El 525 aniversario de la llegada del catalán-ibicenco-genovés Cristòfol Colom a las Indias fue celebrado ayer en el altiplano formenterer, patria chica de los Virots, por gran parte de los vecinos de la Mola, así como por autoridades diversas y la Benemérita, que conmemoraba el día de su santa patrona, la Virgen del Pilar, que también da nombre a este pequeño núcleo urbano de la menor de las Pitiusas.

Lejos de las bulliciosas muestras de patriotismo experimentadas en otros lares, el también denominado Día de la Hispanidad se vivió aquí con sobriedad. Saludos y sonrisas antecedieron a la entrada de los feligreses a la iglesia del pueblo a las once, una hora antes del mediodía en el que tradicionalmente se iniciaba la ceremonia en anteriores ocasiones.

Dentro del pequeño a la vez que repleto templo, el obispo de las Pitiusas, Vicente Juan Segura, junto con el arcipreste Miquel Ángel Riera y algunos párrocos más, empezaba la concelebración de la misa ante la atenta mirada de autoridades y Guardia Civil en primer plano y resto de parroquianos en las bancadas posteriores. Se hizo corta la ceremonia por su dinámica jovial gracias a los cantares polifónicos del Taller de Veus de Sant Francesc Xavier, que adornaron el evento con sus cánones en latín y catalán antiguo. Sumamente interesante fue también el sermón del obispo, con referencias a la Virgen María y a su aparición alzada en un pilar ante el apóstol Santiago el 2 de enero del año cuadragésimo del señor en las orillas del río Ebro, a la altura de la villa conocida hoy por el nombre de Zaragoza.

El culto dejó paso a la tradicional procesión por las calles del pueblo, encabezada por el joven portador del crucifijo y los abanderados, el presidente Jaume Ferrer y el vicepresidente Bartomeu Escandell. La figura de la Virgen del Pilar fue portada por cuatro agentes del Instituto Armado que, una vez concluida la procesión, se sumaron a sus compañeros y mandos en el interior del templo, donde la comandante del puesto, la sargento Adela Millán, se dirigió a parte de los congregados y posteriormente se cantó y se exclamaron sendos ‘vivas’ a España. Este año no se celebró el acto de puertas abiertas en honor a la patrona en las dependencias del cuerpo «en adhesión y solidaridad a los compañeros destinados en Cataluña no se ha procedido a la celebración del vino español en el acuartelamiento. Esperemos que el año que viene sea posible y nos acompañen todos los ciudadanos de Formentera», explicó la sargento Millán, a la vez que agradecía a los formenterers la buena acogida de la que ha sido objeto en el año que lleva destinada en la isla.

Cerraron las celebraciones matinales del día grande de la Mola las muestras de ball pagès con les collas Es Pastorells y Es Xacoters y sus danzas tradicionales pitiusas, así como el convite a bunyols, vino dulce y herbes en una jornada que para los paisanos de la población «simboliza el final de la temporada, donde todos nos reencontramos después del atareado verano. Es una fiesta que mantiene las tradiciones, donde nos juntamos las familias a comer e invitamos al resto de formenterers a participar de unas celebraciones tan entrañables», señaló Bartomeu Escandell.