El Ayuntamiento de Sant Joan y el Consell d’Eivissa tienen previsto llevar a cabo este mismo año un proyecto para restaurar la torre de defensa de Portinatx, construida en el siglo XVIII, que se encuentra muy deteriorada por la dejadez, el vandalismo y la falta de conservación durante las últimas décadas.

El alcalde del municipio de Labritja, Antoni Marí Carraca, destaca que el departamento de Patrimoni del Consell d’Eivissa ya ha aprobado el proyecto de reforma y que ahora se está a la espera de firmar un convenio por el cual ambas instituciones sufragarían al 50% las obras a realizar, que ascenderían a unos 40.000 euros aproximadamente. Carraca, además, espera que estas obras puedan ejecutarse antes de que se inicie la temporada estival.

Además de esta esperada reforma, el alcalde de Sant Joan también avanzó que está prevista la limpieza del entorno de la torre, incluida la demolición de la estructura de la vivienda de la Punta de sa Torre, una construcción paralizada por el Ayuntamiento de Sant Joan a finales de la década de los ochenta del siglo pasado. «Estoy en conversaciones con la propiedad para limpiar el entorno de la torre y tirar la estructura inacabada, un tema que vengo batallando desde que soy alcalde», apuntó Carraca.

El Ayuntamiento de Sant Joan ha intentado en varias ocasiones negociar, sin éxito, con los antiguos propietarios de los terrenos, la familia del empresario Xavier Cabau, fallecido en 2007, la cesión de la torre al Consistorio. «En su día la propiedad interpuso contenciosos para que no se tirara la estructura pero ahora está en vías de que pueda llevarse a cabo; me consta que la redacción del proyecto de demolición se ha encargado a un arquitecto ibicenco», explicó Antoni Marí, quien señaló que los terrenos los gestiona ahora «el club de vacaciones vecino, que son gente con la que se puede hablar y negociar, aunque no sé si es una compra, un alquiler o un alquiler con opción a compra».

Carraca destacó que las obras consistirán en un «lavado de cara» para salvar las losas de marès desgastadas por la erosión, aunque la torre «necesitará otra actuación posterior» de mayor envergadura para que, por ejemplo, pueda visitarse su interior.