«Señor hemos venido a por nuestro héroe», con estas palabras se dirigió el general Valderrama, jefe de la Comisión enviada a Cuba para la repatriación del cadáver del general Vara de Rey, al general norteamericano Wood, en noviembre de 1898.

Ese mismo pensamiento era el que tenía la población de Ibiza en ese momento. Una isla que seguía en plena catarsis del golpe que había significado la derrota ante los americanos y que, al igual que muchas otras poblaciones de España, se aferraron a las figuras de esos héroes.

Ibiza, a principios del año 98, no era ajena a la situación internacional y solicitaba a gritos la mejora de su sistema defensivo ante el enemigo tan lejano y tan próximo.

En Cuba, el 24 de febrero de 1895, había retumbado el «grito de Baire» que daba inicio a la llamada Guerra de Independencia y en la sala de plenos del Ayuntamiento de Ibiza el 8 de marzo de 1898, retumbaba un PASMESE V.E. El pleno del Ayuntamiento se dirigía al Ministro de la Guerra de la siguiente forma: «Ante la inminencia de ruptura con los Estados Unidos, el Ayuntamiento acuerda dirigirse al Gobierno ofreciendo en nombre de Ibiza todo el más decidido apoyo acendrado patriotismo. Y al mismo tiempo significarle el abandono en que se halla nuestra Isla en obras de defensa y por su escasa guarnición, pues pásmese V.E. tan solo cuenta esta en la actualidad con cincuenta hombres de todas las armas e institutos».

El espíritu nacional se acentuaba en la población, como demuestra la llegada el 26 de abril de 1898, a la ciudad del Batallón de Wad Ras para guarnecer provisionalmente la Isla de esta forma lo describía el Diario de Ibiza «…por el gusto que resulto adornada la calle de Herreros, en toda cuya extensión apareció de largas y numerosas tiras o cintas formadas por los colores nacionales. Vistos desde alguna distancia hacían el efecto de una grande bandera roja y amarilla…»

Y llega el fatídico día de la Batalla del Caney, 1 de julio de 1898, como cita el periodista cubano Justo de Lara en La Voz de Mazatan: «En aquel día, aquel gigante vio la destrucción de cuanto podía serle más grato en la existencia, su familia (pues murieron a su lado un hermano y un sobrino) su bandera, el poder de su Patria. Más ni un instante se abatió su espíritu de acero. Herido dos veces, rodeado apenas de sesenta hombres, resto último de sus tropas, se incorporó en la camilla para decir ‘Fuego Muchachos’».

La tercera bala vino entonces a cortar su existencia. Cayó como un titán dominado por la muerte, pero todavía le quedaron fuerzas para incorporarse por última vez y con los ojos vidriados por la agonía, ahogándose en su sangre, levantar su espada como saludo militar a la Gloria y gritar de nuevo: «Fuego y Viva España».

Vara de Rey ya había entrado en el imaginario de los héroes nacionales, aquel que nació en Ibiza un 14 de agosto de 1841 (no en 1840), aquel que estuvo destinado en Filipinas, de cuyo archipiélago nunca fue capitán general como publicaba no hace mucho un periódico de tirada nacional (flaco favor hace la Wikipedia) y el que no vio morir a dos hijos en el combate. El mismo que decide el 6 de abril de 1898 seguir en Cuba comunicándolo telegráficamente. «A general en Jefe de general Vara de Rey. Terminado objeto aquí, debería pasar en ofrecer respetos y recibir órdenes, a parte gestión regresar Península por mal estado salud, pero en vista circunstancias que me imponen deber acudir a mi puesto pido autorización para emprender mañana viaje San Luis mando aquella brigada mientras dure situación actual si V.E. no considera necesaria mi presentación esa capital. Vara de Rey.»

La noticia de la muerte de Vara de rey ya la recoge el Diario de Ibiza el 4 de julio de 1898. El general Schafter de los Estados Unidos lo notificó al comandante militar de Santiago y el mismo día 4 mandó su entierro con los máximas honras militares correspondientes a su categoría en el cuadro de honores norteamericano, sus restos reposaran junto a un marañón, «El marañón de Vara de Rey», hasta que en noviembre del 98 la comisión encabezada por el general Valderrama, exhumó y repatrió los cadáveres del general Vara de Rey, del general Fidel Alonso Santocildes y del soldado Eloy Gonzalo García, héroe de Cascorro, durante el traslado del féretro desde el Caney a Santiago, se sumó al cortejo fúnebre un batallón del 5º Regimiento de Infantería del Ejército de los Estados Unidos, acompañado de Banda de Música, haciendo real el lema que preside el Memorial de Arlington «Dulce et decorum est pro patria mori».

En Ibiza, el Diario de Ibiza, en su número del 22 de julio de 1898, empieza una campaña a fin de honrar la figura del ibicenco de nacimiento, general Vara de Rey «…El general Vara de Rey había nacido como se sabe en esta isla y por esta circunstancia parece que aquí deberían hacer algo en el sentido de dedicar un recuerdo al distinguido y valiente general.

¿No le parece al Ayuntamiento que podría cumplirse este deber, llamando a una de las calles de esta población, del General Vara de Rey?...”

El 30 de julio de 1898, se publica la noticia de que el Ayuntamiento había tomado la decisión de dar el nombre de “General Vara de Rey” a una de las calles de Ibiza.

El Ayuntamiento de Ibiza, en sesión extraordinaria del 10 de agosto de 1898, acordó que este encabezara la suscripción popular para la adquisición de la lápida que tenía que perpetuar la memoria del general Vara de Rey, con 25 pesetas.

El 14 de agosto de 1898, justo el mismo día del aniversario del nacimiento de Vara de Rey, se publica una carta de Doña Clotilde Rubio madre del general, agradeciendo al Ayuntamiento el nombramiento de Vara de Rey como hijo ilustre.

