El fotógrafo Andrés Iglesias. Foto: DANIEL ESPINOSA

Al ver sentado a Andrés Iglesias en la terraza del mítico bar Can Jordi, tomando un café en sus tradicionales mesas bajo un agradable sol ibicenco del primer día de diciembre, muchos pensarían que tienen delante al perfecto ejemplo de hipster, esa tribu urbana que inundó nuestras ciudades hace ya un tiempo. Sin embargo, este fotógrafo uruguayo afincado en la isla hace más de trece años es todo lo contrario. Tenemos con nosotros a un roquero al que le gustan grupos como Nirvana o Green Day, a un seguidor de Peñarol de Montevideo, a un amante del «fútbol de antes», y sobre todo a un gran conversador de hablar irónico, divertido, pausado y relajado al que sorprendentemente se le nota muy poco su acento uruguayo.

Vestido completamente de negro, con gafas de pasta y con una larga y cuidada barba, también negra, nuestro aspirante a Sardina Negra de esta semana se ha convertido en muy poco tiempo en la principal referencia de Ibiza y Formentera en lo que se refiere a fotografía de conciertos. Buena parte de culpa la tienen sus originales y espectaculares fotografías, realizadas casi siempre en blanco y negro, y con un estilo muy identificable. Un joven que a pesar de haber nacido en 1981 habla como todo un veterano haciéndonos reír en cada respuesta. Con todos ustedes Andrés Iglesias, Sardina Negra número 51 del PERIODICO de IBIZA Y FORMENTERA.

—Mire que ha sido difícil capturarle para Sardinas Negras. Usted no para. Está más liado que la pata de un romano...

—(risas)La verdad que sí. Acabo de llegar de Barcelona y ahora me coges dando mis últimos retoques a la exposición You rock que inauguro en Can Jeroni (lo hizo el viernes 2 de diciembre y se podrá ver hasta el día 11 de diciembre). Así que sí, la verdad es que estoy muy liado.

—Usted es uruguayo pero no se le nota nada el acento. ¿Cuánto tiempo lleva en España?

—¿Sí? No lo sabía. Bueno soy muy malo para los años pero ya llevo unos cuantos.Nací en Montevideo, la capital de Uruguay pero me críe en Pando, una ciudad cercana. Y luego, tras estar matriculado en la universidad de la vida me mudé a España.Primero llegué a Marbella y al cabo de poco me vine para Ibiza. Y aquí sigo, enamorado y enganchado a este lugar.

—Uruguayo y de Montevideo. Me imagino que le gustará mucho el fútbol...

—La verdad que sí aunque más el que se hacía antiguamente.Creo que el de ahora se ha convertido en un enorme negocio que no va mucho conmigo.Eso sí, como buen uruguayo siempre soñé con jugar en la selección de mi país.

—Estoy completamente de acuerdo. ¿Nacional o Peñarol?

—Peñarol sin duda (risas)

—Una duda. Tal vez la pregunta esté muy manida pero... ¿alguna vez le han preguntado si tenía algo que ver con Julio Iglesias?

—(risas) Pues alguna que otra e, incluso con Pablo Iglesias. Pero con respecto al cantante incluso de pequeño me hicieron creer que era un descendiente lejano mío. Lo que pasa es que nunca llamó para interesarse por su familia uruguaya (risas)

—Se ha convertido en el gran referente de la fotografía de conciertos en la isla. ¿Cómo empezó su relación con la fotografía?

—Gracias. Pues un poco de casualidad y por un cúmulo de casualidades. De hecho empecé cuando llegue a Ibiza. Antes no tenía ni idea.

—¿Si? No me lo puedo creer...

—Pues sí (risas). Cuando llegué, como siempre había sido un mundo que me había atraído decidí apuntarme a un curso de esos de 50 horas.Me gustó tanto que empecé a hacer mis pinitos con una cámara compacta que me regaló mi abuela y que ella misma había comprado el año que yo nací en Miami. Era completamente manual y de las de carrete y me acuerdo que el primero que metí fue en blanco y negro.

—¿De ahí empezó su relación de amor con el blanco y negro?

—(risas).Bueno un poco por todo. También le debo mucho a Rafa Domínguez y a su padre, porque en su tienda y estudio Raymar, en Vía Púnica de Ibiza, me dieron muy buenos consejos y me ayudaron muchísimo. Tuve mucho suerte como también la he tenido con otros grandes profesionales que me han ayudado y de los que he ido aprendiendo algo.

—Y usted, como fotógrafo que han conocido el proceso de revelado y lo que se tardaba en hacer una fotografía sin que la pudieras borrar... ¿qué opina del boom de los teléfonos móviles para tomar imágenes?

—Bueno está claro que todo ha cambiado mucho. Y aunque no soy de esos fotógrafos que odia los teléfonos móviles si que no acabo de entender el uso fotográfico que se hace de ellos. No entiendo por ejemplo, como en una boda, estamos esperando a que pase la novia para hacernos un selfie para indicar a todo el mundo donde estamos. Y lo mismo en los espectáculos del cole de las peques... en fin que yo me pregunto si realmente estamos mirando lo que pasa a nuestro alrededor para disfrutarlo o simplemente para colgarlos en las redes sociales para presumir.

