«Acababa de entrar a trabajar y en ese momento bajaron los amigos del chico diciendo que se había metido en el agua por una apuesta. Venían de fiesta y se pensaba que podía llegar hasta la boya que está a 300 metros pero no podía regresar. Iba bebido y cada vez se encontraba más alejado de la playa». Así relataba José, recepcionista del hotel Dorado de Platja d’en Bossa, la situación de emergencia que se encontró ayer a primera hora de la mañana.

Pasaban unos minutos de las 8.00 horas. José había alertado al 112 pero observaba que la situación se iba complicando minuto a minuto. El joven estaba cada vez más alejado y José, que lleva años practicando natación, entendió que la situación requería una intervención urgente. Sin pensárselo dos veces, el joven se adentró en el agua y empezó a nadar en busca del temerario bañista. Los amigos del joven británico comentaron que durante la madrugada Alistair había tenido un comportamiento extraño y no sabían si podría salir de esa situación. «Yo observaba que el chico no estaba bien, igual había tomado algo más que alcohol, y como me veía capacitado para hacerlo, decidí ir al rescate», relató José horas después junto a Alistair.

«Los amigos tampoco se atrevían a meterse porque venían de fiesta y hubiera sido peor. Cogimos el aro salvavidas que tenemos en el hotel y de forma rudimentaria me lo até al tobillo. Conforme avanzaba me iba llevando la corriente. Los amigos me habían contado que estaba un poco agresivo. Entonces, al ir acercándome a él, mi principal miedo era que entrara en pánico y me arrastrara a mi al fondo también, porque es lo que suele hacer una persona asustada que está a punto de ahogarse», señaló el improvisado rescatador recordando los momentos más complicados de la maniobra.

Situación crítica

«Me quedé dos metros delante de él para asegurarme sobre cómo actuar. Un par de minutos más y se hubiera hundido porque solo tenía la cara en la superficie y daba cabezadas. En un momento dado, le enganché al aro como pude y empecé a nadar. Como no hablaba y parecía que iba a quedarse inconsciente empecé a hablarle, le preguntaba todo el rato porque no quería que se durmiera porque cerraba los ojos y metía la cabeza dentro del agua», relató José, quien advirtió que el episodio todavía iba a tener una enésima complicación. «Hubo un momento en que se desenganchó del aro y tuve que bucear unos dos metros para recogerlo y engancharlo otra vez al aro, ha sido el momento más crítico. Fue complicado volver por la corriente», añadió. Ya en la arena les esperaban los sanitarios desplazados con una ambulancia que evacuó a Alistair. El joven británico había tragado bastante agua y tenía síntomas de hipotermia pero horas después regresó al hotel donde continuaba trabajando su particular rescatador.