España vive momentos convulsos por la convocatoria de un referéndum en Cataluña el próximo día 1 de octubre, que debe pulsar la opinión de los catalanes sobre la independencia. Se trata de un pulso por parte de la Generalitat de Cataluña que está creando un clima muy tenso en todo el territorio nacional, y cuyas consecuencias pueden ser realmente graves en las próximas semanas. Ante la postura de las instituciones catalanes sólo cabe pedir que se respete la Constitución, que es la Carta Magna que permite, entre otras cosas, el funcionamiento de las autonomías y, por ende, de las instituciones catalanas.

Evitar el referéndum. Las distintas instituciones del Estado están trabajando desde todos los ámbitos para intentar paralizar el referéndum del 1 de octubre. Se han presentado advertencias a los ayuntamientos, y querellas a todos los dirigentes políticos catalanes que han apoyado las leyes que dan alas al independentismo. Es sorprendente que los que piden que se respete la libertad de los catalanes no se rasgen las vestiduras ante el episodio vivido en el Parlament catalán, donde los diputados que se oponen a la independencia ni siquiera pudieron presentar enmiendas para contrarrestar la propuesta oficial. Al más puro estilo venezolano, la presidenta del Parlament catalán se saltó todas las reglas democráticas, pero eso no parece molestar ni violentar a los defensores de la independencia. Porque de lo que se trata es de defender la independencia a toda costa, incluso con ataques hacia los medios de comunicación que defienden las tesis contrarias a los dirigentes de Juntspelsí y la CUP. En este aspecto es curioso la postura de los socios de Podemos en Cataluña, que no apoyan, dicen, la independencia pero sí que haya referéndum, si bien una de sus diputadas lo único que hizo fue retirar las banderas españolas del hemiciclo catalán. Tampoco el referéndum ofrece todas las garantías propias de una democracia moderna. Se desconocen los censos, y hay muchos interrogantes sobre cómo se realizaría la consulta. Ante todas estas dudas, lo único importante es que se haga respetar la Constitución, un instrumento que ha sido más que útil para la convivencia democrática de los últimos 40 años en España.