Anita Kuruba e Isidoro Lora-Tamayo, Chiki, son los rostros más visibles de Canteca de Macao.

Después de 14 años juntos, seis discos y haber navegado con gran éxito en todo tipo de estilos musicales, Canteca de Macao ha decidido separarse. Para despedirse de sus seguidores han preparado cinco conciertos bajo el nombre de El último trago, incluyendo uno mañana en Las Dalias a partir de las 20.30 horas. Algo que no es extraño, ya que la banda madrileña encabezada por Ana Saboya, Anita Kuruba, e Isidoro Lora-Tamayo, Chiki, han sido uno de los grupos que más veces han tocado en el mercadillo de Sant Carles en los últimos años.

—Cinco conciertos de despedida en España y uno en Las Dalias. ¿Se sienten como en casa en Ibiza?
—Pues sí. Para nosotros es un lugar muy especial porque siempre nos han tratado muy bien y es un lugar con mucho encanto que no se encuentra en ningún lugar.

—¿Cómo será el concierto? Es una despedida y eso casi siempre es triste...
—(risas). Bueno no en todos los casos. Pero para que nuestros seguidores y los que nos escuchen por primera vez se vayan con buen sabor de boca hemos preparado una actuación llena de flamenco, rumba, reggae o ska. Y por supuesto con nuestros mejores temas.

—A lo largo de estos años parecían un grupo creado especialmente para Ibiza. ¿Tienen una conexión especial con la isla?
—Es cierto. Pero yo como madrileño prefiero la Ibiza de la tranquilidad, la naturaleza y la calma antes que la de la fiesta y la marcha. Además es un lugar muy especial para componer temas nuevos.

—¿Tiene algún lugar preferido o no lo desvela como los ibicencos?
—(risas) No hay problema. Me encanta Cala Xarraca y siempre intento escaparme. Desgraciadamente ahora con el niño pequeño es más difícil aunque también más divertido.

—¿El balance de estos 14 años?
—Magnífico. Hemos conseguido muchas cosas a base de trabajar cuando somos unos amigos que comenzaron desde bien abajo en 2003 y que consiguieron 500.000 descargas con su primera maqueta al año siguiente.

—Hablando de descargas. ¿Fueron unos pioneros o unos locos?
—Las dos cosas. Rompimos moldes y barreras con las descargas digitales y en conseguir que la productora Warner nos respetara dejando seguir nuestro camino.

Además pusieron de moda el crowfunding cuando en España no sabíamos ni pronunciarlo.
—Sí. Pedimos ni más ni menos que 20.000 euros y los conseguimos. Y claro, no tardamos nada en salir en la radio o en la tele.

—¿Han conseguido mantenerse al magen de las discográficas?
—En cierta manera porque siempre hemos ido un poco a nuestro rollo. Todo tiene su parte buena y mala. Formar parte de una discográfica es importante porque te ayuda a muchas cosas y autoproducirse también porque tiene su encanto aunque da mucho más trabajo y no te permite llegar a ciertos sitios. Es cuestión de poner una balanza y decidir tu mismo.

—¿Una productora no lo controla todo demasiado?
—En algunos casos, promoción, derechos, editorial, entrevistas o conciertos. Pero es lógico porque ahora no se venden tantos discos como antes.

—A nivel personal ¿qué se lleva?
—De todo. He aprendido a hacer de todo, desde ser mejor compositor y cantante, a saber cómo se lleva un grupo de música en todos los aspectos. Ha sido muy bonito porque he aprendido a negociar con todo el mundo, a llevar las redes sociales y a producir un disco nosotros mismos.

—¿Cómo definirían su estilo? Canteca de Macao suena a Canteca de Macao aunque hayan tocado muchos palos.
—Me alegra oir eso porque muchas veces hemos tenido problemas para definirnos. Empezamos con la salsa, hemos pasado por rock, jazz, reggae, ska y rumba. Pero tal vez nuestro hecho diferencial ha sido la voz de Ana y la mía.

—¿Echará en falta al grupo?
—Por supuesto pero honestamente, creo que llegó un momento en el que necesitábamos aire y nuevas motivaciones. No ha habido mal rollo ni mucho menos porque Ana es mi hermanaza y nos ayudamos constantemente. De hecho cuando saqué mi disco en solitario ella me ha aconsejado muchísimo y yo haré lo mismo cuando termine su proyecto.