Un tradicional traje de gonella de Ibiza, procedente del Museo del Traje de Madrid, formará parte junto a otros 39 de una muestra organizada por el Museo de la Moda de París, en la Casa de Víctor Hugo de la capital francesa, llamada «Costumes espagnols entre ombre et lumière» (trajes españoles entre luz y sombra) que se podrá ver hasta el próximo 24 de septiembre.

«Es el 1% de su colección», subraya el comisario y director del Palacio de Galliera, Olivier Saillard, quien lejos de todo folclore y cliché quiso mostrar aquí la relación con la moda de esta valiosa herencia.

En Francia, la moda «puede apoyarse en la alta costura y en España en esta forma muy erudita» y diversa, en esa «otra costura», resalta al comentar con los medios el legado de esos trajes de finales del XVIII a principios del XX, su virtuosismo, su corte, la calidad de sus materias primas y su vocación de eternidad.

Para ilustrarlo, centró su primera sala en la imponente capa parda de Zamora, seguida de exquisitas creaciones adornadas con bordados, pasamanerías, joyas, delantales, medias, fajines, corsés o mantillas; la mayoría aptas para grandes ocasiones, fiestas y ceremonias, algunas para la labranza y la vida cotidiana.

El traje de Alosno (Huelva); el de gonella de Ibiza; la lagartera de Toledo; la sobria cobijada de Vejer de la Frontera (Cádiz), y el enjoyadísimo vestido de novia de La Alberca, en Salamanca, son algunos de los modelos que por primera vez pueden verse en París, junto con otros de Canarias, Cataluña, Valencia o Extremadura.

El broche final quedó en manos de un conjunto navarro, sendos modelos del Alto Aragón y del majismo madrileño y una serie de cinturones, joyas y fastuosos e historiados sombreros.

Los trajes dialogan entre sí y también con una selección de fotografías que ilustran su uso, obra del ingeniero, fotógrafo y etnólogo José Ortiz Echagüe (1886-1980), apenas conocido en Francia.

El dramaturgo mantuvo con España una relación particular por ser hijo de un general bonapartista que durante la invasión francesa defendió las posiciones de José I en las provincias centrales, luchó contra sus guerrillas y persiguió con especial ahínco pero sin éxito a uno de los héroes de la Guerra de la Independencia, El Empecinado.