El año ha empezado con noticias inesperadas para Vara de Rey. Al cierre de Casa Domingo o Can Vadell, entre otros, se suma el traslado de Ibifoto y la bajada de persiana de la emblemática librería Vara de Rey. Casualidad o no, varios de estos locales dicen que la peatonalización del paseo es uno de los motivos.

«Es un cúmulo de circunstancias. En nuestro caso concreto, la peatonalización nos ha afectado en las ventas. Ha bajado mucho el flujo de gente, pero también hemos tenido una mala campaña escolar y un descenso gradual, desde hace años, en ventas de prensa y revistas. Todo ello ha hecho que vayamos a menos y la situación no sea sostenible», explica Santiago Marí, propietario de la librería que cerrará el próximo 10 de febrero después de más de 40 años de trayectoria. Ni siquiera que el local sea de su propiedad ha conseguido alargar la vida de la librería. «De momento no tenemos ningún proyecto para el local ni se ha cerrado negociación con nadie para alquilarlo», añade.

En la misma situación se encuentra Ibifoto. La tienda de fotografía también cerrará en unas semanas con la diferencia de que no será un cierre definitivo ya que seguirán con el negocio a unas calles de Vara de Rey. «En febrero caduca el alquiler que teníamos, entonces el precio sube y nos trasladamos a otro lado porque no podemos hacer frente a ese gasto», cuenta Pepa Ribas, quien lleva 22 años detrás del mostrador. «Da mucha pena, es toda una vida, pero lo que se pide es excesivo y ni siquiera se ha intentado negociar el precio. No podríamos vivir con lo que nos piden», matiza.

Ribas afirma que a raíz de la peatonalización de la zona, las ventas han disminuido. «Ahora es más tranquilo, sí, pero la gente de la isla es muy ‘vaga’ y están acostumbrados a aparcar en la puerta. Mis clientes me dicen: ‘Me cuesta la vida venir’ y todo por el simple hecho de no poder llegar en coche o moto hasta aquí». Ibifoto se despide de Vara de Rey para empezar su nueva etapa en la calle Obispo Huix, una calle que «permite aparcar el coche unos minutos para poder comprar», explica Ribas. De este modo, cuenta que su clientela ha aplaudido la decisión y, aunque con pena, es consciente del cambio que está sufriendo Vara de Rey. «Renovarse o morir», dice con una sonrisa.

Se pierde la esencia

Casa Domingo también se despide del paseo. Esta histórica tienda de ropa contaba hace unas semanas a este periódico que bajaba la persiana por la jubilación de su propietaria. «Me gustaría mucho traspasarlo, porque es mi casa y donde he trabajado toda la vida, pero si no se puede lo alquilaremos cuando encontremos un inquilino», explica Pepita Guasch, propietaria del local junto con su hermano.

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Respecto a la prohibición de la circulación por el paseo, Guasch dice que Vara de Rey «es una plaza que no está madura, aún le queda». En este sentido, explica que «las plazas de aparcamiento que han quitado de aquí no creo que afecten a las ventas porque yo siempre veía las mismas matrículas que serían de los empleados de la zona. Que no me digan que la gente venía aquí a aparcar porque no se podía». Para ella, ni la peatonalización es el problema de la bajada en el flujo de gente, ni tampoco las rentas de alquiler. «Me imagino que los que se van, como Ibifoto, es porque tenían una renta muy antigua y se la habrán subido, pero creo que será muy parecida a la que se paga, por ejemplo, en Bartomeu Roselló», añade.

Joan Riera, dueño del restaurante Ca n’Alfredo, también tiene su propia opinión sobre lo que está ocurriendo en la zona. «La transformación es evidente, Ibiza está cambiando. Lo que está claro es que, ahora mismo, alquilar un local en Vara de Rey es un lujo».

Riera dice que los alquileres están entre los 6.000 y los 15.000 euros, lo que supone, en algunos casos, hasta tres veces más de lo que se pagaba con las rentas antiguas. «Por pedir que no quede, pero no sé qué negocio puede dar tanto dinero para poder pagar 6.000 euros mensuales por el alquiler», puntualiza. Incluso a él, que todavía no piensa en bajar la persiana, le han llegado a hacer ofertas.

«Da pena que cierren locales emblemáticos, pero el tema va cambiando. He vivido todos los cambios habidos y por haber. He conocido el Cine Serra, un bar que se llamaba La Alhambra... y ahora veo que en el solar del cine se está construyendo un hotel de cinco estrellas. Es ley de vida», cuenta Riera. Bajo su punto de vista, tanto la Marina, como Vara de Rey y Dalt Vila tienen que ser zonas peatonalizadas y hay que hacer autocrítica y pensar que «quizás el tipo de negocio que hay por aquí no funcione porque cerca hay franquicias que venden más barato. Sin embargo, los negocios de hostelería funcionan todos».

EL APUNTE

Los vecinos de la isla muestran su «tristeza» por el cierre de varios locales

María vive a escasas calles de Vara de Rey y es asidua a los locales del paseo. «Llevo toda la vida comprando por aquí y, ahora, todo está cerrando. La Ibiza que yo he conocido ya no está y me da una tristeza enorme», cuenta. Lo mismo dicen Pepe y Marisol, quienes pasean, cada día, por la zona. Tristeza generalizada entre los vecinos de Vila que piden «que se frene esta sangría».