Las aportaciones a la lápida van en aumento por lo que la idea de un mausoleo en un punto céntrico de la ciudad, va tomado fuerza.

A mediados de septiembre de 1898, la Calle Argüelles, cercana a la Plaza de la Constitución, recibe el nombre de Vara de Rey. Mientras que el 3 de noviembre de 1899 se coloca la lápida en la casa natal del general Vara de Rey.

Una vez constituida la Comisión Pro Monumento, la cual presidirá el canónigo Riquer Aquenza, se decide colocarlo en la zona conocida actualmente como s’Alamera, eje principal del futuro crecimiento de la ciudad, recordar que la ciudad de Ibiza, había iniciado su crecimiento en la Marina con la construcción de los nuevos edificios y el derribo de las dos estacadas pocos días después de la muerte de Vara de Rey se colocaban los caballetes metálicos del techo del Teatro Pereyra. Realmente el lugar se debería nombrar sa Tarongeta ya que hasta 1819, la zona recibía ese nombre, hasta que, como recoge el siguiente documento, depositado en el Fondo de Comandancia de Obras del Archivo Intermedio Militar de Baleares y con motivo de la construcción del Abrevadero Lavadero en dicha zona (es Crédit), se mandó sembrar unos álamos blancos.

Relación de varias noticias, medidas y dimensiones a cerca del lavador y abrevador que se trata construir por cuenta del Ayuntamiento de esta Ciudad en la Taroncheta o explanada del Baluarte de San Juan de esta Plaza.

El abrevador que solo servirá para beber las caballerías, costará de 25 ½ pies castellanos de longitud.

El lavador, que se dividirá por la parte interior en dos balsas, contará de 79 pies castellanos de longitud y 25 pies de latitud.

El lavador y abrevador que estarán unidos, bajo la misma línea céntrica de la obra, contará de 3 pies de altura sobre la superficie de la tierra, y unidos ambos como lo deben estar, costarán de 104 ½ pies de longitud.

Este lavador y abrevador expresado deberá estar a 36 pies separado de la muralla de la Plaza, o a la mayor distancia si se mandase, y a los mismos 36 pies, separado de la muralla o estacada que encierra el Arrabal de la Marina.

Lo rodearan al lavador y Abrevador dichos un paseo con dos filas de árboles de álamos blancos que después de dar hermosura a este edificio, le hará sombra cuando estarán criados, para comodidad de las lavanderas que en el mismo trabajasen lavando ropa.

Ibiza 17 de Julio de 1819.
Atilano Basurto.»

LA NOTA

El monumento se hizo con bronce cedido por el Parque de Artillería de Barcelona

En el plano que se adjunta y fecha de 1899, se aprecia los arboles al inicio de lo que será el futuro paseo. No ocupando su totalidad, dichos arboles serán replantados en diciembre de 1882, tras la siguiente instancia del Ayuntamiento de Ibiza, no llegando estos a la zona donde se ubica actualmente el Monumento a Vara de Rey.

“Excmo. Sr Capitán General de las Baleares. – El Ayuntamiento de Ibiza a V.E. con el debido respeto expone: Que en el Paseo de la Alameda extramuros del Arrabal de esta Ciudad existía un gran plantío de árboles de sombra la mayor parte de los cuales han desaparecido unos al impulso de la vejez y otros al de los agentes atmosféricos.- En su virtud, la corporación que suscribe ha acordado repoblar dicho sitio de recreo. Pero como quiera que dicho paseo está comprendido dentro la primera zona polémica de esta Plaza ha acordado dirigirse a V.E. y – Suplicarle se digne concederle el competente permiso para hacer el referido repoblado sin perjuicio de estarse a las prescripciones vigentes del ramo de guerra. Gracia que no duda alcanzar de su recto proceder- Ibiza 20 de Diciembre de 1881- El Alcalde-José Verdera- PADA- Jaime Riera- Secretario habilitado.” A finales de 1903, el monumento era una realidad, la obra encargada al Arquitecto Pont y al escultor Alentorn quedaba montado, en el paseo de la Alameda, para la fundición del conjunto se utilizó el bronce cedido por el Parque de Artillería de Barcelona y no con los cañones de la Plaza, solicitud que realizo el canónigo Riquer Aquenza el 10 de abril de 1900, que dichos bronces fueran entregados en Barcelona ya que la fundición estaba situada en la Ciudad Condal. Para la cesión de las piezas de bronce se tuvo que solicitar autorización, al igual que había pasado con los bronces para el héroe de Cascorro en Madrid o para la estatua de Cánovas del Castillo. Los bronces fueron entregados los días 27 de abril y 8 de mayo de 1901.

Mientras tanto Alfonso XIII, a la edad de 16 años consigue la mayoría de edad, jurando como Rey de España el día 17 de mayo de 1902, finalizaba la Regencia de María Cristina, durante la cual se realizaron todos los trámites para la realización del monumento.

LA NOTA

Un monumento inaugurado en abril de 1904

El monumento debía inaugurarse el 1 de julio de 1904, coincidiendo con el aniversario de la muerte de Vara de Rey, dicha inauguración debió adelantarse por la visita de Alfonso XIII, en dicha visita algunos personajes locales solicitaron al Rey el derribo de las murallas, gracias a Dios y al estamento militar este deseo no llego a realizarse, El 25 de abril de 1904 quedaba inaugurado el monumento con la asistencia de la familia de Vara de Rey, y con las siguientes palabras firmaba Alfonso XIII, «Para los mártires del deber la muerte se transforma en pedestal glorioso». Vara de Rey, descansa en el Cementerio de la Almudena, donde fueron trasladados sus restos en 1940.