El ingeniero ibicenco Pepe Roselló (54 años) es el nuevo director del Puerto Deportivo Marina Botafoch, que actualmente se encuentra inmerso en un proceso de prórroga/ampliación de la concesión administrativa, que finaliza en julio de 2019. Su talante y su apuesta por una marina abierta a la mayoría ha conquistado a la mayoría de amarristas y propietarios, que comienzan a disipar sus temores gracias a un nuevo proyecto que contempla modernizar las instalaciones y revitalizar la marina sin disparar por ello las tarifas.

—¿Cuál es actualmente el modelo de gestión del puerto deportivo de Botafoch?
—El puerto deportivo fue fundado en 1984 por Enrique Fajarnés. Fue un gran impulsor, un gran navegante y un ingeniero que hizo muchas cosas como emprendedor. El señor Fajarnés murió hace 7 u 8 años y la familia decidió hacer un cambio de accionariado. Ahora hay una nueva propiedad de la concesión administrativa que son tres empresas familiares de Baleares, solventes y con experiencia en el sector de puertos, y tenemos para Botafoch un proyecto de continuidad de los ideales del fundador y nos gustaría para el futuro rescatar esa familiaridad, un espíritu marinero y poder disfrutar todos del mar.

—¿En qué consiste el proyecto que han presentado para la marina del puerto deportivo de Botafoch?
—La concesión administrativa se concedió por 35 años y vence en julio de 2019. Nos acogimos a un procedimiento de prórroga/ampliación de plazo. Tenemos un puerto maravilloso, en un enclave único en el que solo cabe modernizarlo y revitalizarlo. Se trata de adecuar instalaciones para mejorar la calidad y los servicios que damos a nuestros clientes. Hemos hecho un planteamiento en el que no caben nuevas acciones, sean en mar o en tierra, salvo algunos aspectos justificados que se harán en acuerdo con las administraciones. Actualmente Marina Botafoch tiene 429 amarres y unos 50 establecimientos o locales comerciales. El planteamiento de reforma del puerto tiene varias actuaciones: una remodelación de amarres, hemos apostado por una marina seca, que además de ser más ecológica, facilita el acceso al mar de los usuarios al no haber ocupación en el espejo de aguas, que es más caro, y es una tendencia en nuestros puertos que sin duda beneficia a las economías más débiles y a los aficionados.

—¿Qué inversión tienen previsto acometer y cuáles serán las principales novedades en cuanto a amarres e instalaciones?
—Tenemos el planteamiento de hacer una marina seca automatizada, siguiendo la experiencia de un desarrollo que hemos hecho en un puerto de Barcelona que es de la misma sociedad que Botafoch. Creemos que es una solución muy limpia y muy solvente que agradecerá el usuario. La marina seca que ya tenemos es un éxito. Pero en cualquiera de los escenarios tanto a los usuarios como a la empresa gestora nos saldrá más caro. El proyecto prevé dos líneas de actuación económica que son, por un lado, la inversión a realizar, que no ha de repercutir necesariamente en una inversión material en el propio puerto, y un segundo aspecto que son las tasas o el canon anual a pagar a la administración portuaria. Todo ello junto a los costes anuales de explotación son los que derivan en las tarifas que se repercuten sobre los usuarios de la marina para hacer viable la explotación y aquí es muy importante la prórroga o ampliación de plazo, si es más o menos para poder amortizar las inversiones que se realicen. En este aspecto es importante señalar que nuestro propósito es que en ese procedimiento negociado con la administración seamos capaces de contener o limitar esas inversiones y esos cánones a abonar porque es lo que repercutirá en las tarifas reguladas que plantea la administración y nuestro envite es intentar evitar que nuestro puerto se convierta en una marina exclusivista. Hemos de ser conscientes de que algunos procedimientos administrativos que se siguen en algunos puertos y procedimientos concursales sin duda son per se especulativos o economicistas, que redundan al final en las tarifas para poder disfrutar de la marina por parte de los usuarios y es un planteamiento que esperamos que la administración tenga cordura y seny para darle continuidad a una marina que quiere ser para el disfrute de todos.

—En otros destinos, Autoritat Portuària ha apostado por empresas extranjeras con fines estrictamente económicos. ¿Le preocupa?
—Depende mucho de la circunstancia administrativa y el marco legal con que afrontan las marinas en cada momento esos procedimientos de plazo/ampliación. En nuestro caso, nos acogemos a la ley de puertos, al título final de la concesión sobre la prórroga y al real decreto de 2014 que permite prorrogar o ampliar el plazo de las concesiones. Creemos que cumplimos todos los requisitos y condiciones normales para que la administración reconozca esa situación y nos den la prórroga de plazo.

—¿Prevén ampliar la zona comercial? ¿Habrá espacio para la náutica deportiva?
—Nuestro espíritu es, en esencia, que haya continuidad para los usuarios que disfrutan del mar y de aquellos que trabajan día a día en sus negocios. No se prevé una ampliación sino un esponjamiento de la zona comercial que nos obliga la propia administración que creemos es sensato hacerlo, pero es muy ligero. Tenemos un puerto hecho y de lo que se trata es de revitalizarlo y modernizarlo.

