La asamblea de la asociación de vecinos de la Marina renovó su directiva el lunes en presencia del alcalde de Vila.

La Asociación de Vecinos de la Marina reclaman al Ayuntamiento de Eivissa la peatonalización del barrio para acabar con los problemas de tráfico que se producen, especialmente en temporada alta.

El pasado lunes celebraron su asamblea general en la que contaron con la presencia del alcalde de Vila, Rafa Ruiz, y donde renovaron su directiva, compuesta ahora por Pepe Vaquer como nuevo presidente y Fernando Irurre como vicepresidente.

El nuevo presidente celebró que el Ayuntamiento haya decidido aumentar las restricciones de tráfico durante todo el año y no solo durante los cuatro meses de verano. Tras las obras de peatonalización del centro de la ciudad, el acceso limitado a la Marina y Dalt Vila se unificará en una caseta con barrera ubicada a la altura del hotel Montesol que contará con un lector de matrículas para controlar el acceso de los vehículos.

Según señaló Pepe Vaquer, los vecinos de la Marina pretenden que el acceso quede restringido únicamente a residentes y comerciantes de la zona y que el Ayuntamiento acabe optando por la peatonalización siguiendo el modelo de los cascos históricos de otras ciudades españolas.

La asociación vecinal reclama por otra parte mayor presencia policial en el barrio ante el aumento del número de robos en viviendas que se ha detectado en los últimos meses, especialmente a partir de la noche. El presidente de la asociación insistió en que un mayor número de agentes patrullando la zona disuadiría también a los traficantes de droga que continúan en el barrio, especialmente en la zona del Mercat Vell donde, como señaló Vaquer, «solo han cambiado los distribuidores». «Se han ido algunos que vivían en sa Penya y han llegado otros nuevos», añadió.

Otro de los temas que más molestias provoca a los vecinos es el ruido que se registra en las calles durante el verano. El presidente exigió el cumplimiento de la normativa relativa al ruido aunque admitió que el año pasado se impusieron más multas a los locales que no cumplían las ordenanzas municipales y que los niveles de ruido fueron inferiores a lo que hasta ese momento era habitual.