Algunos preferían no contestar a la pregunta de los Pajes Reales sobre si se habían portado bien o mal este año. Quizás pensaban que si no lo contaban, sus Majestades los Reyes Magos de Oriente no se llegarían a enterar. Sin embargo, las caras de susto de estos niños podían hacer presagiar que estaban pensando en que, al tratarse de magos, quizás podrían enterarse de todo.

De cualquier modo, una multitud de niños acudió ayer con sus padres y abuelos a la carpa municipal de Vila para entregarle a los Pajes Reales sus misivas con las peticiones sobre sus merecidos regalos de Reyes. Desde cocinas hasta bicicletas, pasando por algún que otro juguete mucho más sofisticado fueron los que poblaron las líneas de las cartas depositadas en el buzón real.

Tantas caras de ilusión en los niños como en los padres o abuelos fueron lo que se encontraron ayer los carteros reales de sus Majestades de Oriente.