A pesar de las amenazantes nubes que tiñeron de gris el cielo ibicenco ayer por la mañana el Alliolis Festival 2017 pudo celebrarse tal y como se había previsto en el Mercado de Forada dentro del marco del calendario de fiestas de la localidad. Más de 250 personas visitaron ayer el emblemático mercadillo que se celebra cada sábado pero que ayer fue escenario de una particular competición.

El certamen, que comenzó pasadas las 12.30 horas, abarca dos categorías: ‘Pro’ y ‘Chof’. En la primera solo se puede emplear ajo, aceite y sal; y en la segunda se puede utilizar un ingrediente extra como el huevo. En ambas categorías la receta deberá ser elaborada en el lugar y con el mortero.

Los tres miembros del jurado tras catar todos los alliolis y puntuarlos dará con el ganador. Aquellos visitantes que estuvieran deseosos de probarlos tuvieron que esperar a que el jurado acabara con su extremadamente concienzuda labor; aunque los más ansiosos pudieron degustar de esta típica salsa en uno de los puestos del mercadillo dispuesto para tal efecto.

Mortero de cerámica

Jeroni Gómez, organizador del Mercado de Forada, comentó a este medio que esta es la segunda edición del festival que comenzó el año pasado y que espera que «lo hagamos cada año a principios de diciembre». Si bien es una «excusa» para que todos los productores artesanales locales vendan un poco más «este año pusimos un tope de 11 participantes pero si hubiera sido 20 se hubieran apuntado 20 porque ha tenido mucha repercusión». El jurado de expertos estuvo conformado por Alberto Parraga, Gustavo Fraile, quien fue concursante el año pasado, Marçal Alemany y Ruth Ibiza. Ellos fueron los encargados de puntuar las salsas y elegir el ganador de cada categoría. Como no podía ser de otra forma, el premio consiste en un mortero de cerámica realizado por una ceramista local y habitual del mercadillo ‘Pequeña Gracia’ cuya alma es Graciela García de Viedma. Graciela comentó a Periódico de Ibiza y Formentera que los morteros que elaboró como premios de este año son piezas únicas hechas con arcilla roja y cocidas a 980º C; para la categoría ‘Pro’ diseñó un mortero con la forma convencional y para la ‘Chof’ uno «más innovador».

Rogelio reconoce entre risas que se apuntó por «curiosidad aunque no había hecho allioli en mi vida», aunque reconoce haber practicado un poco la noche anterior.

Javi fue el primero el terminar y tapar su mortero con el trapo de cocina aunque un poco preocupado porque «el aceite es un poco fuerte para mi gusto y no he podido probarlo antes». Asegura que por su experiencia ve «cuando está listo según esté mas o menos cuajado» ya que está acostumbrado porque suele realizarlo habitualmente y confiesa que el secreto de un buen allioli es «la paciencia y el cariño».

Vale la pena señalar que los protagonistas de este concurso tenían la posibilidad de volverlo a hacer si les daba tiempo en caso de que se les ‘cortara’ el preparado durante la elaboración, por ejemplo. Por su parte, Georgina se apuntó al concurso el día anterior porque en su casa ella es la encargada de hacer el allioli mientras su madre «hace la paella y su hermano pone la mesa», presentó la primera salsa que elaboró porque aunque «la textura no me gustaba mucho de sabor estaba mucho mejor que el segundo». Al preguntarle por su receta aseguró que lo importante «es el amor, la intención de hacerlo bien y compartirlo», comentó también que ella le pone huevo a su mezcla porque así fue como se lo enseñaron pero que practicará hacerlo sólo con aceite, sal y ajo para presentarse otra vez el año próximo en la categoría ‘Pro’.

Por otra parte, Marçal es el segundo año que forma parte del jurado y aseguró que lo que tienen en cuenta es la textura, el punto de sal y el producto final en su conjunto. «Se nota que la gente este año se lo ha tomado más en serio», aseguró.