Las empedradas calles de Dalt Vila, normalmente desiertas en invierno, vivieron ayer un inusual trasiego de gente atraída por las visitas guiadas gratuitas que Amics d’Eivissa, una asociación sin ánimo de lucro, organiza desde hace años para dar a conocer la riqueza patrimonial y cultural de la isla. Silvia Lovazzano, la guía de esta visita, destacó el enorme interés que están despertando este año las visitas. «No esperábamos tanta gente. Iba a ser solo una y al final se van a hacer tres porque hemos recibido cientos de peticiones», aseguró. Las otras dos se celebrarán los próximos 21 y 28 de enero y, visto el éxito de la primera, los organizadores ya comentaban que tendrían que buscar un micrófono para que todo el mundo pudiera escuchar las explicaciones.

A las 11 en punto de la mañana, un centenar de personas se concentraban frente al Portal Nou donde Lovazzano hizo una pequeña introducción sobre los orígenes de Ibiza, una isla que, como explicó, toma su nombre del dios egipcio Bes: «Los fenicios la llamaron así porque en la isla no había animales dañinos y pensaron que estaba protegida por Bes, el dios de la vida».

La visita permitió a los visitantes conocer curiosidades como el significado del cordón que rodea la muralla en su parte superior. «Al llegar a una determinada altura durante su construcción, le hacían este cordón como símbolo de que la plaza ya era defendible y para que el enemigo tuviera claro que se iba a encontrar defensa y artillería», señaló la guía.

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Aunque el autor original de las murallas fue el ingeniero italiano Juan Bautista Calvi, a quien sucedió Jacobo Fratín tras la prematura muerte del primero, los maestros de obra eran los encargados de construir piedra a piedra las murallas de acuerdo con los planos de los ingenieros. Lo que no todos saben es que estos obreros se permitieron la licencia de hacer el túnel de Soto Fosc como vía de escape para la población en caso de invasión.

Entre el numeroso público asistente había personas mayores, jóvenes e incluso familias con niños con interés por conocer el patrimonio de la isla. «La gente dice que ha paseado mil veces por aquí pero quieren que se les explique algo», señala Silvia Lovazzano. Las italianas Teresa y Federica, residentes en Ibiza, se quejaban de la falta de actividades en invierno. «Las instituciones de la isla deberían organizar estas visitas porque hay mucha gente interesada», lamentaron. «Tendrían que hacer más cosas de esta. A museos sí que había ido pero es la primera visita guiada por Dalt Vila», afirmaba Yolanda.

Carmen, una ibicenca interesada por la «conocer nuestra historia y las de los antepasados», daba un tirón de orejas a las instituciones. «Deberían tomar nota y emplear el dinero en organizar actividades como esta», afirmaba.