Hoy se celebra el Día Mundial contra la Diabetes, una enfermedad con 7.797 personas diagnosticadas en el Área de Salud de las Pitiusas, el 5,35% de la población, y que requiere un tratamiento y unas pautas para evitar males mayores. De hecho, pacientes y profesionales destacan que hay mucha población por diagnosticar. Síntomas como mucha sed, pérdida de mucho peso o hambre pueden alertar de la presencia de la diabetes.

Para informar de esta enfermedad, el Área de Salud organiza talleres informativos desde hace 17 años con varias sesiones dirigidos a los pacientes. Uno de ellos, el centro de salud de Vila, celebró el jueves pasado la última sesión de las cuatro de este taller impartido por las enfermeras Rocío Marí y Maribel Riera. Un taller que se hace una vez al año coincidiendo con la celebración del día mundial. Cada enfermera capta sus pacientes diabéticos de la consulta y se les ofrece el taller a una decena de pacientes. Entre los temas de este taller figura las complicaciones de la enfermedad; la detección precoz de la hiperglucemia e hipoglucemia; la dieta, la alimentación, la exploración del pie y la boca y el ejercicio, «uno de los pilares importantes en el tratamiento de la diabetes», apuntó Riera. Uno de los objetivos de estas sesiones es reducir el número de complicaciones y mejorar la calidad de vida del paciente.

También subrayan la importancia de la detección precoz para evitar la aparición de problemas. «Si la glucemia, el azúcar en sangre, se mantiene alta, los órganos diana como la vista, el riñón o las neuropatias se ven afectados y los problemas aparecen antes», advierte Riera.

La coordinadora del centro de salud de Vila, Estela Terrer, destaca la importancia de esta fecha «porque queremos concienciar de esta enfermedad; hay mucha gente que no sabe que es diabética y por eso desde el centro hacemos talleres informativos». Una opinión en la que coincide un diabético. «El problema de los diabéticos tipo 2 es que pueden ser diabéticos muchos años y no se dan cuenta», apunta Renato, un diabético tipo 1, insulinodependiente desde hace una veintena de años. Los diabéticos tipo 1 realizan controles trimestrales de analítica, una revisión anual de los ojos y sensibilidad de los pies en el hospital Can Misses. En los centros de salud se hacen revisiones periódicas.

L A N O T A

La alimentación y el estilo de vida saludable para mantenerla a raya

La diabetes es una enfermedad en la que los niveles de glucosa, azúcar, de la sangre están muy altos. La glucosa proviene de los alimentos que se consumen. La insulina es una hormona que ayuda a que la glucosa entre en las células para suministrarles energía. En la diabetes tipo 1, el cuerpo no produce insulina. En la diabetes tipo 2, la más común, el cuerpo no produce o no usa la insulina de manera adecuada. Sin suficiente insulina, la glucosa permanece en la sangre. Las mujeres embarazadas también pueden desarrollar diabetes, llamada diabetes gestacional. Para la Organización Mundial de la Salud los estilos de vida saludables pueden prevenir hasta un 70% la diabetes tipo 2 y una alimentación adecuada puede ayudar a reducir el riesgo de la diabetes tipo 1. Las enfermeras que imparten el taller del centro de salud de Vila destacan la importancia de la alimentación y el ejercicio, «porque hay algunos que sólo se corrigen con la alimentación y el ejercicio y no es necesario que se pongan insulina» apunta Rocío Marí. Alrededor de unos 150 diabéticos asisten a los talleres grupales de los centros de salud de las Pitiusas.

LOS TALLERES

Puesta en común de los pacientes para aclarar las dudas acerca de la enfermedad

María Dolores Navarro, diabética desde hace doce años, asegura que los talleres le han ayudado «porque había cosas que ignoraba; creo que tenían que hacerse más veces». Navarro hace ejercicio, «pero me han dicho que no puedo hacer tanto, me paso haciendo deporte, porque me baja el azúcar». Algunos piensan que lo eran mucho antes de ser diagnosticados, como el caso de Francisco Ferrer, con diabetes tipo 2. «Hace cinco o seis años lo descubrieron, pero a lo mejor era de antes», dice. Una opinión que comparte Bartomeu Ferrer, que descubrió hace cuatro años que era diabético, «antes seguro que también lo era», apunta Ferrer, que destaca la puesta en común de los asistentes de los talleres para aportar cada uno su experiencia. Toni Torres, insulinodependiente, es diabético desde hace más de 30 años. «Soy una persona obesa pero no por comer, sino porque las circunstancias hacen que un diabético crezca a lo ancho», dice. Destaca, por su experiencia, «la importancia de reciclarse» por lo que incide en la necesidad de los talleres. «Aquí nos juntamos los compañeros, una cosa lleva a otra, nos explican las cosas y conocemos a otros compañeros», apunta. Los talleres informativos son para pacientes captados en los centros de salud. Además, en la consulta de endocrinología del hospital Can Misses atiende a otros pacientes, como es el caso de Renato, insulinodependiente desde hace más de 20 años, que incide en la importancia de un mínimo conocimiento de esta enfermedad entre la población. «Cuando tenemos una bajada de azúcar, hay momentos que no se pueden controlar y se necesita la ayuda de otras personas para ingerir algo de azúcar, como un caramelo, porque no nos damos cuenta. Nuestra conducta es anormal, no somos capaces de concentrarnos y lo que tenemos es una bajada de azúcar. Si estamos conscientes hay que darnos azúcar», explica.