Una vez acabada la temporada, sin turistas que se pierdan por sus serpenteantes callejuelas, el barrio de sa Penya vuelve a tener el mismo aspecto de siempre. Han pasado ya seis meses desde que, en el mes de abril, un operativo formado por 70 personas, entre agentes de la Policía Nacional y Local, técnicos municipales y operarios de la limpieza y de recogida de basuras, concluyera con éxito el desalojo de las personas que vivían ilegalmente en una veintena de infraviviendas de propiedad municipal en la denominada ‘manzana podrida’ de sa Penya.

Tras varios intentos de romper las paredes que tapiaban todas las casas desde los desalojos, en junio se decidió levantar un gran muro de hormigón de dos metros y medio para proteger el antiguo bloque de edificios entre la calle Alt y Retir que fue, durante décadas, el centro neurálgico de la venta de droga de la ciudad. Seis meses después, el edificio continúa tapiado pero, a pesar de ello, sa Penya sigue siendo el barrio de la droga de Vila y, lo único que ha cambiado, son los puntos de venta, que se han trasladado del bloque de viviendas ahora tapiado a otras casas situadas apenas unos metros más allá.

Traficantes hacen el agosto

El constante control policial de las primeras semanas ha bajado considerablemente, especialmente tras el inicio de la temporada alta, con los agentes desbordados ante la llegada del turismo. Fuentes policiales aseguran que los traficantes de sa Penya «han hecho el agosto», especialmente en la zona del Mercat Vell donde se ubican para vender la mercancía.

Los que se quedaron en Ibiza tras los desalojos de abril siguen viviendo en el barrio en casas de familiares o se han alquilado otras viviendas en la ciudad y prosiguen su actividad en la isla, por lo que el ‘trapicheo’ en la zona se mantiene prácticamente intacto y con casi los mismos protagonistas.

Desde el Ayuntamiento de Eivissa, explican que el programa de atención especial a la gente de sa Penya, que pretendía buscar alternativas a los desalojados, acabó el pasado mes de agosto y que, en estos momentos, la atención es la habitual de siempre en la Unitat de Treball Social del barrio.

Respecto a las otras familias que fueron trasladadas a Mallorca a viviendas subvencionadas por el Govern balear, solo una de ellas se trasladó a la península con familiares. El resto son ahora atendidos por los servicios sociales mallorquines.

El futuro

Mientras los problemas sociales apenas se han mitigado en sa Penya, la cuestión urbanística podría estar en vías de resolverse si los planes del Ayuntamiento tienen el efecto que esperan.

El Govern balear ha redactado un proyecto de reforma del bloque de viviendas, catalogado como la UA27, cuyo objetivo está claro: empezar la rehabilitación de sa Penya desde la manzana más degradada del barrio y atraer a nuevos vecinos que contribuyan, de manera gradual, a la verdadera revitalización de toda sa Penya.

De momento, algunos inversores privados, sobre todo extranjeros, han comprado y reformado algunas casas a la espera de que la zona se revalorice y ya empiezan a alquilarla a algunos turistas en verano.

Pese a todo, una gran parte de la ciudadanía de Vila sigue viendo con cierto escepticismo que el barrio deje de ser el gueto que todavía es y no confían en que haya gente dispuesta a convivir con el actual vecindario. Además, las costumbres en las calles de sa Penya no han cambiado. Todavía se pueden ver gallinas campando a sus anchas por las estrechas calles y bolsas de basuras y enseres abandonados por cualquier esquina del barrio.

LA NOTA

Objetivo: rehabilitar todo el barrio de sa Penya

Los planes del Ayuntamiento de Eivissa para que sa Penya vuelva a ser un barrio más de la ciudad pasan por actuaciones que van más allá del proyecto de rehabilitación del edificio.

El Consistorio tiene previsto reurbanizar de manera integral las calles Alt y Retir donde se ubica la UA27 soterrando las infraestructuras actuales y volviendo a pavimentar el suelo.

Por otro lado, el equipo municipal de Vila tiene la intención de realizar otras intervenciones de rehabilitación en el barrio que no han querido adelantar pero que está previsto que empiecen antes de que acabe el año.