—Y me imagino que en los conciertos eso será una locura...

—No te lo puedes imaginar. En conciertos que se han celebrado en Can Jordi ha habido días que he tenido que tomar las fotos regateando palos de selfie que salían en las fotos o que amenazan seriamente mi integridad física.

—Can Jordi, un sitio mítico. Precisamente estamos aquí porque creo que usted empezó a fotografiar conciertos aquí.

—Es cierto. Aún recuerdo como si fuera ayer el primer concierto que fotografíe aquí, una jam session con el gran Ariel Roth y Miquel Botja. Me encantó tanto la experiencia que le pedí permiso a Vicent para venir más veces, fui a otro concierto al día siguiente y desde entonces no he parado de trabajar.

—Eso es verdad porque creo que hay pocos conciertos en los que usted no haya trabajado aquí en la isla...

—Hombre no tanto. Se hace lo que se puede pero si es cierto que cada vez me llaman de más sitios para colaborar. Incluso he salido a Medina del Campo para trabajar con Iván Doménech en su concierto Contra el síndrome de Hunter y la verdad que esa ha sido una de las mejores experiencias de mi vida. Ellos te dan mucho más de lo que tu puedas dar.

—¿Cómo es tomar fotografías en un concierto?Hay algunos de sus compañeros que dicen que es bastante estresante...

—Pues en parte llevas razón porque muchas veces desde la organización a los fotógrafos de prensa se les pone mucha trabas.Muchas veces nos dejan sólo fotografiar tres canciones y eso es un problema.A mí una vez durante un concierto me dijeron que solo podía coger las tres últimas y allí nos quedamos esperando.Y cuando finalmente llegaron las tres últimas canciones, en la primera cantó sin luz, la segunda se escondió detrás de una mesa con un acordeón y en la última estaba tan mal y tan cansado que no hice ni una buena (risas). Por eso te digo que me gusta más trabajar para los festivales. Aunque trabajas más horas, tienes más ámbito de acción y puedes publicar más fotos que en un periódico.

—Pues muchas veces viendo sus fotos parece que están muy estudiadas...

—(risas)Pues no tanto como se piensa. A veces, por más que lo intentes también juega un papel muy importante la suerte.Ten en cuenta que es importante la iluminación, la decoración... un poco de todo. Y es que no le puedes dar un flashazo en toda la cara al cantante (risas).

—También me han dicho que cómo hace para sacarse sus autorretratos tan conseguidos...

—(risas) Bueno porque uno tiene percha y la percha influye. Bueno no se, me imagino que un poco de casualidad también.

—¿Cuándo alguien le pide un retrato? ¿Cómo es el proceso que sigue?

—Bueno realmente no tengo ninguno en especial. Es cierto que vas con una idea y luego pues si cuadra mejor. Y si no pues también me gusta mucho hablar con la persona y ver que podemos hacer dejando que surja un poco la creatividad sobre la marcha.

EL TEST

Un libro

El fútbol a sol y sombra de Eduardo Galeano

Una película

La pistola desnuda 2½

Una serie de televisión

Breaking bad aunque nunca la he visto

Un grupo o un cantante

Nirvana

Un color

Negro

Un plato de cocina

Cualquiera que tenga huevos fritos

Un deporte

Fútbol

Un viaje que nunca olvidará

Me acuerdo de todos pero el que hice al Aconcagua fue realmente especial

Un lugar de la isla donde se perdería

Por perderme me pierdo mucho en las calles de Sant Antoni pero para elegir, los alrededores de Es Vedrà

Una manía

Ponerme nervioso antes de cada trabajo

Un defecto

Ponerme nervioso antes de cada trabajo

Una virtud

Ponerme nervioso antes de cada trabajo

Un sueño por cumplir

Dejar de ponerme nervioso antes de cada trabajo

Alguien a quien admire

No tengo a nadie en concreto aunque si me gusta mucho Bill Cunningham

Si no hubieras sido fotógrafo qué te hubiera gustado ser...

El guaperas de un grupo de música aunque desafino mucho, sobre todo cuando hablo

PEQUEÑA BIOGRAFÍA

Andrés Iglesias nació el 5 de diciembre de 1981 en la capital de Uruguay, Montevideo y se crió en una localidad cercana, Pombo.

Es padre de dos «chicas preciosas, Noa y Zoe».

Entre sus hobbys se encuentra la música de los 90, leer blogs de fotografía, ver documentales biográficos, el cine comedia y «el fútbol de antes».

Tras estudiar en su país, llegó a España para vivir primero en Marbella y después en Ibiza, donde empezó a estudiar fotografía para dedicarse un tema que siempre le gustó. El primer concierto que cubrió fue una Jam Session de Ariel Roth y Miquel Botja en Can Jordi. Desde entonces no ha parado de fotografiar multitud de eventos y entre sus clientes se encuentran festivales como Rock Nights, Mallorca Life Festival o Contra el Síndrome de Hunter, iniciativa solidaria que apadrina Iván Doménech.

Además ha trabajado con muchos de los grupos y cantantes de Ibiza y Formentera e, incluso, con Chambao, en un trabajo para la portada de su último disco, Nuevo ciclo, encargado por Sony Music.