Imagen del operario lanzando las maletas en el aeropuerto de ibiza.

Esta semana hemos visto cómo un operario de ‘handling’ de Iberia del Aeropuerto de Ibiza la emprendía a patadas con las maletas de unos viajeros que acababan de llegar a la isla, en un arrebato de rabia -no exento de impotencia- cuando, al tomar una curva con el carrito, se le cae parte de la carga. El vídeo lo hemos podido ver todos y son curiosos los comentarios que hemos leído por parte de la gente. Unos se enfurecen viendo lo que el trabajador le hace a las maletas y bolsas, quizás también recordando el estado en el que recogió alguna vez su equipaje en la cinta. Otros sienten empatía por un trabajador que tiene un mal día y harto de calor y desbordado por la sobrecarga de trabajo y otras circunstancias aún peores, la emprende a porrazos con lo que tiene más a mano, suerte que eran maletas.

Desde luego los más empáticos, personas comprensivas y tolerantes de las que todos tenemos tanto que aprender, defienden que cualquiera reaccionaría así si trabajase tantas horas al sol y no llegase a final de mes. Suponiendo que esto fuera así, les imaginamos igual de comprensivos si las maletas fueran suyas y el contenido de las mismas apareciese hecho trizas. O cuando los vigilantes jurados del Aeropuerto de Es Codolar, por poner un ejemplo, les hablen mal y les den algún empujón o les cacheen de mala manera en los filtros de seguridad, porque ellos también están desbordados por la carga de trabajo, por las horas que hacen y lo que tienen que soportar. Incluso se avecina una huelga indefinida, pues como nos recuerda Comisiones Obreras, los trabajadores del aeropuerto, tanto de limpieza, seguridad o ‘handling’, son uno de los sectores con mayor precariedad

Sucede que los que más comprensivos se muestran con el pobre operario de ‘handling’, fulminantemente suspendido de empleo y sueldo por Iberia, acostumbran a colgar fotos en internet de todo lo que a ellos les parece intolerable, ya sean hamacas en las playas, basuras rebosantes, coches mal aparcados o atascos en las carreteras. Doy por hecho que también serán los que maldicen a los alquileres turísticos, pero que cuando ellos se van de viaje no dudan en visitar Airbnb para procurarse alojamiento. Y del mismo modo que se quejan de que los maleteros cobran poco, ellos compran sus billetes en aerolíneas ‘low cost’. O dicen defender el pequeño comercio tradicional, pero no hay semana que no vayan a comprar a un bazar chino, de esos donde encuentras de todo por cuatro perras, cuando no le compran un pareo a un vendedor ambulante al que una mafia le obliga a patear la arena arriba y abajo.

No podemos ser tan hipócritas de criticar ciertas cosas y luego mirar hacia otro lado cuando observamos un comportamiento tan alejado de la profesionalidad.

• Alquileres turísticos.

La Ley que tramita el Parlament sobre los alquileres turísticos está más en el aire que nunca toda vez que Podem y Més per Menorca hasta el momento no han asegurado su apoyo para aprobar esta norma. Es posible que estén tirando de la cuerda como estrategia para lograr que sus enmiendas sean aceptadas, algo que forma parte del juego político y que no es descabellado pensar. Pero ya vemos que este es un asunto controvertido, con muchos intereses confrontados, y como dijo en estas mismas páginas el presidente del Consell d’Eivissa, Vicent Torres (a quien deseamos una pronta y total recuperación), aunque los alcaldes de la isla se han manifestado con claridad en contra de legalizar el alquiler de pisos a turistas, no se puede descartar que en algunas zonas tal cosa se permita. No sería ningún drama que, como expone el alcalde de Sant Joan, algún municipio lo haga como en su caso, quizás, Portinatx. Pero es importante que mientras haya problemas graves de acceso al alquiler residencial, el alquiler turístico en las Pitiusas sufra severas restricciones, de modo que quien quiera alquilar una propiedad, la destine no al alquiler vacaciones de corta estancia, sino al residencial de larga duración.

• Furgonetas negras.

No quisiera yo ser el propietario de una furgoneta negra, porque directamente uno podría ser calificado de taxi pirata. Y mucho me temo que en absoluto es así. No niego que los haya, por supuesto, pero que donde los taxistas digamos ‘legales’ (aunque entre ellos abundan muchos más piratas que los ilegales que ellos denuncian) ven piratas, los inspectores no los ven y por eso, no los sancionan. La competencia desleal es un problema estructural no solo en las Pitiusas, sino en toda Balears, pero algunos han logrado que solo hablemos de lo que a ellos les afectan, como si no afectase a tantos y tantos sectores en esta tierra.

Feliz domingo.