Julia González, en la imagen, se ha desplazado a Ibiza para ofrecer este curso. | DANIEL ESPINOSA

Julia González Soria, enfermera del hospital de El Escorial, experta y formadora en inteligencia emocional y coaching, se ha desplazado a Ibiza para formar a las enfermeras sobre inteligencia emocional. Alrededor de unas 80 profesionales han participado de esta actividad organizada por el Colegio de Enfermería de Baleares.

—¿Por qué es importante la inteligencia emocional para las enfermeras?
—Las enfermeras tienen una posición privilegiada dentro del sistema de salud. Por un lado, lo conocen desde el interior porque están en contacto permanente con los enfermos que viven situaciones con sufrimiento y conflicto, pero también nosotros enfermamos y acompañamos a nuestros familiares en esas situaciones. Eso nos permite tener una visión global. A diario vivimos situaciones en las que no podemos gestionar nuestras emociones. Hacemos más control para no desbordarnos y prestar la asistencia que en saber qué hacer con ello pero, a la larga, supone una sobrecarga muy intensa, carga emocional, que hay que darle salida porque depende nuestro bienestar de ello y el cuidado que prestamos. Gracias a este autoconocimiento, aprender a gestionar las emociones que nos van surgiendo día a día, podemos ayudar al otro a que identifiquen sus emociones, sus puntos de conflicto y qué necesidades van surgiendo para que nosotros podamos gestionarlas.

—¿Es bueno marcar las distancias con el paciente para que no afecte lo que le pasa?
—No se trata de bueno o malo. Apostamos más por la gestión que por el control. El control supone represión, contención, no dar hacia fuera aquello que no quieres que se vea, suponiendo que le proporciona seguridad. Apostamos por una buena gestión, saber cómo te sientes, darle salida y no generar defensas que sean rígidas sino tener una flexibilidad que te permita una comunicación humana mucho más de crecimiento personal para ambos.

—¿Cómo es el taller para formar las enfermeras?
—Es un trabajo de autoconocimiento. Es un taller vivencial, no tiene contenido teórico, no son clases como tal. Creamos experiencias donde puedas conocerte y ver de qué manera gestionas estas emociones.

—¿En qué situaciones que se viven en un hospital es buena la inteligencia emocional?
—En el contacto diario. Cuando tienes que darle una mala noticia a un paciente, ya estás sintiendo. Desde las pérdidas cotidianas, los conflictos que surgen entre familiares y profesionales, en los equipos a la hora de relacionarnos porque tenemos distintas funciones en el trabajo a gestionar nuestras metas y puntos de referencia. El manejo de la inteligencia emocional ayuda a entender la enfermedad como una oportunidad de crecimiento más que una limitación. También poder hacer desde la docencia una tutorización a los alumnos de una visión más humana. Nuestra profesión está muy bien posicionada desde el punto de vista científico, pero la parte de relación es la que necesitamos darle más visibilidad para manejarla desde el punto de vista terapéutico.

—¿Cómo se ha de comunicar una mala noticia?
—Desde la inteligencia emocional lo primero que se haría es identificar cómo se siente uno antes de ir a comunicar esa mala noticia para no proyectar lo que yo vivo, sino estar atenta al enfermo o a la familia y de ahí entender el planteamiento de vida. También tenemos los procesos de duelo en los que sabemos que va a ver un momento de shock cuando te de la noticia y en cada momento qué puedo hacer y cómo te puedo acompañar. Estar muy atentos, con el foco puesto en la persona. Son situaciones críticas pero ahí está tu trabajo personal. El dar la mala noticia es sólo el punto de partida. Si el paciente tiene la sensación de que está apoyado, ahí empezamos a caminar juntos.

—A veces por la carga de trabajo es complicado introducir la inteligencia emocional.
—Si se pretende que sea un añadido será complicado, pero si lo que quieres es que se integre no lo será. Requiere un tiempo de formación y que empiece a formar parte de ti, de tu manera de estar en el mundo. Es una integración de conocimientos, de vivencia y de experiencia.

—¿Y plantear la inteligencia emocional en los estudios de Enfermería?
—Sería fundamental en todo lo relacionado con la salud. Estamos en una relación humana y de apoyo. Las enfermeras estamos a pie de cama, conviviendo con el sufrimiento y el dolor y no sabemos cómo hacerlo. Hay muchas habilidades y recursos que podemos desarrollar. La elección de esta profesión es vocacional.

—¿Qué le aporta el ‘coaching’?
—Miras al futuro desde una situación cero en la que estás. Te pones metas a corto plazo. Conviertes la enfermedad en una oportunidad, la debilidad la conviertes en un encuentro personal y desde ahí miras hacia adelante. No es tanto quedarte en la parte del sufrimiento, sino que reconoces el dolor, la vivencia de lo que estás sintiendo. A través del coaching se puede transformar en un camino de crecimiento y oportunidad y ahí interviene la inteligencia emocional.