María Costa Marín, documentalista del hospital Can Misses.

Quería estudiar Periodismo pero no le dio nota y su vida profesional fue por otros derroteros: la documentación. En la actualidad trabaja de documentalista en el hospital Can Misses, un ámbito muy conocido para ella porque parte de su familia ha trabajado o lo hace en la actualidad.

¿Cuántos miembros de su familia han pasado por el hospital ?

—Mi madre es auxiliar de la consulta de maxilofacial, mi hermana es fisioterapeuta, mi tío es enfermero de Oftalmología y mi abuela trabajaba en la lavandería del hospital. Cuando acabé las prácticas empecé en la rama sanitaria en Barcelona, en la Agencia de Salud Pública y en el hospital Sant Joan de Déu, luego salió la plaza de Can Misses y me presenté.

Está muy familiarizada con el hospital.

—Para mí era como una segunda casa porque mi madre cuando trabajaba en Quirófano hacía guardias. Recuerdo venir a verla los domingos por la tarde y jugar con los hijos de otros compañeros de mi madre en la cafetería. Antes era como una pequeña familia.

¿Cómo no se dedicó a la sanidad?

—Si ahora rebobinara creo que no me importaría estudiar algo de la rama sanitaria. En tercero de BUP y COU estaba muy flipada con que quería hacer Periodismo pero no me dio la nota. Puse Biblioteconomía de segunda opción y no me arrepiento de lo que he estudiado. Es una carrera muy técnica y te sientes muy útil porque rápidamente puedes ayudar a la gente. Es un aspecto que en los currículums de las carreras sanitarias se trata muy poco, el tema de la investigación y la búsqueda bibliográfica. La gente se apoya en ti y te sientes útil.

Pues creo que no se arrepiente de su elección.

—No, para nada. Lo he vivido en casa, viendo a mi marido que tenía un horario muy malo, es un trabajo muy sacrificado. Es una licenciatura y creo que no se valora lo suficiente la profesión de periodista, se tiene muy frivolizado el tema.

¿Se considera un ratón de biblioteca?

—Soy un poco ratón de biblioteca porque me gusta esconderme mucho para trabajar, me gusta estar sola y en eso, sí. Actualmente, con todos los avances en documentación, el papel ha desaparecido y está todo en la red. El concepto de biblioteca, en determinados ámbitos, se está esfumando.

¿Qué es lo más curioso que le han pedido como documentalista?

—La gente te pide cosas muy enrevesadas pero tú no eres médico ni enfermero. Cuando te vienen a buscar es porque no han encontrado nada y, a veces, tienes que rebuscar o llamar por teléfono y preguntar. Tienes que meterte mucho en el tema para entender lo que te están pidiendo y saber buscarlo para encontrar algo.

Al final ha acabado inmersa en el mundo sanitario.

—Me siento muy útil porque pienso que el personal sanitario ha de estar actualizado y formado para que les lleguen las novedades y poder aprender. Tienes que estar constantemente informado porque la tecnología y la medicina avanza. Soy una parte del engranaje para que los médicos estén formados y me siento muy viva en poder ayudarles en eso.

Me cuesta pensar que le guste estar sola en trabajo porque está implicada en la Unidad de Seguridad del Paciente y, además, en otros temas como la decoración navideña del hospital.

—Porque si no es muy aburrido. A mí me gusta hacer cosas por la gente y para que haya un poco de vidilla.

¿Por qué después de trabajar en Barcelona decidió regresar a Ibiza?

—Esta es una conversación que tuve con un cardiólogo de Sant Joan de Déu que me hizo esa reflexión porque profesionalmente podía crecer. En ese momento, mi pareja, Pere, y mis padres estaban en Ibiza. Estaba harta de coger aviones y tirarme 45 minutos cada día en el metro para llegar al hospital. Me tiró el estilo de vida.

¿Está satisfecha del cambio?

—Sí, porque no he dejado de hacer cosas e incluso continué participando con Sant Joan de Deu. El Área de Salud cuenta con muy buenos profesionales. A veces en las redes sociales lees cosas y pienso que la gente, en general, está poco informada y habla gratuitamente. Hay muy buenos profesionales que pasan muy desapercibidos y tendrían que despuntar más. Gracias a esa gente que cree en su trabajo se hacen grandes los hospitales y las empresas. Pienso que los de arriba deberían creer más en el capital humano y darle más fuerza a la gente.

¿Qué es lo que más le gusta de su trabajo?

—Que la gente te haga partícipe de su trabajo, que formas parte del equipo y que aportes algo útil de lo que se está cociendo. Una de las experiencias guays del trabajo ha sido la USP, un punto de inflexión. Me ha permitido hacer cosas que, por mi trabajo, no me corresponde. El hospital y la USP no somos nosotros sino todos los usuarios. El trabajo con los institutos ha sido muy guay.

¿Qué le ha aportado su trabajo?

—Me da vida, me gusta liarme en cosas porque si no es muy aburrido.

¿Recuerda cómo fue su primer día de trabajo?

—Sí, pero pasó sin pena ni gloria. A mí me hace mucha gracia que los primeros días de trabajar o los anteriores tienes una sensación extraña, parece que nunca te vas a acostumbrar a ese puesto ni vas a tener amigos. Y cuando miras atrás, piensas en toda la gente guay que has encontrado.

¿Qué es lo que menos le gusta de su trabajo?

—Que la política entre demasiado en la gestión sanitaria. Me gustaría que se creyera más en las personas y no en los cargos, ni en el carnet. Eso es lo que más me resbala.

DATOS

• Nació en Ibiza el 28 de octubre de 1978.

• Estudió en la Universidad de Barcelona la diplomatura de Biblioteconomia y Documentación y la licenciatura en Documentación.

• Ha estado trabajando en el hospital Sant Joan de Déu y la Agencia de Salud Pública de Barcelona. Desde abril de 2008 es documentalista en Can Misses.