Lucas Prats, renovado este viernes como presidente de Fomento del Turismo de Ibiza, es consciente de que la ecotasa es un «factor de riesgo» para Ibiza como destino turístico. Son muchas las voces del sector empresarial de la isla que han califican la temporada como «atípica» debido a los altibajos en la ocupación hotelera. Prats considera que las administraciones de la isla están haciendo un buen trabajo para lograr la desestacionalización, donde el turismo de congresos es clave para potenciar la temporada baja aunque la segunda fase del Palacio de Congresos de Ibiza es imprescindible para albergar grandes eventos.

—La temporada ha sido calificada por la mayoría de los empresarios como «atípica» por la bajada de ocupación durante julio y agosto. ¿Qué sensaciones tienen desde Fomento del Turismo?
—Cuando hablamos de temporada atípica lo que queremos decir es que no entendemos qué ha pasado. No aciertas a comprender los altibajos que hemos tenido en los meses de julio y agosto. Eso no quiere decir que a todos los empresarios les haya ido igual, ya que hay muchas diferencias en función del tipo de establecimientos. Eso significa que hay que poner un poco de atención como empresarios. Cuando el mercado ya no está con tanta bonanza, tenemos que observarlo con cuidado.

—¿A qué factor cree que se atribuye el descenso en la ocupación hotelera?
—No lo se exactamente a qué se puede deber en esas fechas, pero lo cierto es que hay muchas causas. Por un lado hemos tenido un cambio de perfil del cliente. En muchos casos nos hemos concentrado en la imagen de parejas. Ha habido mucha reconversión de establecimientos con subida de categoría y muchos de ellos dirigidos exclusivamente a parejas. Hay zonas en las que la película ha sido diferente y se mantiene la oferta de familias, como es el caso de Cala Tarida, Cala Llonga, Es Canar, Es Figueral o Port des Torrent. La concentración en parejas también puede ocasionar una reducción drástica de las estancias mínimas, porque hace unos años teníamos estancias más largas. Ahora tenemos muchas que se concentran de jueves a domingo. Lo cierto es que la temporada nos ha pillado a pie cambiado.

—¿Hay fiebre por la reconversión de los hoteles a cinco estrellas?
—Eso es una filosofía de cada propietario. Pienso que hay margen para todos. Lo cierto es que hace años teníamos una oferta muy reducida de cinco estrellas y estábamos siempre buscando mejorar la calidad y que subieran de nivel. Afortunadamente estamos donde estamos y eso es bueno. Ha habido un gran volumen de reformas. Otra cosa es que en los últimos años ha habido mucha concentración de cuatro y cinco estrellas. Probablemente sea bueno, aunque otra cosa es cómo se reparten los clientes o qué niveles de precio puedan llegar a aceptar.

—¿Peligra el turismo familiar?
—No creo. Lo que sí vemos es que a veces hay más volumen de ocupación de jueves a domingo o de viernes a lunes. Eso puede reducir la estancia mínima no sólo en las familias. Históricamente las familias tendían, al menos en touroperación, a venir una semana, 10 o 12 días, pero al subir los precios entiendo que afectará.

—Los establecimientos hoteleros apuestan por mantener los precios. ¿Hay que ser cuidadosos con esto de cara a la próxima temporada?
—Si los clientes que teníamos prestados buscan por precios, probablemente elijan destinos como Chipre, Grecia, Croacia, Turquía, Egipto o Túnez. Hay que tener en cuenta esa posible desviación, aparte de que pueden haber touroperadores que estén concentrando también su actividad más lucrativa en esos países al tener más camas y más margen.

—¿Esa desviación de la que habla se puede convertir en pérdidas para la isla de Ibiza?
—En Ibiza es muy difícil que hayan movimientos importantes, otra cosa es que pueda haber algún cliente que acabe marchándose a otro destino. Ibiza es una marca de primer nivel mundial y es muy difícil que tengamos oscilaciones importantes porque contamos con un atractivo muy especial, buen nivel de servicios, equipamientos e instalaciones y una estructura hotelera muy profesionalizada. Es muy difícil competir con nosotros en ese aspecto.

—¿Apuesta por el modelo turístico de la isla o prefiere cambiar de rumbo?
—Es muy complicado verlo. Ha habido una especialización o diferenciación. Han salido hoteles un poco temáticos como Destino, Ushuaïa o Hard Rock. Les han dado un toque diferencial, totalmente rompedor y es un posicionamiento excepcional para ellos.

—Entonces, ¿qué modelo es el más apropiado para usted?
—Eso es lo que nos ha hecho mantenernos en candelero en los últimos años. Que sea bueno o malo, pues no sé, es distinto. Creo que ha sido positivo todo ese desarrollo de mejora y de reposicionamiento. Luego tienes toda una serie de zonas que se han concentrado más en familias, y creo que esas tienen un futuro aseguradísimo. Es el caso de Cala Tarida, Port des Torrent, Es Figueral, Es Canar, Cala Llonga o Santa Eulària. En Ibiza no nos podemos centrar en un sector único. Seguimos manteniendo el eslogan aquel antiguo que dice: «Todas las Ibizas en una». Tenemos una oferta muy variada y cada cliente tiene que elegir y adaptarse a lo que le guste o le vaya mejor. Parte del éxito de la isla radica en la diversidad, la variedad y el especial contrato de su gente.

