Sardinas Negras se supera cada semana. Por esta sección han pasado alcaldes, concejales, exconsellers, deportistas, directores de orquesta y de cine, actores, escritores... y ahora este fin de semana en este periódico y en la Televisió d’Eivissa y Formentera damos un paso más y conocemos a una mujer que a finales de los ochenta fue dos veces campeona de España de Power Lifting, medalla de bronce en un campeonato de Europa y poseedora de 15 récords de España. Ella es Paquita Ribas, una exdeportista de élite que desde hace más de una década regenta la peluquería Jana en la calle Vicent Serra i Orvay de Ibiza.

Tras unos hipnotizadores ojos verdes se esconde una mujer de gran sonrisa y enorme corazón. Capaz de bajar el precio de sus cortes de pelo para que las personas mayores, viudas y con discapacidad puedan estar guapas; todos los martes aporta su granito de arena con las personas de APPAC y además destina cincuenta céntimos de cada servicio que ofrece en su peluquería para el trabajo que desarrolla la ONG Vía Oberta Nepal en este país. Por eso no es extraño que Paquita esté rodeada de «ángeles», tres peces preciosos que bautizó con el nombre de Miki, Toni y Manu, muy buen rollo, y sobre todo un aura especial.

—Muy buenos días. Estamos en su peluquería Jana. ¡Qué tranquilidad!. No parece Ibiza antes de la temporada...

—(Risas). La verdad que sí. Está en un sitio privilegiado, en la plaza de Sa Colomina, un plaza con mucho verde y muchos árboles. Es un oásis de tranquilidad.

—Es que se respira calma y relax...

—Eso es cierto y me lo dice mucha gente. Puede ser por la luz natural que tiene gracias a sus cristaleras o simplemente por la buena energía que hay. Digamos que no es una peluquería como las que estamos acostumbrados a ver (risas).

—Tiene una diosa Ganesha, fotografías del trabajo que hace la ONG Vía Oberta Nepal en este país, decoración india... y sobre todo tres peces impresionante al lado de los espejos. Nos han preguntado de dónde los sacó.

—Pues de la antigua pajarería Can Pascual y me encantan. Son una maravilla, muy vistosos y tranquilos. Además hacen las delicias de todo el mundo que viene a cortarse el pelo.

—¿Tienen nombre?

—La verdad que hasta ahora no, pero a partir de ahora se llamarán Miki, Toni y Manu, en honor a vosotros. (risas)

—También nos han pedido que le preguntemos sobre una fotografía que tiene vestida de carnaval al lado de la caja registradora...

—(Risas) ¡Ay madre, ya sale la caja de Pandora! (risas) Pues esa foto era de cuando colaboraba en el programa Sa Vetllada de Agustín Prades. Yo acudía a hablar de peluquería y belleza pero como me encantaba y me lo pasaba muy bien cada vez me involucraba más. Y así un carnaval convencí a otros colaboradores para que nos disfrazáramos y allí que fui yo con el traje más sencillo (risas). El caso es que mucha gente se cree que es del carnaval de Tenerife cuando es del programa Sa Vetllada. Aún recuerdo lo complicado que era moverme con lo que pesaba el traje...

—Agustín Prades, otro Sardina Negra...

—Lo sé. Desde aquí mi más profundo agradecimiento por pensar en mí en aquella etapa.

—Ahora se dedica a la peluquería a tiempo completo pero que tiene un pasado muy brillante como deportista de élite. ¿Por qué decidió ser peluquera?

—Porque es mi verdadera pasión. Que se lo digan a mi madre que en cuanto podía le andaba cortando todas las fotografías o el pelo de las muñecas y en cuanto salía del colegio me iba corriendo a casa de Ana, una peluquera del barrio, para ayudarla lavando cabezas subida encima de una banqueta.

—Tengo entendido que con 25 años montó su primera peluquería. Para aquella época fue muy emprendedora.

—Es cierto. Primero con 18 años empecé a trabajar en una peluquería que se llamaba La Tignasse y que regentaba Michel, mi gran maestro. Y sí, después con 25 años monté Formas, mi primera peluquería. Pero hay que decir que aunque siempre he sido muy lanzada para ‘alante’ también en este caso tuve unos ángeles que me ayudaron y me avalaron. Y después, tras muchos avatares y pasar siete años en Holanda, hace 14 años que monté Jana.

—Hay mucha gente que le agradece el que haya bajado los precios ajustándolos a las personas más desfavorecidas...

—¿Si? Pues no deberían. Es algo que deberíamos hacer todos porque todo el mundo tiene derecho a estar guapo.

—Ya, pero en Ibiza da la impresión de que en ocasiones hay mucho postureo y sólo se lleva el lujo.

—Es cierto. Mira la idea de poner los cortes de pelo a diez euros para las personas mayores, los viudos o las personas con discapacidad que tienen rentas bajas y no llegan a fin de mes surgió en plena crisis económica que también me afectó a mí. Yo no quería cerrar de ninguna manera y tampoco puedo entender que esta gente no se ponga guapa porque no se puedan pagar un corte de pelo o un peinado. Así que tras hablarlo con una amiga, otro ángel, hice cuentas, vi que podía salir rentable y además podía ayudar aportando mi granito de arena y me lancé a la piscina. Lo más bonito es hacer feliz a la gente y verles con una sonrisa.

