La apasionante biografía del ibicenco Àngel Palerm nos acerca a la historia de un hombre que tuvo que exiliarse varias veces a lo largo de su vida. Nacido en 1917, pronto empieza a sentirse atraído por el mundo de la política. En 1933, cuando todavía era estudiante, entró en la CNT y organizó un grupo relacionado con el movimiento anarcosindicalista en la isla.

Un año antes del inicio de la Guerra Civil, Palerm fue detenido junto al anarquista Antoni Cardona y encarcelado, primero en la prisión de Ibiza y luego en la de Palma. Su estancia en la cárcel no le hizo reducir su activismo político y, en mayo de 1936, asiste al II Congreso extraordinario de la CNT en Zaragoza en representación de los afiliados ibicencos y formenterenses. De vuelta a la isla, participó activamente en la preparación de la huelga de la fábrica de Can Ventosa días antes del levantamiento nacional.

Cuando estalla la guerra, Palerm se esconde junto a otros anarcosindicalistas pero finalmente es detenido y encarcelado en el Castillo de Dalt Vila.

Durante el conflicto, Àngel Palerm se alista al ejército republicano y combate en Andalucía, Aragón y Cataluña. En febrero de 1939, tras la caída de Cataluña, es de los últimos en cruzar la frontera a Francia donde es internado en un campo de concentración hasta que, en julio de ese mismo año, se exilia a México junto a su hermano Joan Antoni Palerm, ‘Nito’.

Allí trabajó activamente junto otros republicanos españoles en el exilio para regresar a su país y luchar en la clandestinidad. Sin embargo, se separa de los comunistas y abandona la actividad política. Se casa con Carmen Viqueira, quien le anima a retomar sus estudios. A partir de ese momento, se cierra la etapa como activista y se abre la académica. En 1945 empieza a estudiar las licenciaturas de Historia y Antropología en la Universidad Nacional Autónoma de México y en la Escuela Nacional de Antropología.

Una vez terminados sus estudios, el ibicenco consigue un puesto vacante en Washington, en la Unión Panamericana de los Estados Unidos e ingresa como antropólogo en la Oficina de Ciencias Sociales de la Unión Panamericana. Allí empieza otro exilio que se alargaría durante trece años.

En 1966, Palerm vuelve a México para ejercer la docencia y publica diferentes libros y numerosos artículo. En junio de 1980 moría en la Ciudad de México. La calle que lleva su nombre y una cátedra bautizada con su nombre en la Universidad Autónoma de Madrid son dos de los escasos reconocimientos a su trayectoria.

Calle de Àngel Palerm Vich

Un antropólogo brillante especialista en Mesoamérica

Pese a que el nombre de Àngel Palerm no es ampliamente conocido en su isla natal, este ibicenco pasará a la historia por su brillante carrera como antropólogo. Desde finales de los años 40 orientó sus estudios a los orígenes prehispánicos de Mesoamérica.

En México, fue profesor de la Escuela Nacional de Antropología e Historia desde donde dedicó quince años de su vida a la investigación antropológica mexicana. Reorganizó el departamento de Antropología de la Universidad Iberoamericana y en 1973 creó el Centro de Investigaciones Superiores del Instituto Nacional de Antropología e Historia.

Su programa de enseñanza recuperó la tradición europea y la teoría evolucionista. Estudió las poblaciones indígenas desde el punto de vista etnográfico pero también el campesinado, los grupos étnicos no indígenas y la burguesía.

Una de sus contribuciones más destacadas fue la de situar la formación colonial mexicana en el contexto del sistema mundial del desarrollo del capitalismo.