—¿Es posible desestacionalizar?
—Se están logrando ya mejoras en el comienzo y en el final de la temporada. Son imprescindibles las conexiones aéreas. Los aviones son nuestras autopistas, sin aviones no hay nada. Una anécdota es que este año nos hemos quedado sin la discoteca Pacha. Los que venían un fin de semana tenían un sitio para ir de fiesta. Necesitas un poco de todo. No puedes tenerlo todo abierto. No podemos pensar que si hay una mínima operativa con vuelos que se van generando en invierno, tengamos los grandes hoteles abiertos.

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—Entonces, ¿el cierre de Pacha en invierno perjudicará a aquellos que viajaban unos días a la isla?
—¿Dónde los mandas si quieren ir de fiesta a algún sitio? No me imagino que los que viajen a Ibiza en invierno vengan con esa idea, pero sí es una disminución de una oferta diferente.

—¿Hasta qué punto va a perjudicar o desestabilizar la ecotasa?
—El impacto que pueda tener habría que analizarlo con detenimiento. Quizá con un cliente de alto nivel adquisitivo, dos o cuatro euros, aparte de que le siente mejor o peor, probablemente no le afectará mucho ni le cambiará su decisión de venir. Si hablas de clientes medios o familias con estancias más largas, como dijo algún touroperador, eso les puede suponer un porcentaje ya más significativo sobre la factura total, pues no está exento de que alguno cambie de criterio. La ecotasa es injusta desde el punto de vista del turismo familiar que viene a la isla. Es un atasco en recepción con cada cliente que llega. Si te vas a un cinco estrellas donde la habitación cuesta entre 150 y 350 euros eso no supone nada, pero cuando estás ‘peleando’ entre 80 y 80,98 euros, porque a veces un céntimo de pelea es una discusión de horas con los touroperadores, pues tres euros es mucho. Si al final todo se encarece, nosotros tenemos competidores directos de países emergentes. Todos están apostando por tener camas aseguradas. La ecotasa es un factor de riesgo.

—¿Ibiza pierde con la ecotasa?
—No lo llamaría perder. La ecotasa desincentiva al cliente de la mitad para abajo, o sea del tres y cuatro estrellas para abajo porque es un coste añadido en un presupuesto muy cerrado. Puede suponer alguna mínima perdida de competitividad. Los que quieren venir a Ibiza, antes reducirán una noche que dejarán de venir. Ibiza siempre se ha mantenido en la misma franja de precios con respecto a sus competidores. Eso al final son menos inversiones.

—¿Puede incentivar que la gente acuda a la oferta ilegal para no pagar el impuesto turístico?
—Puede desviar alguno. Lo que hay que hacer es aplicar y hacer cumplir la ley. Si se reduce ese volumen de gente que tenemos en exceso en la oferta ilegal, tampoco necesitarán tantos coches, determinadas cosas que nos están generando una saturación como destino que hace que tengamos unos servicio irregulares.

—¿La saturación de la que habla genera desconfianza por parte de los touroperadores?
—No. Los touroperadores apuestan por el destino e Ibiza es seguro. En los últimos años ha habido una gran apuesta, como es el caso de touroperadores que ponen dinero para la reforma de hoteles para garantizarse las camas. Eso es un síntoma más de la confianza en el destino y de la necesidad o inquietud de garantizar plazas.

—El pasado mes de agosto varias fachadas de la ciudad de Ibiza amanecieron con pintadas contra el turismo. ¿Qué valoración hace de estos actos vandálicos?
—No tiene una trascendencia específica. En Ibiza ha sido muy residual. Mucha gente piensa que viviríamos igual sin turismo, pero es que sólo tenemos turismo y nada más que turismo. Entonces, algún peaje tendremos que pagar. Lo que hay que intentar entre todos es minimizar esos impactos o esas servidumbres y que la convivencia entre turismo y residente sea la más cómoda posible.

—Turismo de congresos. ¿Clave para la desestacionalización?
—El turismo de congresos es muy bueno, es clave para la temporada baja. Aquí tenemos el Ibiza Convention Bureau, que se gestiona desde Fomento. El año que viene tenemos ya un congreso de Mercedes-Benz en febrero que traerá a unas 13.000 personas a Ibiza. Eso hará que haya trabajadores que empiecen antes y abran algunos negocios. El turismo de congresos es como una degustación para los que vienen. Cada viajero que aterriza es un posible turista que puede volver con sus amigos o familia. El turismo de congresos ha registrado una subida increíble en los últimos seis años, aunque no sabríamos calcular el volumen.

—Imprescindible la segunda fase del Palacio de Congresos.
—Así es. Estamos todos en ello, es muy importante porque hace falta una sala más grande según para qué tipo de eventos.

—¿Qué otras infraestructuras hacen falta en Ibiza?
—La verdad es que se han resuelto problemas importantes. Por ejemplo, es un logro que no se tenga que hablar más del emisario de Talamanca; el trabajo que se está llevando a cabo con la depuradora; la interconexión de las desaladoras y la puesta en marcha de la de Santa Eulària; la peatonalización del paseo Vara de Rey; el proyecto de la Escuela de Hostelería en Sa Coma; o el desdoblamiento de la carretera de Santa Eulària.

—Retos para 2018
—Mano dura con lo ilegal, ya que es de ahí donde derivan todos los problemas que tenemos y trabajar por ampliar el comienzo y el final de la temporada. Para el año que viene va a seguir el proceso de desaceleración. Otra preocupación añadida para 2018 es saber cuánto van a aplicar de aquí al 1 de mayo la ley turística contra los pisos ilegales, porque el pulso que está haciendo ahora mismo Airbnb con el Consell d’Eivissa lo está mirando con lupa el pequeño propietario que tiene su piso y no sabe si lo va a alquilar todo el año o lo va a seguir teniendo en el mercado ilegal.