—¿Con qué apoyos públicos y privados cuentan para su proyecto? ¿Cuál será la inversión?
—La concesión administrativa no deja de ser una concesión hacia una empresa privada que gestiona un bien público. Los esfuerzos inversores los hacen las familias inversoras y la administración dependiendo cómo cuaje, se consensúa. Hemos hecho una valoración en base a lo que nos exige la ley como la fuerza inversora y un escenario de plazo de explotación y, ayudados por una auditoría externa, la inversión inicial justificada está valorada en unos 22 millones de euros, entendiendo que depende de los plazos concesionales que se otorguen y estaríamos hablando en concepto de ampliación de plazo de 14 años y por el de prórroga podría ser hasta 25 años.

—¿Qué opinión tiene del modelo de gestión que hay actualmente en los puertos deportivos de Ibiza?
—Hemos de reconocer que el mar hoy es muy caro disfrutarlo y tenemos que ser conscientes de que estos procedimientos administrativos que se regulan por ley, en una situación como Ibiza, con un mar maravilloso y una gran demanda, con una gran afluencia de turistas náuticos que quieren venir a una isla finita y con unas limitaciones en nuestras marinas, nos encontramos ante una tendencia de que las marinas terminen siendo exclusivistas. En esto creo que es un gran acierto y agradecemos el esfuerzo de la administración y en concreto del Ayuntamiento de Eivissa la apuesta que hizo para conseguir la prórroga en la concesión del Club Náutico de Ibiza. Los ibicencos tenemos una gran tradición marinera y una gran sensibilidad y tenemos que encontrar nuestro sitio para poder seguir y dejar a nuestras generaciones futuras las cosas hechas para que puedan seguir disfrutando. Tenemos que cuidar este aspecto para que el mar sea accesible no sé si a todos porque hoy es caro, pero sí a cuantos más mejor.

—¿El futuro de la navegación de recreo va encaminada a las grandes esloras y al lujo?
—Es verdad que va hacia la gran eslora, pero no olvidemos que son clientes habitualmente de fuera. Cada vez hay mayor presión de las empresas de chárter y hay dos motivaciones: la empresarial como tal y, derivado de esa dificultad económica para acceder a un atraque, los únicos que pueden sustentar los costes de un amarre son las empresas de servicios y las náuticas. En Marina Botafoch planteamos que haya continuidad para las náuticas, para potenciar el sector deportivo que lo necesita, pero siempre habrá un cupo de amarres para empresas solventes radicadas en el mismo puerto.

—¿Cuántas plazas de amarre social tiene actualmente Botafoch y cuántos tendrán si renuevan la concesión?
—El número de amarres que planteamos es similar. Hemos planteado una pequeña rectificación en el muelle de la escollera de Levante porque pensamos, y así nos lo indicó la administración portuaria, era un fleco de la reforma portuaria mayor del puerto de Ibiza y significa un aprovechamiento de esa zona y una reorganización. En todo caso, este planteamiento pasará por el consenso tanto con la APB como con el Ayuntamiento de Eivissa.

—¿Qué le parece la remodelación que se llevará a cabo en el puerto con el traslado de la estación de Formentera? ¿Afectará a la Marina de Botafoch?
—En sí no nos afecta. El puerto está hecho; los límites están definidos. Nosotros participamos y queremos un puerto abierto a toda la ciudadanía y, en este sentido, planteamos que sea para el disfrute y el ocio de todos los ibicencos. Que la hagan suya. Planteamos una marina abierta todo el año y con actividades sociales y culturales para que sea aprovechada por los ciudadanos.

—¿Pretenden revitalizar la zona en invierno con actividades y proyectos sociales?
—Este año hemos dado algunos pasos muy interesantes: hemos albergado una primera regata de barcos clásicos, para los amantes del mar. La hicimos en Semana Santa y tuvo una muy bonita acogida, fue entrañable. Mallorca, Menorca o Barcelona, por ejemplo, tienen sus regatas de clásicos y nos gustaría consolidar esta apuesta de futuro en Botafoch. Este año también hemos tenido una primera iniciativa muy bonita y exitosa con una jornadas gastronómicas de reinterpretación de la cocina ibicenca y de los productos ibicencos. Hemos invitado a chefs de renombre en Ibiza y ha sido una experiencia muy bonita para los chefs, los ibicencos y los visitantes. En esto vamos de la mano con uno de nuestros socios, Puerto Portals, que este año ha sido elegido como el mejor puerto de España, y tiene una larguísima trayectoria en este tipo de actividades y nos están enseñando a cómo hacer las cosas.

—El año pasado hubo cierta tensión con amarristas y propietarios preocupados por el proyecto. ¿Qué tiene que decir?
—Bueno, a día de hoy me gustaría agradecer a los titulares del puerto su apuesta mayoritaria por este proyecto de prórroga en el que estamos. Tienen que tener toda la confianza aquellos que disfrutan del mar y trabajan en sus negocios que tendrán una continuidad en la marina.

—Para quien no lo conozca, ¿quién es Pepe Roselló?
—Soy un ibicenco de 54 años que ha tenido la suerte en la vida de tener una buena formación, y siempre intentando cuidar los valores, mirar por la concordia, la honestidad... Soy ingeniero de Telecomunicaciones, me licencié, trabajé para una empresa española en la división espacial para hacer el Hispasat 1, el primer satélite español. Después vine a Ibiza a trabajar con los ordenadores, me reciclé, estudié ingeniería técnica industrial y también naval. Fui delegado de Gesa-Endesa en Ibiza durante 10 años, fue una etapa profesionalmente muy motivadora. He hecho el ejercicio de la profesión por libre, era mi ilusión, y de ahí me han rescatado unos grandes amigos que tengo en Mallorca para dirigir el puerto.