Álex Minchiotti, concejal del PP, acusó a Rafa Ruiz de tener ‘cristianofobia’. | MARCELO SASTRE

El pleno de ayer en Can Botino empezó con media hora de retraso por la convocatoria de la comisión especial de cuentas tan solo 15 minutos antes de la hora de inicio de la sesión. Un asunto que irritó a Álex Minchiotti, quien a las primeras de cambio acusó al alcalde Rafa Ruiz de sufrir «cristianofobia». El concejal del PP denunció que el equipo de gobierno era cómplice junto al Govern de que no se ofrezcan las horas de Religión que, según él, son preceptivas. «Yo no sufro ninguna cristianofobia y usted debe respetar que yo sea ateo. Este equipo de gobierno practica la aconfesionalidad», le espetó el alcalde.

También recibió lo suyo Villalonga, que ayer las tuvo con el socialista Alfonso Molina en varias ocasiones, una de ellas, cómo no, a raíz del Cetis y la futura gasolinera que se levantará junto a la estación para abastecer a los autobuses. Una instalación que no es del gusto de Villalonga pero permitida por el planeamiento urbanístico de la ciudad. «No presentó ninguna enmienda al PGOU en este sentido. Está haciendo el ‘cuñao’», aseguró Molina, cansado quizás de tener que darle explicaciones sobre el Cetis en cada pleno.

Quien también se ofendió fue el concejal de Mobilitat, Juanjo Hinojo, con la exposición de motivos redactada por el ‘popular’ Pablo Gárriz a la hora de justificar su petición para crear una Mesa de Movilidad. «El modelo de ciudad tendría que ser mucho más que sólo la visión parcial, interesada e ‘ilustrada’ de alguno», apuntaba el escrito presentado por el PP.

Hinojo avanzó que el equipo de gobierno votaría en contra de la propuesta «por su lenguaje demagógico» y a pesar de que «la propuesta no es mala». Así es el estilo de la nueva política.

Sin embargo, Hinojo no se esperaba el último movimiento de Gárriz, mucho más ‘ilustrado’ que el joven concejal comunista. El del PP retiró toda su exposición de motivos e Hinojo se vio obligado a aceptar la moción ‘popular’.

Como suele habitual, la sesión plenaria de ayer se alargó más allá de las cinco horas y, un día más, la portavoz del PP, Virginia Marí, reclamó la aprobación de un reglamento que limite las intervenciones de los concejales y haga los plenos más llevaderos para políticos, periodistas y los pocos ciudadanos que lo siguen en directo y vía streaming.