—Es que usted no para de ayudar. Dona cincuenta céntimos por cada servicio que ofrece en su peluquería a los proyectos de Vía Oberta Nepal y además todos los martes es voluntaria en la Asociacion Pitiusa de Ayuda a Afectados de Cáncer (APPAC). ¿Usted no para?

—(Risas) Hago todo lo que puedo y con APPAC, por ejemplo, no puedo estar más encantada. Conocí la asociación gracias a una amiga que se iba a hacer socia y al final me acabaron liando a mi. Enseguida, viendo la labor que hacen, me fuí involucrando más y más hasta querer ser voluntaria. Me hicieron la entrevista de rigor y allí voy, encantadísima y súper feliz todos los martes para estar un tiempo con ellos. Y te digo una cosa, yo realmente hago muy poco, sólo darles tiempo, comprensión y alguna sonrisa, pero en cambio tu no sabes lo que me dan ellos a mí. Es increíble lo que yo aprendo con ellos cada martes.

—Bueno, y echando el tiempo atrás. ¿Cómo acabó siendo una de las mejores culturistas de Europa a finales de los ochenta y primeros de los noventa?

—(Risas) No tanto. Pues por casualidad o por el destino. Cuando tenía mi peluquería al lado colocaron un gimnasio. Yo no había hecho deporte en mi vida pero como tenía muchos problemas de espalda decidí probar aunque no sabía ni lo que era una pesa. Poco a poco me fui encontrando mejor, me fue gustando el tema mucho más y sobre todo conocí a una persona maravillosa, Luciano Mori. Él fue el entrenador que cambió mi vida.

—¿Por qué?

—Pues porque se fijó en mí, en mi potencial, en mi masa muscular y en mi estructura ósea y aunque al principio no quería saber nada al final me acabó enganchando.

—¿El culturismo es un deporte bastante desconocido en España no?

—En parte sí, y más en los tiempos en los que yo competía. Te hablo de finales de los ochenta y primeros de los noventa. Además hay mucho desconocimiento y la gente se piensa que es todo a base de anabolizantes y pastillas cuando es un deporte en el que no se consigue nada si no se entrena duro, no se tiene disciplina y se sigue una dieta equilibrada.

—¿Tuvo que hacer muchos esfuerzos?

—La verdad que sí. Dejé atrás la peluquería, que era mi pasión, y me pegaba unas palizas enormes de entrenamiento, sobre todo cuando decidí seguir con la disciplina del Power Lifting, que es un deporte que combina el levantamiento de pesas, sentadillas y press de banca. Lo bueno es que Luciano y yo hacíamos un gran equipo y conocí gente muy buena durante aquellos años.

—He visto imágenes de Power Lifting... ¿no es muy complicado eso?

—(risas) Bueno más que complicado es concentración, porque tienes tres jueces a tu lado midiendo cada movimiento y al mínimo que haces mal te lo dan como nulo. A mi me pasó cuando batí un récord y fue frustrante.

—¿Es cierto que probó con la halterofilia?

—Pues sí, pero poco tiempo. Querían que siguieran pero a mí no me gustaba y decidí retirarme definitivamente.

—Se retiró en lo mejor de su carrera. ¿No le da pena?

—No. Es una decisión que tomé por falta de motivación cuando Luciano se marchó y siguió otros caminos. A pesar de que me insistían mucho yo sentía que ya no tenía las ganas ni las fuerzas suficientes. Y entonces es mejor dejarlo y dedicarlo a lo que realmente me gusta, la peluquería.

PROGRAMA
Hoy en la TEF a las 21.55 horas

PEQUEÑA BIOGRAFÍA

Paquita Ribas Escandell nació en Palma de Mallorca «de forma circunstancial» pero toda su familia es de Ibiza. Fue el 6 de noviembre de 1961.

Con 18 años entró en la peluquería La Tignasse de Ibiza con Michel. Fue su gran maestro.

Con 25 años funda su primera peluquería, llamada Formas.

Desde 1986 a 1990 se dedicó al culturismo y al Power Lifting siendo una de las mejores de Europa. Fue dos veces campeona de Baleares de Culturismo, consiguió el cuarto puesto en el Campeonato de España de Culturismo, fue primera en dos ocasiones en el Campeonato de España de Power Lifting, décima en el Mundial de Suecia de Power Lifting y Bronce en el Campeonato Europeo de Madrid de Power Lifting. Además, consiguió 15 récords nacionales.

Tras dejarlo vivió siete años en Holanda.

Fue colaboradora en el programa Sa Vetllada de Agustín Prades.

Desde 2002 regenta la peluquería Jana en Ibiza.

Es voluntaria en APPAC y colabora con Vía Oberta Nepal donando cincuenta céntimos de cada uno de sus servicios en la peluquería.

LA PREGUNTA

—Una pregunta. Esos ojos verdes son naturales. Hipnotizan sinceramente.
—(Risas). Gracias. Pues sí. Son míos y solamente míos. Y muchas gracias por decírmelo.