Agentes de la Policía Local de Santa Eulària y efectivos del 061 se desplazaron hasta la zona del accidente.

«Esto es un punto mortal. Lo hemos denunciado en reiteradas ocasiones, pero parece que hasta que no maten a alguien no se tomarán medidas». Así denunciaba Lola Cuello la situación que viven los vecinos de la zona de Can Negre tras el enésimo accidente registrado en este tramo de la carretera de Sant Antoni.
Ayer fueron tres los vehículos implicados en un golpe en cadena que se saldó con dos heridos leves y la salida de Vila hacia Sant Antoni colapsada.
El aparatoso siniestro ocurrió poco antes del mediodía cuando el conductor de un vehículo ralentizó su marcha a la altura del paso de cebra por la presencia de una viandante y fue embestido por detrás. El turismo que le golpeó también impactó lateralmente contra otro coche que circulaba por el otro carril.
Los tres turismos quedaron atravesados en la vía obstaculizando la carretera y generando importantes retenciones.
El coche que salió peor parado fue el turismo Seat Altea que golpeó a los otros dos por los laterales. Los otros dos turismos afectados fueron un Citroën y un Fiat Punto.
Hasta el lugar del accidente se desplazaron dos patrullas de la Policía Local de Santa Eulària, una ambulancia del 061 y una plataforma de Grúas Ibiza. Dos de los implicados resultaron heridos leves. Los sanitarios les atendieron en el escenario del accidente y uno de ellos fue trasladado al hospital.
El siniestro causó retenciones de consideración entre las 12 y las 13 horas en la vía de salida hacia Sant Antoni.
Sucesión de accidentes
El punto donde se produjo el accidente está considerado por los vecinos como un punto negro y por ello insisten en la necesidad de dotarlo de una mejor señalización o de un semáforo.
«Es horrible. Los vehículos circulan por aquí a velocidades muy elevadas y la gente mayor tiene que retroceder muchas veces porque es muy arriesgado cruzar», apuntó Lola, cocinera del restaurante Bien Estar, ubicado junto al paso de peatones.
Lola hizo hincapié en que cada semana sufren un sobresalto y recuerda que ella misma estuvo a punto de ser atropellada. «Las cosas hay que hacerlas cuando toca y siempre es mejor prevenir que tener que lamentar una fatalidad», argumentó Lola, quien insistió en que los vecinos llevan reclamando un semáforo en la zona desde hace años. «Esta situación es lamentable y muy peligrosa para niños y mayores», apostilló.