Bartomeu Barceló (Petra 1960) es fiscal superior de Balears desde 2002, una longevidad notable en un cargo casi siempre en medio de alguna tormenta. Acaba ahora mandato y optará a la renovación por cinco años más, un proceso que arrancará en enero. En esta ocasión, el temporal judicial en apogeo es el ‘caso Cursach’ que ha salpicado a Barceló con la querella de dos abogados por informar en contra a la admisión de una querella contra el juez Penalva y el fiscal Subirán que el TSJB desestimó.

¿Le habían puesto ya alguna querella similar?

—Sí. Esto pasa de vez en cuando. Es habitual que la gente no esté de acuerdo con los dictámenes, con las peticiones del Ministerio Fiscal y es un fenómeno que cada día va a más. El interponer quejas, querellas o reclamaciones. Es bastante frecuente.

No se le ve ni sorprendido ni muy inquieto...

—La verdad es que siempre sorprende, pero inquietar no. Se supone que cuando se pone una querella es por unos hechos que revisten características de delito, pero poner una querella por ponerla, para poder decir ‘este señor ahora está querellado’, pues no es la finalidad que tiene.

Y el lunes hay convocada otra manifestación por la causa, ¿cómo lo valora?

—Yo siempre he dicho lo mismo. Tanto la Constitución como la Ley Orgánica Derecho de Reunión prevén la posibilidad y el derecho de realizar manifestaciones pacíficas y sin armas. Por tanto, siempre que se respeten las normas legales me parece perfecto. Ahora bien, insisto en que hay un contrapunto importante: cuando se hace una manifestación ante un órgano judicial que tiene que decidir en un sentido o en otro, puede ser un atentado a la independencia judicial, en definitiva a la separación de poderes y contra el Estado de derecho.

¿Comparte el respaldo a la labor del fiscal Subirán que ya manifestó el fiscal jefe Anticorrupción?

—Sí, evidentemente, él lo hace con más conocimiento de causa. Estamos hablando de un caso en el que la competencia la tiene atribuida la Fiscalía Especial Anticorrupción y el jefe que tiene que decidir sobre este tema es el fiscal jefe, Alejandro Luzón. Lo que pasa es que, cuando hay coletazos como querellas contra el juez y el fiscal, ya salen de esta causa, y ya me corresponden a mí y a la Fiscalía de Balears.

Y el informe sobre la recusación del juez instructor, ¿a quién le corresponde?

—A Anticorrupción. Es algo que se refiere a la causa en concreto. Yo no tengo capacidad de decidir qué fiscal lo lleva. No tengo competencia. El fiscal no puede ser recusado, lo que sí puede es pedirse al superior jerárquico. Esto se ha planteado y tampoco soy yo quien tiene que decidir sobre ese tema.

¿Qué piensa de los mensajes enviados por el juez y el fiscal a la ‘madame’?

—Esto son temas muy complicados porque se trata de un testigo protegido, de una persona que, según dice ella, le han intentado sobornar, le han dado una paliza, que es algo objetivo… Yo ni intento justificar ni criticar la actuación. Que el juez y el fiscal den respaldo a una persona que es vulnerable y que está colaborando en una causa es comprensible. Después vendrá lo que vendrá, porque a toro pasado todos somos toreros. El problema es que muchas veces se saca de contexto una expresión y una frase y la intención del que habla se puede entender de forma distinta a lo que pretendía.

El año que viene termina su mandato, ¿quiere repetir?

—Me he comprometido a pedir la renovación con los compañeros de aquí y lo voy a hacer. Espero que me la den y si no me la dan tampoco pasa nada porque puede venir otro que lo haga mejor que yo, y el ministerio fiscal funcionará estupendamente bien. Soy el fiscal jefe más antiguo de toda España.

¿Se ha planteado crear una Fiscalía provincial en Balears?

—Se estuvo discutiendo en la última junta fiscales superiores. Estuvimos interesándonos para que todas las fiscalías que aún están sin desdoblarse, como es ésta lo hagan, por un lado esté la Fiscalía Superior y, por otro la provincial.

¿Qué supondría ese desdoblamiento?

—Todas las comunidades pluriprovinciales están desdobladas y Madrid también. En principio, el fiscal superior es quien tiene que coordinar todas las áreas y, además, es el representante del ministerio fiscal en la comunidad. La provincial estaría más en el día a día de la actuación de los fiscales en los distintos procedimientos, salvo los que correspondan al TSJB.

¿Cómo está ahora de medios la Fiscalía?

—La Administración de Justicia siempre ha sido la cenicienta de la Administración. Sin embargo, ahora estamos en una situación que, visto como estábamos, no podemos quejarnos en exceso. Por parte del Ministerio se viene haciendo un esfuerzo para que vaya mejorando la situación de la justicia en general y de la Fiscalía en particular.

Muchos fiscales se han quejado de problemas informáticos.

—Quejas, siempre hay quejas, porque a la gente siempre le gusta quejarse. Que con eso no quiero quitar razón a los fiscales, que la tienen. La gente también es reacia a cualquier cambio y si encima, tienes que entrar en un sistema y dejar lo que has hecho desde que entraste en la carrera, que es usar el papel, pues la gente lo teme. El papel tiene que ser sustituido. No hay vuelta atrás y hay que adaptarse.

¿Han terminado las diligencias por la participación de menores en manifestaciones por el 1-O?

—Siguen abiertas. La Fiscalía siempre que hay un hecho que pueden ser delito se puede abrir diligencias informativas.

DNI

Bartomeu Barceló fue el primer mallorquín en ocupar el cargo de fiscal superior de Balears tras ser designado en el año 2002. Ningún otro cargo institucional lleva tantos años al frente en las Islas.

Aficionado a la equitación y a la buena mesa, posee distinciones como la Cruz de Honor de San Raimundo de Peñafort.

Es reconocido por su carácter conciliador a la hora de calmar conflictos. También tiene fama de ser un incansable narrador de anécdotas.