▲ Nubarrones en el horizonte. Armegol se queda con el apoyo de Més per Mallorca, pero ahora tendrá que negociarlo todo con dos partido a su izquierda; y a la dificultad de negociar con Podemos se suma ahora el trabajo añadido de pactarlo todo con Més per Menorca. Foto: JOAN TORRES

La salida de Més per Menorca del Govern supone una carga de profundidad dirigida al núcleo del pacte porque deja al Ejecutivo con una precaria minoría parlamentaria ya que se pierde el apoyo directo de tres diputados. Més per Menorca no se va a hacer de oposición, sino a hacer de Podemos, que es casi peor. El Govern de Francina Armengol se queda así con el voto de 21 de los 59 diputados, además del apoyo externo de otros 11. Luego están Xelo Huertas y Montserrat Seijas, claro.

1 – El efecto dominó de la caída de Ruth Mateu

La dimisión de la consellera de Transparència, Ruth Mateu, por la adjudicación de una serie de contratos directos al jefe de campaña de Més per Mallorca ha provocado un verdadero tsunami político. Ruth Mateu fue nombrada a propuesta de Més per Menorca, pero ha tenido que dimitir por problemas internos de Més per Mallorca y eso es algo que ha sentado muy mal en la isla vecina.

2 – El malestar de los socios menorquines

Que haya dimitido Mateu y no los dos consellers de Més per Mallorca que también firmaron contratos es el factor fundamental que ha propiciado la salida de los menorquines del Govern: se sienten maltratados por el PSIB, pero sobre todo por sus socios mallorquines, a quienes acusan sin ambages de deslealtad. Més per Menorca cree que, por la misma regla de tres, deberían haber dimitido los otros dos consellers salpicados por los contratos: el vicepresident del Govern, Biel Barceló, y el conseller de Medi Ambient, Vicenç Vidal. Los dos siguen en sus despachos.

3 – La consellera, el daño colateral de la crisis

Ruth Mateu es lo que desde la guerra de Irak se conoce como «daño colateral». El objetivo no era ella, sino Biel Barceló, la primera persona señalada por la adjudicación de contratos a dedo. El cazador, sea quien sea, se ha cobrado su primera pieza, pero ha errado el tiro, así que probablemente seguirá al acecho mientras no consiga el trofeo que busca: la cabeza del vicepresident del Govern. ¿Quién pasea aún la pistola humeante? Aquí se dan algunas pistas de una novela que acaba de comenzar.

4 – La preocupación de un sector de Més y Barceló

Hay un sector de Més preocupado por la imagen que está dando el conseller de Turisme, Biel Barceló, con alguna de sus actuaciones políticas. Este sector le tilda de ser un conseller ‘a la derecha’ del pacte. Ideológicamente, este grupo se encuentra cerca de lo que representa el GOB y Terraferida.

5 - Más inquietud: ¿quién será el candidato?

A la preocupación por la política que se está llevando a cabo en la calle Montenegro se ha sumado en las últimas semanas otro factor que ha hecho que muchos en Més pasen de la preocupación al nerviosismo: ha comenzado a propagarse la idea de que Biel Barceló quiere repetir en las elecciones de 2019 como candidato o como segunda espada. Eso cercena las aspiraciones de algunos, pero además deja sin aliento a quienes creen que, con la oposición frontal de colectivos ecologistas –que muy probablemente se incrementará exponencialmente este verano– sería un suicidio para la formación permitir que Barceló encabece la lista.

6 – ¿Qué ha pintado el PSIB en este culebrón?

El sector de Més que apoya a Barceló se resiste a creer que las filtraciones vienen de sus propias filas y apuntan a una conselleria de PSIB que maneja información sobre contratos. Hasta aquí puedo leer. La tesis es que los socialistas maniobran para debilitar a sus socios y ganar así peso en la izquierda. La debilidad de Més y Podemos fortalece al PSIB, sí, pero también es cierto que quien ayer estaba como una castañuelas es el nuevo líder del PP, Gabriel Company, a quien han recibido con alfombra roja en su papel de líder de la oposición.

7 - ¿Y ahora qué puede pasar en el Govern?

Primero: la presión sobre Biel Barceló no decaerá porque el cazador sigue agazapado. Segundo: Armengol va a sudar aún más para aprobar leyes y presupuestos. Conclusión: no se vayan todavía; aún vendrá más.