David Arratibel, en una imagen promocional. | Antonio S

Dentro del marco de Las Jornadas de Virtudes Teologales ‘El eco de Dios’, organizadas por el Obispado de Ibiza se presenta esta noche a las 20.30 horas en Multicines Ibiza ‘Converso’. El director de la que ha sido señalada por la crítica como «el documental español del año». David Arratibel ha hablado con PERIÓDICO de IBIZA Y FORMENTERA con motivo de esta presentación en la isla, en la que lleva «20 años veraneando», pero que por cuestiones de agenda le es imposible acudir.

—¿Cual fue el motivo por el que una persona no creyente como usted hace una película sobre creyentes?
—Quedaría muy bonito decir que fue por amor a mi familia y por acercarme a ellos, pero la verdad es que fue por la pura ambición del cineasta. Yo creía que era un proceso muy singular y muy abstracto lo que había ocurrido, veía que había cosas interesantes e intuí que podía hacer una película, eso fue lo que me movió. Luego lo que pasó fue que este es un tipo de cine muy personal que lo haces de las tripas e implicándote muchísimo, aunque tengas una intención la película tiene su vida propia y el proceso acaba por interrogarte a tí mismo. Yo iba a hacer una película sobre ellos pero la película al final me acaba interrogando a mí también. Por ejemplo, mi hermana mayor -se ve en el trailer- me dice que para ella esta película ya le sirvió porque al fin después de 7 años hemos podido sentarnos a hablar de lo que le había pasado (su conversión), en ese momento es cuando me siento interrogado como cineasta y sobre todo como persona.

—¿Qué es en concreto lo que le pasó a su hermana?
—Ella es una persona muy intelectual, muy crítica y junto a su pareja, que entonces no lo eran, estaban en un proceso de búsqueda intelectual. Tenían un grupo de debate semanal en el que cada uno preparaba un tema para defenderlo, le llamaba ‘La cena de filósofos’. Quedaban allí y hablaban de religión, del orden del universo, de cuántica y de metafísica. En aquel momento me parecía exótico y divertido pero lo que ocurre es que de los 6 que eran parte de este grupo de debate se convirtieron 5, la reflexión les llevó a la convicción y eso me sorprendió mucho. Ella se convierte al catolicismo clásico, ‘con todo el pack’.

—¿Es una película que creyentes y agnósticos pueden ver?
—Sí. Es una película que yo he visto en festivales de cine junto a colectivos homosexuales, de apóstatas, yo soy agnóstico y mi entorno es absolutamente ateo, es decir, hablamos de posiciones contrarias a la Iglesia... y la película conmueve a todas las personas que la ven. No es una película de conversión, es una película de conversaciones pendientes. La palabra ‘Converso’ no es exclusiva del concepto de conversión, es un doble juego de palabras que alude a la primera persona y luego a conversar, a esos nudos que se generan en las familias y a esas conversaciones pendientes que acaban convirtiéndose en tabúes y en historias que no sabes como solucionar cuando es tan fácil como intentar entender al otro. La película lo que propone es la conversación para entender y no para convencer, que es el problema contemporáneo.

—La religión es una opción personal y como tal deberíamos ser capaces de respetarnos...
—La película no entra a hablar de la Iglesia o la no Iglesia, analiza el hecho religioso en sí, que alguien tenga una vivencia religiosa. Negar a alguien o estar en contra de esto es como negar que el sol salga por la mañana, no tienes ningún derecho a negar esto a alguien. A partir de ahí si esa vivencia va aparejada a unos dogmas que te quieren imponer ahí sí que estás en tu derecho de rebelarte. Pero el negarte a que alguien tenga una experiencia religiosa es absolutamente estúpido, y ahí estaba yo.

—Después de haber hecho la película no se ha convertido. ¿Qué es lo que no le ha convencido?
—Al principio cuando comencé a hacer la película me decían mucho esto de «a ver si de tanto preguntar te vas a terminar convirtiendo», pero yo tengo muy poca sensibilidad o vivencia espiritual. No me llama la atención. Llevo haciendo meditación muchísimos años y aparte de eso... nada. Trabajo más en la desconexión y en el fitness mental que en la parte trascendental. Por otro lado, también tengo mis momentos. Tengo un amigo muy querido que está pasando por un cáncer, él es muy creyente y hablamos mucho sobre la muerte y lo que hay después. Puedo llegar a tener una pequeña zozobra sobre mi agnosticismo pero muy poca.

—¿Cree que la religión puede separar familias y sociedades enteras por falta de entendimiento?
—Sí, claro. Hemos vivido toda la historia pensando que del conflicto sale la evolución y está por explorar todavía si de buscar el mínimo común denominador surge una mejor evolución. Estamos mirando lo que nos diferencia en vez de lo que nos une, cualquier religión y cualquier ser humano mínimamente sensible debe potenciar el amor y la humanidad.

—¿Qué tal ha recibido la película la crítica?
—Ha sido impresionante, tenía algunas dudas... porque cuando haces un cine de este tipo tu mayor aspiración es que tenga buenas críticas porque es muy probable que llegue a las salas y la verdad es que Fotomanía, Fotogramas y demás la han calificado como «el documental español del año». Somos la cuarta película a nivel internacional para la crítica durante dos meses, ‘Días de cine’ ha realizado un reportaje, es alucinante. Tenía miedo de que alguien pudiera pensar que sólo quería darle voz a los creyentes pero me ha sorprendido mucho que críticos que conozco y sé que son absolutamente beligerantes con cualquier posición religiosa han hecho críticas conmovedoras, no sólo a la película sino al hecho de conversar y tratar de entender al otro. Ha sido muy unánime. Hemos tenido un paso notable por festivales y ganado varios premios. Pero incluso periódicos de izquierdas como Gara que ha hecho una crítica alucinante.... Lo que me encanta es que no haya escocido al no creyente.

—¿Cuanto tiempo le ha llevado rodar la película?
—He estado cerca de 3 años con largos períodos de inactividad. Hice 27 ó 29 montajes completamente diferentes de la película. Este tipo de cine es muy loco porque no tienes guión y 40 horas de metraje y quieres dejarlo en una...

—¿Su familia que le ha dicho cuando la ha visto?
—Cuando empezamos a hacer la película hicimos un pacto, ellos iban a ser los primeros en verla y si tenían la más mínima duda sobre lo que estaban viendo, esa película no vería la luz nunca. Eso les dio mucha tranquilidad y mucha frescura a la hora de rodar. Cuando la vieron les pedí que la vieran no con sus ojos sino con ojos de un público crítico que pudiera verlos como gente delirante o lo que fuera, no pusieron ni una objeción a ni una coma de la película. Ellos están muy cómodos con lo que está pasando con la película, esa era la primera premisa de la película porque yo quería seguir comiendo con ellos todos los viernes (risas).