En el pleno ordinario del 31 de enero de 2013 decenas de personas, entre ellos varios agentes, se concentraron en el salón de plenos de Sant Antoni para pedir, pancarta en mano, la dimisión del entonces concejal de Festes i Joventut, José Antonio Costa Llampat, que fue denunciado por la Policía Local en el transcurso de una fiesta privada. Entre los asistentes –al pleno, no a la fiesta– se encontraba el hoy teniente de alcalde Pablo Valdés (ver la imagen adjunta) con una camiseta con la foto de la entonces alcaldesa, Pepita Gutiérrez. Poco se debía pensar Valdés que casi cuatro años después sería él el que se encontraría en la situación de enfrentarse a una petición de reprobación y de dimisión por haberse reído del mismo cuerpo de policía. «Las chulerías e impertinencias son imperdonables, si bien le honra pedir perdón», aseguró el entonces portavoz socialista, Pep Marge, sobre el comportamiento de Llampat con la policía, mientras que el concejal Joan Torres, de Es Nou Partit (hoy El PI) apuntó: «Nos vamos porque no queremos sentarnos con alguien que haya actuado así». Y se fue con el público (también se ve en la imagen). Ayer el concejal del PP Marcos Serra recordó a ambas formaciones este episodio y su «incoherencia» por tratar de forma distinta el caso de Valdés y Alcaraz. Al final, Llampat tuvo que dimitir tras perder la confianza del partido al saberse que estaba imputado en un pro- ceso judicial que había escondido al Partido Popular. El final de Valdés todavía no lo sabemos, pero también se lo contaremos desde aquí.