El presidente del Parlament, Baltasar Picornell, de Podemos, pidió ayer a los medios de comunicación y al público que abandonaran el pleno en una decisión sin precedentes desde la constitución de la Cámara en 1983.

Picornell echó mano de un artículo del reglamento, el 68, que prevé la posibilidad de que algunas sesiones no sean públicas. Reclamó a los técnicos que cortaran la señal de televisión y pidió la salida de periodistas y público cuando la Cámara iba a debatir una moción del PP en la que reclamaba al Ejecutivo que cumpliera un acuerdo aprobado meses atrás en que se reclamaba la destitución de dos cargos (el director general del IB-Salut, Juli Fuster, y el asesor de la Conselleria de Treball, Pau Thomàs) por considerar que eran un ejemplo de nepotismo. Meses atrás, Podemos apoyó esa petición, e incluso la instigó, pero ayer pensaba votar en contra.

La razón que llevó a Picornell a declarar secreto el pleno fue que su grupo, Podemos había presentado una enmienda de sustitución en la que reclamaba la reprobación del diputado ‘popular’ Álvaro Gijón, investigado en un caso de corrupción policial por el que ha sido llamado a declarar en los tribunales. Finalizada ya la sesión, Picornell se disculpó a través de las redes sociales y el Parlament remitió una nota en el mismo sentido. Pese a la disculpa, «sobre todo a los medios de comunicación», se ratificaba en la legalidad de la medida.

Decisión personal
El artículo 68 de reglamento señala que los plenos serán públicos salvo en cuestiones que afecten al «decoro» de la Cámara a los miembros de ésta.

La decisión de Picornell cogió por sorpresa a su propio grupo. Aunque éste sí la había comentado con otros miembros de la Mesa, en Podemos no tenían ni idea. La primera en mostrar su incredulidad fue la portavoz ‘podemita’, Laura Camargo. En los pasillos de la Cámara afirmó que no compartía que un debate sobre transparencia se declarara secreto. En un clima de total confusión y de sorpresa, no consiguió transmitir a los medios si había sido una idea de Picornell (que ayer cumplía un mes en el cargo) o del PP. En cualquier caso, afirmó, es algo que prevé un reglamento que, en su opinión, hay que reformar. Pero la polémica no había hecho más que empezar.

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Mientras periodistas y público mostraban su sorpresa por lo que estaba ocurriendo, en el interior del salón de sesiones (y sin presencia de medios de comunicación) los portavoces de los grupos pedían la palabra para expresar su disconformidad con la decisión de Picornell y preguntarle si tenía el aval de los servicios jurídicos. El PP anunció que, a la vista de la situación, retiraba su moción. Y la sesión volvió a abrirse.

Pero para entonces, la ‘noticia’ estaba en los pasillos. Portavoces de todos los grupos cuestionaron la decisión del presidente de la Cámara. Su antecesora, la exdiputada de Podemos (ahora, en el Grupo Mixto), Xelo Huertas, dijo que era algo alucinante» y afirmó que era «un montaje» de su ex partido que ahora «está entregado al PSIB» y que no podía mantener el voto de hace unos meses. «No querían ponerse en evidencia».

Alberto Jarabo aseguró que él había sido el primer sorprendido de la «decisión unipersonal» de Picornell, de la que no tenía conocimiento previo. «Ha aplicado el reglamento aunque no nos guste», dijo Jarabo que mantuvo que «los debates sobre transparencia no deben ser secretos».

Margalida Prohens (PP) aseguró que «nunca había visto nada igual». Y añadió «Si Picornell quiere montar un circo, que lo haga en su casa o se vaya a Fornalutx», en alusión al día en que fue multado por oponerse al Correbou.

El portavoz del PSIB, Andreu Alcover, y la de Més, Bel Busquets, también expresaron su disconformidad. «Picornell ha cometido un error, aquí en otras ocasiones nos hemos dicho de todo y no ha pasado nada», dijo el primero. Busquets mostró su «sorpresa» y dijo que pedirá información en la Mesa de hoy. Jaume Font (PI) aludió a la «división de Podemos». Añadió que «tarde o temprano, alguien cantará y sabremos qué pasa». Pericay (Ciudadanos) mostró su «incredulidad».

Picornell no dijo nada en un primer momento. Por la tarde el presidente del Parlament difundió a través de Twitter y Facebook un texto (luego confirmado desde el Parlament) mediante el que pedía disculpas «a todas aquella personas, sobre todo a los medios de comunicación que se hayan podido molestar por mi decisión de aplicar el tenor literal del reglamento». Afirmó que tampoco a él le gustaba.