«Estamos retrocediendo y deberíamos preguntarnos por qué hemos pasado de entre ocho y diez muertes al año, que ya son muchas, a una veintena en este 2017 y eso debe llevarnos a reflexionar en qué estamos fallando. Estas cifras son inasumibles, terroríficas». Son palabras del oficial de la Policía Local de Santa Eulària, Pepe López, agente del gabinete técnico especializado en cuestiones como la Seguridad Vial.

El 2017 se ha significado como un año especialmente trágico en las carreteras de las Pitiusas, con una veintena de muertes en accidentes de tráfico -18 en Ibiza y dos en Formentera-. Ante esta situación, los agentes implicados en la seguridad vial hacen hincapié en que la educación y concienciación de los conductores es fundamental para reducir los factores de riesgo: «Ese casi que acaba desembocando en un accidente que a veces tiene consecuencias fatídicas», indica.

Los diferentes organismos y estamentos implicados expresan su preocupación por unas cifras que califican como «muy preocupantes», que tienen varias lecturas y ninguna de ellas invita al optimismo. En este sentido, López hace hincapié en que, «dadas las características de la isla, es necesario una unificación o mayor coordinación de los servicios de la Guardia Civil, Tráfico y las diferentes policías locales. Tenemos una isla que cambia mucho en temporada y hay que actuar con más vigilancia, más controles, pero tampoco podemos olvidarnos de educar a los residentes». En este sentido recuerda que prácticamente la mitad de las muertes se han dado entre enero-abril y noviembre-diciembre, y un factor añadido: quince de los veinte muertos eran naturales o residentes de la isla. «Los datos desmontan la creencia de que los accidentes son cosa de los turistas», apunta López, quien, no obstante, añade que sí que es cierto que en verano se concentran el grueso de los accidentes, aunque son en su mayoría menos graves o leves.

«Hay accidentes por muchas causas, pero al final la ingesta de alcohol y los excesos de velocidad son los factores presentes en un elevado porcentaje de los siniestros mortales», argumenta López, quien hizo hincapié en que los conductores «deben asumir que el hecho de ponerse al volante de un vehículo ya conlleva un factor de riesgo. Además de esto, el conductor también tiene que tener muy presente que infringir la ley no puede salir gratis». En este sentido, indica que la presencia de controles de tráfico o de sistemas como radares envían un mensaje claro al conductor que llega a Ibiza pensando que aquí vale todo. En este apartado destaca la conducción de los motoristas, el segmento de conductores que salen peor parados de los accidentes. De hecho, prácticamente la mitad de las víctimas mortales de 2017 eran motoristas.

Educar y concienciar

El oficial experto en materia de tráfico advierte que «el conductor de una moto, al ser un vehículo más pequeño, puede tener la sensación de cierta impunidad y de que no se castiga el hecho de adelantar rebasando una línea continua o circular de forma incorrecta por la derecha, y es ahí donde hay que actuar porque las infracciones leves suelen dar paso a otras más graves y que suponen un mayor riesgo para los otros conductores presentes en la carretera».

López destaca los efectos positivos de la seguridad vial desde bien pequeños y expone una serie de consejos o premisas básicas para cambiar la tendencia negativa tras unos años de descensos en la cifra de muertos en la carretera. En este sentido, incide en la percepción del riesgo. «La gente lo tiene muy bajo. Un buen conductor debe valorar todas las posibilidades y prevenir acontecimientos como un peatón que cruza. Los detalles son vitales y desgraciadamente cada vez hay más conductores que atienden el teléfono e incluso escriben mensajes. Esas actitudes hay que erradicarlas y son aspectos que no se tienen en cuenta a la hora de enseñar al futuro conductor», lamenta.
«La carretera, su estado, también influye en gran medida y la prueba más evidente es la carretera de Sant Antoni, una vía que antaño era uno de los puntos negros más críticos de Europa y ahora apenas registra accidentes mortales», argumenta el oficial de la Policía Local, que insiste en que el desdoblamiento de la carretera de Santa Eulària es una «necesidad vital. Ahora mantenemos puntos negros como Ca na Negreta o algunos tramos en Sant Carles». No obstante, subraya que en la zona urbana de Santa Eulària no se registran víctimas mortales desde hace unos diez años. «Una buena calle y una buena señalización es un plus para tener una mayor seguridad», concluye López.