Una de las calles principales de Cala de Bou vacía en pleno mes de agosto en el que, temporadas anteriores, los empresarios aseguran haber visto «mucho más movimiento». | DANIEL ESPINOSA

Mientras la playa de Cala de Bou sigue siendo una de las más masificadas de la zona, los comercios de su alrededor difícilmente lo notan. «Por lo general no hay mucho movimiento en la calle, pero es que hay días que está completamente muerta», dicen en una pequeña tienda de souvenirs en pleno agosto.

Y es que muchos empresarios están viviendo su peor año de la última década. Aún así hay quien llega a entender la situación y el porqué del descenso turístico en esta parte de la isla que tantas veces ha colgado el cartel de «completo» hasta la próxima temporada. «Nosotros mismos vemos cómo ahí al lado venden gas de la risa y entendemos que muchas familias no vengan a Cala de Bou», dicen desde una tienda de tatuajes que acostumbraba a ver cada verano a las mismas familias.

Los hosteleros se quejan también del precio tanto de la vivienda de alquiler como de los taxis que «suben como la espuma» cada año y dificultan que el turista pueda tener un dinero extra para dedicar a compras u ocio. «Miran mucho, dan mil vueltas por la tienda, preguntan... pero luego se dan la vuelta y se marchan», dicen en una de las tiendas de la calle des Caló, sin duda una calle de paso obligatorio para todo aquel que visite esta zona del municipio de Sant Josep.