La sala de plenos del Ayuntamiento de Eivissa se llenó ayer a última hora de la mañana con la alrededor de una veintena de vecinos que asistieron al debate sobre el futuro albergue municipal para personas con necesidades de vivienda que el Consistorio pretende construir en la calle Vicent Serra i Orvay de Vila.

La inusual expectación mediática y vecinal por el pleno ordinario estaba motivada por la moción que presentó el grupo municipal EPIC acerca de la idoneidad de un proyecto que en las últimas semanas ha tenido una fuerte contestación entre los vecinos de los barrios de sa Colomina y es Palmer donde se ubicará el centro.

No a la consulta popular

Durante su intervención, el concejal de Benestar Social, Joan Ribas, descartó la convocatoria de una consulta popular sobre la idoneidad de construir o no el albergue en esa ubicación, el antiguo retén de la Policía Local de Vila. Ribas argumentó que una consulta únicamente entre los vecinos del barrio «no sería legal» y que para hacerla se necesitaría recoger unas 1.500 firmas presentadas ante notario y el visto bueno del Govern balear y central.

Por el contrario, el equipo de gobierno se comprometió a elaborar un informe sobre los motivos de elección del emplazamiento del centro, los efectos que tendrá su creación, así como sobre los servicios que se ofrecerán en la instalación y el perfil de los futuros usuarios.

Durante el pleno, Joan Ribas intentó tranquilizar a los vecinos presentes asegurando que los futuros usuarios del albergue «no tendrán problemas de adicciones» y serán «personas normales que pasan por un mal momento y que necesitan un recurso puntual de vivienda», a lo que los asistentes respondieron con desconfianza acerca de los efectos negativos que podría causar la instalación del centro en el barrio.

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Toni Escandell, un vecino del edificio pegado al futuro albergue, pedía rejas en las terrazas para evitar que los usuarios entraran a su inmueble, mientras que Araceli Cubero, otra de las personas que acudió al pleno, preguntó al concejal qué medidas pretendía tomar si el escenario contemplado por el Ayuntamiento no se cumple y la gente que acude al albergue causa problemas al vecindario.

El alcalde de Vila, Rafa Ruiz, tomó la palabra para responder a los vecinos y, aunque dijo entender los recelos por la instalación de este centro «que no es agradable para nadie», les pidió «un voto de confianza» y aseguró que las condiciones del barrio no empeorarán.

Por su parte, el concejal de EPIC, Antonio Villalonga, criticó que el Ayuntamiento de Eivissa se vaya a gastar 800.000 euros en el albergue cuando, recordó, en el año 2009, Consell y Consistorio acordaron crear el centro de integración social de es Gorg.

Villalonga lanzó varias preguntas al responsable de Benestar Social, como si las personas que están en proceso de dejar de consumir drogas y alcohol podrán ser asistidos en el albergue o dónde pasarán la noche los usuarios que acudan al centro y se lo denieguen.

Según el concejal de EPIC, el equipo de gobierno municipal ha hecho «de la excepción la norma» al garantizar que los futuros usuarios del albergue serán exclusivamente gente sin adicciones con necesidades puntuales de vivienda. «Si es así podrían comprar pisos con habitaciones compartidas y les saldría más barato», dijo.

La portavoz del PP, Virginia Marí, defendió la necesidad de atender a las personas con problemas pero añadió que el proyecto elegido «no debe ser un parche o solución improvisada».

Marí afirmó que el polígono de es Gorg es «el enclave idóneo» y acusó a Joan Ribas de «falta de capacidad e improvisación» y de «romper el consenso».