motivos para hacer las cosas». Y, además, «pese a su avanzada edad, no le importa quedarse sola si yo tengo que asistir a algún evento o fiesta con tal de que yo salga y haga cosas. Ella está contenta, aunque esté sola, si piensa que yo estoy bien. Su bondad no tiene límites, hemos tenido mucha suerte con Maria»., dice su nuera.

Maria se casó en segundas nupcias, con 50 años con el suegro de Francisca y ya no tuvo hijos. Por ese motivo, pese a que han sido familia toda la vida, no hay lazos de sangre entre ellas. «No son familia realmente, pero ella nos quiere a todos muchísimo y quiere que mi madre salga y haga cosas, que disfrute y no se quede en casa», explica Lina.

Esta mujer orgullosa y convencida de lucir sus ropas tradicionales encabeza cuatro generaciones por las que siente un gran amor. En especial, dicen Francisca y Lina, por sus biznietos Joan, Carlos y Toni por los que «se preocupa mucho si sabe que están enfermos».

Maria es una de las pocas mujeres que hoy en día todavía viste de pagesa. «Bueno, ahora cuando hace mucho sol voy de corto», comenta Maria mientras muestra los 4 refajos que ella misma bordó cuando era muy joven. «Le hemos dicho que no vista de pagesa cuando hace mucho calor porque nos preocupa que se acalore demasiado», justifican Francisca y Lina. Y es que al parecer, cuando Maria sale a la calle vestida de pagesa, ya sea para pasear por Ibiza o para ir a un restaurante a comer, «es un auténtico espectáculo», pues son multitud de personas las que le piden fotografiarse con ella, quien, encantada, accede a todas las peticiones.

Maria Marí es una mujer muy presumida y coqueta a su avanzada. El mismo día en el que se hicieron las fotografías para este reportaje «no comió a mediodía porque decía que no le iba a dar tiempo a ducharse, vestirse y hacerse la trenza», comentaban muy sorprendidas pese a lo acostumbradas que deben de estar, Lina y Francisca.

Maria Marí nació un 15 de mayo de 1923 en Sant Miquel y tuvo la suerte de asistir a la escuela y de aprender a leer y escribir con la bonita letra que conserva. «Todavía recuerda el nombre de su maestra, doña Sebastiana, a la que nombra con frecuencia igual que a sus compañeras, en especial na Marieta y na Catalineta de can Vildu, primas y familia. Está en su pleno conocimiento y se puede hablar con ella de cualquier tema, es algo que nos sorprende realmente», confiesa su nieta Lina.

Ya cuando se casó con Joan Tià, fue cuando se instaló en la finca que se conoce como Can Tià en Jesús. «Pasé 50 años en Sant Miquel y aquí me gustaría pasar otros 50 más», dice María a tan solo 7 años de cumplir los 100 años, algo que le «gustaría muchísimo para poder celebrar una gran fiesta con toda la familia».