El Mercat Nou de Vila es un reflejo de la vida en la isla y como tal no deja de sorprendernos. Y así lo podemos
comprobar en la parada número 43 o lo que es lo mismo la Frutería María Cardona, (Frutas Tropicales y Exóticas), que ofrece al consumidor lo mejor de la huerta y el campo ibicenco y nacional, por una parte, y lo más selecto de las frutas de otras latitudes por otra. En esta frutería, una de las más grandes del mercado, no hace falta ningún elemento decorativo, ya que el mosaico de colores que podemos admirar lo conforman las frutas y verduras expuestas a la venta.

En la parte izquierda una explosión verde y roja se adueña de nuestra vista. Mónica Martínez, la dependienta, nos atiende, nos guía y nos va dando detalles.

«Ahora tenemos muchos productos de temporada y algunos, como los tomates, estarán aquí ya en dos semanas». Es el momento de las lechugas: maravilla de verano, romana, de roble verde y roja y loyo, también en las mismas variedades, todas muy crujientes a 1,50 euros la pieza. También hay unas estupendas patatas de Ibiza, «blanca y roja, y ya tenemos el patató». De momento salen un poco caras, a 1,80 euros el kilo, «pero irán bajando paulatinamente», asegura la vendedora. Las cebolletas tiernas también están en su mejor momento en Ibiza y son un ingrediente que no puede faltar en la cocina mediterránea, son las de mayor calidad, «frescas y jugosas, en dos tamaños, a 1,50 el manojo». Además, encontramos también la cebolla blanca ibicenca a 1,60 euros el kilo y la variedad morada, (2,40 por un kilo), procedente de Valencia, «de excelente calidad». Las judías verdes redondas son otro de los productos que están saliendo de la huerta ibicenca en estos momentos y que «se agotan enseguida», de momento rondan los 5 o 5,50 euros el kilo, «aunque también irán bajando, estas son las primeras que han salido». En breve, también habrá guisantes de Ibiza «pero ahora los que vendemos proceden de Kenia y están a 18 euros el kilo».

Otro de los productos que relucen en esta parada son los calabacines, los venden de dos calibres diferentes, «uno pe- queñito y otro mas grande, a 2,40 euros el kilo, igual que el pepino», y un precioso brote de calabacín con flor que llama nuestra atención que se vende por uni- dad a 1 euro la pieza. La flor de calabacín es una delicatessen que no puede dejar de probar. Para el relleno se puede preparar con una buena crema de queso y an- choas picadas, cerramos la flor, la rebozamos con harina de tempura y la freímos hasta que el rebozado esté crujiente, les escurrimos el aceite sobrante con un papel secante y están listas para servir. Es, sin duda, un plato exquisito que podremos degustar en los hogares ibicencos pero que se servirá también en las villas de lujo y los restaurantes más caros.

Otra de las especialidades de María Cardona son las frutas tropicales «ya que la fruta que hay ahora mismo en Ibiza viene muy pequeña o está muy picada por los pájaros», a excepción de unos hermosos albaricoques recién cogidos del árbol, a 5 euros si se lleva un kilo y la naranja a 1,60 euros por kilo. En esta parada podemos encontrar diferentes tipos, con distintas procedencias y con un aspecto excelente. Mónica nos cuenta con mucho entusiasmo algunas de las mejores opciones que nos puede ofrecer en estos momentos: la granada que viene de Israel a 7,90 el kilo; la pitahaya o fruta del dragón, a 8 euros la pieza procedente de Vietnam; la papaya verde «que te la piden mucho para hacer comida tailandesa», a 8 euros el kilo también de Vietnam. El mango y la papaya de Brasil a 8,90 y a 6,50 euros el kilo, respectivamente y que son unas de las mejores del mundo. También podemos ver el physalis a 3 euros la bandeja, «que está riquísimo con chocolate» y las piñas baby traídas de Brasil, mucho más dulces y que normalmente se utilizan para rellenar, por ejemplo en un cóctel de gambas. Otra de las delicatessen es el bananito de oro, una banana muy pequeña que destaca por su dulzura procedente de Colombia 16 euros el kilo.

Para terminar la dependienta nos ofrece unas brevas «porque son las primeras» proceden de Alicante y «están buenísimas aunque no son rojas por dentro como las ibicencas que empezarán a salir dentro de poco, asegura. Mónica nos emplaza a volver dentro de poco para probarlas y así lo haremos. De momento, nos despedimos de ella y de ustedes hasta la semana que viene, comprobando una vez más que Ibiza y este mercado son un crisol de sabores y colores procedentes de la tradición y de las diferentes nacionalidades que aquí conviven. Bon profit!