Julio Hernanz en la portada de su nuevo poemario. Foto: RAFA DOMÍNGUEZ-RAYMAR

El poeta Julio Herranz vuelve a estar de actualidad, si es que alguna vez dejó de estarlo. Tras presentar hace unos meses su nuevo poemario, Los años resistentes (Ediciones Finis Africae), hoy lo presentará en La Fira del Llibre de Palma a las 19.00 horas junto a la nueva consellera balear de Cultura, Fanny Tur. Una acompañante perfecta para una obra que supone el regreso después de 12 años para este gaditano afincado en nuestra isla desde hace casi medio siglo.

—Fanny Tur. Qué nivel para la presentación de Los años resistentes en Palma.
—Sí. Es algo que agradezco infinitamente a mi amiga Fanny Tur a la que conozco desde hace tantos años. Además, como fue una de las primeras que leyó el manuscrito de Los años resistentes, cuando estaba en el Arxiu y antes de que la envolviera esta vorágine política, espero que no le haya dado mucho trabajo prepararse la presentación.

—Tras 12 años regresa con un poemario. ¿Qué encontramos en la obra?
—Una declaración de principios. Yo, igual que la canción de El dúo dinámico, Resistiré.

—Dice que es una crónica que mezcla poesía con periodismo. ¿Cómo se compra eso?
—(risas) Con 40 ejemplos de poesía narrativa que son casi prosa. En ellos, trato temas más sociales, más íntimos, más artísticos o más temporales, divididos en cuatro partes de diez poemas cada una: Serán cenizas, Ocaso en fuga, Arte y parte y Afectos de largo.

—¿Así le hubiera gustado escribir a usted cuando fue periodista?
—Escribí en la sección de cultura y aunque me encantaba tal vez me hubiera gustado probar a hacer opinión. Seguro que allí no me hubiera tenido que pelear, entre comillas, con tanto jefe que no entendía que yo venía de otro mundo.

—También es muy crítico. Con el periodismo, la sociedad, el futuro de la isla... ¿Tan mal vamos?
—(risas) Sin duda. Ya no vivo en los tiempos de ser políticamente correcto, como cuando trabajaba de periodista y había que comer. Ahora, como dicen Fito y Fitipaldis, «puedo escribir y no disimular, es la ventaja de irse haciendo viejo».

—¿Entonces es un ajuste de cuentas?
—Ese calificativo es muy fuerte. Dejémoslo en que es una visión de todo lo nos rodea a través de los ojos de un gaditano que reside en Ibiza desde hace 43 años y que ha visto los cambios que ha sufrido esta isla que se despeña sin remedio.

—Tras este tiempo. ¿Lo ha visto todo?
—(risas) No creo porque desgraciadamente siempre hay algo más. Eso sí, he visto ya tantas cosas que estos 40 poemas tienen mucho de diálogo intergeneracional conmigo mismo, aplicando siempre la ironía y el sarcasmo e intentando aportar una visión del pasado, presente y lo que creo que será el futuro.

—Trabajó de periodista muchos años. ¿Cómo ve el periodismo actual?
—Aunque yo fui un periodista atípico, sin carrera y que entró un poco por casualidad, siempre me ha dado pena cómo el periodismo está manipulado por intereses comerciales y políticos y cómo se vende la conciencia. Y por desgracia esto no cambia sino que va a peor.

—¿Las horas que dedicamos a esta profesión es lo que ha hecho que tardara 12 años en escribir un nuevo poemario desde El ángel yuxtapuesto?
—¡Qué te voy a contar yo a ti! (risas) Este trabajo puede ser muy absorbente y dejarte sin vida.

—¿Entonces de dónde ha sacado el tiempo?
—De donde he podido. La ventaja que tiene un poeta frente al narrador o el ensayista es que se puede ir haciendo los poemas de forma tranquila, gestándolos primero en su cabeza y luego en el papel. De hecho yo soy de los que se me van ocurriendo versos prácticamente en cualquier sitio.

—¿Los sigue colgando en Internet?
—(risas) En ocasiones, como hacía los haikus, y en otra plataformas como hice con la serie Alice Carroll y Peter Pan venden piso en Ibiza gracias a mi amiga Rebecca Beltrán.

—¿Eso es precisamente hacia lo que va la poesía actual?
—Pues sí. Me sorprende la explosión que vive actualmente, sobre todo entre mujeres jóvenes. Sin embargo, creo que está muy lejos de los clásicos porque son casi como letrillas de canciones. Y yo soy de los que sigue pensando que la poesía tiene que ser un arma cargada de futuro.