El mes de agosto concluye y con él muchas de la actividades programadas para la época estival ponen punto y final a su calendario. Este es el caso de la Asociación pitiusa de familiares de personas con enfermedad mental y de niños con autismo y otros trastornos del desarrollo (APFEM) y la Asociación de madres de discapacitados de Baleares (Amadiba), que anteanoche celebraron la clausura de su escuela de verano con un festival de música y baile en Ses Escoles Velles de Sant Josep.

A las 20.30 horas el colegio abría sus puertas para que los invitados tomaran asiento. Minutos después, el cantante David Sancho aparecía en escena para tomar las riendas del festival, y tras poner en pie a todos los presentes con éxitos como Bienvenidos de Miguel Ríos y La chica de ayer de Nacha Pop, llegó el turno de los miembros de la escuela de verano. En este caso las actuaciones se dividieron en siete canciones y siete bailes ambientados en La Movida de la década de los 80, que los chicos y chicas de Santa Eulària y Sant Josep llevaron a cabo con ayuda de sus monitores. Interpretaron algunos clásicos como Aquí no hay playa de The Refrescos, Bailando de Alaska o Me duele la cara de ser tan guapo de Los Inhumanos. Además, entre cada actuación amenizaron la velada con colaboradores disfrazados, votaciones, y algunos juegos para interactuar con el público, que hicieron a nuestros protagonistas olvidarse de los nervios previos a una actuación.

A continuación fue el turno de los agradecimientos. Entre mucha emoción y la satisfacción de una labor bien realizada, los miembros de las instituciones allí presentes entregaron reconocimientos a los artífices de esta actividad, entre los que se encuentran Aktúa, Ibsalut o Servicio de Playas de Cruz Roja.

Más tarde fueron los miembros de las instituciones quienes tomaron la palabra para abordar un tema tan delicado como la discapacidad. Su discurso fue esperanzador, y haciendo ver a las familias que este sólo ha sido el primero de muchos pasos que nos quedan por recorrer.

Por último, se celebró una Gymkana de juegos entre todos los asistentes acompañada de un refresco para todos los asistentes. Al terminar el festival unas 250 personas se quedaron a la tradicional cena de pa amb oli. De este modo se puso punto y final a una noche cargada de emociones y a un evento que esperemos sea el primero de muchos.