Los sacos anales contienen dos pequeñas glándulas situadas dentro del ano de perros y gatos, a ambos lados del mismo, encargadas de liberar una sustancia, con características lubricantes para una mejor defecación. Cada saco anal sirve como almacén de la secreción de las glándulas. El único conducto excretor de cada una de las glándulas, de los dos sacos, se abre en el conducto anal.

Es muy característico su olor desagradable pero funcional ya que el líquido que producen son su señal de identidad. Son susceptibles de inflamación e infección produciendo un cuadro clínico de dolor y molestias que producen una conducta bastante característica en el perro. Es un problema que se repite en el tiempo. Puede afectar a una o a las dos glándulas.

Infección glándulas anales. ¿Por qué?

La causa de la infección de las glándulas anales en perros no se conoce con certeza, pero sí se sabe que existen diversos factores predisponentes, como la raza, diarrea reciente o heces blandas crónicamente, hipersecreción glandular asociada a seborrea y tono muscular deficiente en perros obesos. La retención del contenido fecaloideo predispone a la infección y a reacciones inmunológicas que provocan la formación de los abscesos.

En gatos, las enfermedades de los sacos anales son poco frecuentes, siendo la impactación la presentación más habitual cuando se produce este tipo de afección.

Las enfermedades de los sacos anales se pueden presentar de tres maneras diferentes:

1. Impactación de los sacos anales: se caracteriza por la acumulación de líquido pastoso, o una pasta que sale muy difícilmente por la presión digital del saco anal inflamado.

2. Saculitis: inflamación, infección de este líquido.

3. Formación de abscesos: se caracteriza por la salida de material purulento (mezclado con sangre) cuando se presiona el saco anal inflamado.

Probablemente se trata de tres formas de presentación clínica que se corresponden con diferentes estadios de la evolución.

Tratamiento de los abscesos de sacos anales

La mayoría de los animales son capaces de vaciar sus sacos anales solos. Sin embargo, muchos de ellos pierden esta capacidad, pudiendo causar entonces un problema de salud, como se ha explicado más arriba.

El tratamiento varía según el estadío clínico de la infección. Así pues, en los casos de impactación y saculitis conviene drenar el contenido de los sacos manualmente, pudiendo hacerlo internamente (menos doloroso) o externamente. Asimismo, si es posible, debemos tratar con pomada antibiótica y con corticoesteroides dentro de los sacos. Por otra parte, en los casos con abscesos es necesaria la administración de antibioterapia por via oral como la amoxicilina-ácido clavulánico y curar la zona como cualquier absceso (agua oxigenada, povidona iodada, pomada antibiótica). En casos de abscesos recurrentes está indicada la extracción de los sacos anales mediante técnicas quirúrgicas o de cauterización química.

Además, para aquellos animales que padecen con frecuencia impactación de las glándulas anales se recomienda una dieta rica en fibras y mantener una buena higiene de la zona perineal.

Pronóstico

El pronóstico suele ser bueno, aún cuando es necesaria la exéresis de las glándulas, ya que no suele haber complicaciones postquirúrgicas. Entre las complicaciones de la cirugía figura la incontinencia fecal permanente. En el caso de fistulización y patología tumoral el pronóstico es reservado.

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